Encuentros

Tito Ramírez, con todo el sabor intacto

 

No es que Tito Ramírez vuelva, es que realmente nunca se fue, presente como ha estado en nuestras bandas sonoras a través de conciertos o entregas –propias o ajenas– deshornadas por su sello, Discos Antifaz. “El Prince” es el nuevo álbum con el que seguir alimentando nuestras almas y estanterías con su obra. Un disco donde se mantienen intactos los sabores y aromas latinos, soulful, pop y psicodélicos de su anterior entrega, pero con incursiones en otros territorios que miran hacia oriente o una Lluvia Púrpura –nada que ver con la del otro Prince– que pone fin al disco en forma de eficaz carta de amor a los Flamingos y al doo-wop. De todo ello, charlamos con el artista. (No te pierdas su directo, ver fechas restantes de la gira al final de la entrevista)

Empecemos por el principio. ¿Con qué sonidos se nutre Tito Ramírez cuando todavía ni sueña con acabar siendo El Prince? ¿Qué músicas te volaron la mente de jovencito?

Empiezo a interesarme un poco más por la música a los 13 años cuando en el barrio los de mi  pandilla recopilábamos cintas con lo que se pudiera salvar, según nuestro criterio claro, de las colecciones de discos de nuestros padres o tíos. Así, empece a escuchar a los clásicos: Beatles,  Shadows, Kinks, Rolling Stones, Elvis, T-Rex. Luego, un día, un colega del barrio me dejó una cinta de los Sex Pistols y ahí se jodió todo –ríe–. Junto a mi amigo de correrías de la infancia nos encerrábamos en su cuarto y pasábamos horas escuchando cosas tipo Damned, Vibrators, Stooges, Specials, Misfits, Cramps, Saints, mezcladas con Yardbirds, Animals,Them, Monks.

Recuerdo en concreto el día que, mientras sonaban Mitch Ryder and the Detroit Wheels, le comenté a mi compadre que últimamente sólo me apetecía escuchar música de los 60 o los 50. Él estaba pasando por el mismo proceso. Así es cómo llegué al Garage, la British Invasion, el Mersey Beat, el Rockabilly, el R&R de los 50 y sobre eso empecé a sentir preferencia hacia el R&B y el Soul.

En aquellos días, como es lógico, comprábamos y bicheábamos por tiendas de discos de segunda mano, rastrillos, etcétera, y fue inevitable acabar comprando un disco de Pérez Prado o algo de Cha-cha aunque fuera por la portada.

Era un sonido familiar, que escuchaban nuestros abuelos y nuestros padres, que por momentos me recordaba un poco a música de Semana Santa pero con ritmo bailable. Para mí era como escuchar música clásica: una apoteosis de arreglos interpretados con  exactitud milimétrica, casi matemática. De ahí al Boogaloo, hay un solo paso, y de aquello a la salsa otro. Luego en algún momento de todo aquel proceso, cómo no, James Brown se convirtió en otro de mis músicos de referencia por  su sonido pionero y salvaje. Otros que han sido grandes influencias para mí son Bo Diddley, Little Richard., King Coleman, Trini López, Question Mark & the Mysterians. Con los años, he ido conociendo sonidos mas oscuros,  caras B, escuchándolos en fiestas del rollo Sixties, de Soul y R&B, donde sonaban rarezas y donde he conocido otros estilos como el “popcorn”.

 

Al principio de tu andadura, cuando debutas con el bombazo de “Lonely Man”, casi daba la          sensación de que la cosa era un one-off. Un bombazo de Soul latino grabado por un tío enmascarado en un microsello creado para la ocasión. ¿Desde el principio te lo tomabas en serio o fue lo típico de una cosa que lleva a otra?

Yo tenía ese single ya grabado y lo iba a sacar Rufus Records, pero debido a la desgraciada muerte de Paco Rufus, me quedé sin sello. Siempre había querido tener una discográfica propia donde editar mis cosas, mis producciones y a otros artistas que me gustasen así que seguí mi sueño. Sacamos el single y la única información que se dio era el titulo y el nombre del artista, aludiendo a unas “cintas perdidas”. No había más texto ni imagen que acompañase al lanzamiento, el disco era un sobre con el single dentro. Lo que no me imaginaba es lo que vino después: los rumores, la especulación, la reventa y toda la vaina. La verdad es que no pensé que fuera a colar tan bien. Eso sí, ,gracias al hype del single, se generó una demanda que nos hizo estar tocando de cabeza de cartel de festivales cuando no llevábamos ni siete ensayos con la banda entera. Fue un poco locura. Estaba montando un repertorio de cero, no había versiones. Aquel primer año que estuvimos girando fue salvaje. Giramos por toda la península y llegamos a tocar suelo inglés compartiendo escenario con the Mummies y los Pretty Things. El spin-off de Inglaterra da para media revista de historias, y te echarías unas risas, pero tampoco se pueden contar aquí hasta que prescriban.

Hombre, en este punto no es que se acepten sino que se solicitan, en la medida de lo posible, anécdotas que describan los paisanajes que más te han cundido. ¡No jodamos!

Venga, por contar una que es graciosa y así más para toda la familia, la vez que tocamos en un Castillo, en Becilla de Valderaduey, Valladolid, en el ya legendario Phantom Fest. Nos contaba el actual dueño del castillo que en el siglo pasado había habido ahí rituales, orgías, tigres enjaulados, ya que el anterior propietario había sido un traficante de armas y el hombre era bastante excéntrico. Bien entrada la noche era nuestro turno, inspirado en esas historias, yo quería salir como un fantasma de la ópera, envuelto en una luz roja, capa y antifaz y con una calavera, saliendo de una de las torres situadas por encima del publico en plan Hamlet. Pero mi amigo y organizador del festival, Javi Funhouse, secundado por el que era entonces mi mánager, se empeñó en que hiciera mi aparición junto a su sobrino de ocho años que había venido con toda la familia. Que le diera el gusto, que no fuera de diva, blablablá. Y yo, como buen compadre y por contentar al muchacho y por no escucharlo, acabé cediendo, convirtiendo la que tenía que ser una misteriosa aparición satánica en un cuento de Disney… ¡o un cumpleaños con payaso a las tres de la mañana!

Da la sensación de que todo ha cambiado para que nada cambiara. Tu repertorio se ha afianzado y ha ganado en linealidad y definición. Y aún así, las fuentes son las mismas, el espíritu es el mismo, el gancho es el mismo. ¿Qué ha pasado en la vida y obra de Tito Ramírez desde su anterior álbum?

Bueno, las referencias pueden parecer las mismas, pero ha dado tiempo a desarrollar algunas con más  profundidad y adentrarme en nuevos horizontes. Mis superpoderes han aumentado, hay más instrumentación, más metales, más percusión y hasta un cuarteto de cuerdas. Otra diferencia bastante palpable es que este disco es mas rápido que el anterior. En “The Kink of Mambo” la primera cara es de medios tiempos, más popcorn. Se diría que, en aquel momento, yo quería frenar el mundo y, después de que el mundo parase por un obligado parón, me apeteció ponerlo a correr.

Este disco es aún más latino, psicodélico y soulful, pero en el fondo, si quitamos la paja y nos quedamos con el grano, con la melodía, la esencia sí sigue siendo R&B. Por citar una gran diferencia entre ambos discos, el anterior fue más espontáneo, un aquí-te-pillo-aquí-te-mato con los músicos: una foto del momento. “El Prince” está más pensado, trabajado. Tiene mucha más preproducción y producción, de la que se vuelve a ocupar mi amigo Óscar Martos de Greenville Records. Y, muy importante, para este disco contaba ya con la ayuda de toda la oficina de El Volcán Música, que me cuidan para que todo salga adelante.

También estás al cargo de Discos Antifaz, que saca a gente notable como Ian Kay, la misteriosa Mia Vergara o los Phantom Keys. Háblanos un poco de esa actividad y si puedes adelantar futuras referencias, más allá de tu álbum.

Sí. ¡Dirijo, junto a mi socio Peter, la que sin duda es la disquera más cool del planeta! Nuestro material es pura dinamita, y no lo digo porque sea mi sello, pero es que es verdad. Solemos editar preferentemente singles en siete pulgadas, canciones que pasan nuestro exigente filtro y que están destinadas a convertirse en hits para toda una nueva generación de dancers. Recientemente hemos editado el trallazo de los Phantom Keys, un EP de la nueva promesa del R&B ibérico, the Five Cannons y, a finales de marzo, sale a la venta el primer álbum de Ian Kay, francés-armenio afincado en Barcelona. El disco está grabado en Los Ángeles y las canciones son increíbles. Es un genio, graba él todos los instrumentos, tiene juventud, imagen, actitud, todo para triunfar. También vamos a sacar un single del aclamado Jason Joshua, artista afincado en Miami y nueva sensación mundial del Latin Soul.

Aprovecho para colocar la pregunta que tantos nos hacemos: ¿Por qué haces tiradas tan escuálidas de discos? ¡Que luego acaba la gente a facazos para hacerse con una copia de tus trabajos!

Pues en realidad uno no sabe cómo va a reaccionar el público y se lanzan ediciones que se van a poder manejar. En todo caso, y viendo la respuesta del público, hemos ido aumentando paulatinamente las tiradas. Para este álbum se han impreso mil copias de las que ya se han agotado más de la mitad en la preventa. Uno no deja nunca de sorprenderse al ver que la respuesta de la gente es tan buena.

Ok, ya eres El Prince, es oficial y al que se atreva a dudarlo sólo cabe desearle que no le falten piernas para correr. ¿Qué será lo siguiente? ¿Cómo piensas mantenerte en el trono?

Yo soy humilde y en verdad nunca estuve en el trono, ni fui rey de nada. “The Kink of Mambo” traducido vendría a ser algo así como “la perversión del mambo” o “el perverso del mambo”. El trono lo ocupan músicos eternos en sus respectivos géneros. Eso no quita que, como legitimo príncipe heredero de Perversia, mi aspiración sea reinar con mano dura con mi propio sonido y ser digno de toda esa herencia. Para aumentar el tamaño del imperio, estaremos conquistando territorios  través de una gran gira por toda la península y parte del extranjero. También hemos lanzado un ataque transatlántico ya que el disco se va a editar para este verano en EEUU con el sello Nu-Tone. ¡La dictadura de El Prince está más cerca!

Texto: Alberto Valle

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