Encuentros

El Cuarto Verde, «hemos hecho un disco súper esperanzador»

No son unos recién llegados. La banda riojana presenta su sexto disco «Ondas de Choque», un nuevo tratado de rock en toda regla que servirá para combatir la rutina y liberar la mente, con una base crítica pero cargado de entusiasmo y esperanza.

Nos podéis contar brevemente vuestro background, cómo nace el grupo, quiénes formáis la banda en este momento y si habéis tenido otras bandas anteriores?

El Cuarto Verde arranca en 2005 por una necesidad expresiva, ojalá hubiera sido económica (que también) pero no teníamos talento para ello, teníamos una necesidad de comunicación casi nudista y la cara demasiado dura. Con el tiempo vas perfeccionando, puliendo, definiendo tu estilo y ya ves, después de 6 discos y 18 años seguimos en ello, pero con las cosas más claras. El Cuarto Verde son Odón (voz y guitarra), Deivis (Bajo), Miguel (guitarra) y Rubén (batería), y cosas paralelas ha habido, los Ohmnicidas, donde hoy en día todavía milita Deivis, son lo más destacable.

Sois de Logroño, ¿cómo se vive la ilusión de crear una banda en una ciudad alejada del circuito habitual?  (aunque hay que reconocer que el Stereo es único)

Somos gente de provincia, está claro, pero la curiosidad nos ha hecho movernos mucho, de hecho no hemos grabado ni una sola canción en La Rioja y creo que nos quedan cuatro provincias por pisar un escenario para completar el mapa. Es cierto que las oportunidades se dividen por 1000 en un lugar como este, pero la ilusión de crear una banda es la misma en Murcia que en Londres que en Alberite, luego la difusión es otra historia. Y sí, tío, el Stereo es lo mejor que le ha pasado a Logroño desde la derrota de los franceses en el Ebro.

Estáis con la promo de vuestro sexto álbum. Son muchos discos y muchas experiencias vividas. ¿Qué cambios habéis experimentado desde la primera vez que pusisteis el pie en un estudio hasta la última? ¿Hay algún aspecto que destaque en vuestra transición?

Más que cambios es una evolución coherente, recuerdo cuando grabamos la maqueta ‘Las hojas muertas sólo saben crujir’ hace 18 años, mucha intención, poca experiencia, pocos recursos (lo grabamos entre el local y la casa de un colega), ni puta idea de lo que era una claqueta y aun así según acabamos teníamos la sensación de haber grabado nuestra obra maestra a la primera, ahora acabamos de registrar ‘Ondas de choque’, sexto disco, en un estudio con un equipo muy potente, con unas canciones muy difíciles, con un técnico cojonudo, con unos instrumentos mucho mejores, empleando 10 veces más de tiempo y por supuesto mucho más resabiados que en aquella maqueta y a pesar de tener esa sensación de haber hecho un gran trabajo ya estás pensando en innovar de otra forma, en mejorar esos pasajes, en transmitir esta u otra sensación… la transición más destacable es escuchar la discografía de la banda, en orden, y ver una lógica en el crecimiento musical, cada disco es más enriquecedor y todos ellos representan un momento diferente y bien guapo de la banda.

Vuestra música bebe del rock clásico con una base bien estructurada en guitarras cañeras, base rítmica contundente y melodías que se agarran, ideales para ser cantadas en directo. ¿Con qué escenas os sentís más identificados, tanto nacional como internacional?

Es cierto, hay una base muy sólida basada en el rock y luego una amalgama de guiños, dejes, atrevimientos que rondan estilos que de una manera u otra también están dentro de nuestra forma de entender la música, hay psicodelia, hay mucho punk, indie, noise, yo que sé, si ni siquiera sabemos a qué suena todo eso, lo que hacemos es porque es de verdad, porque lo creamos y nos lo creemos y confiamos a pies juntillas en cada palabra y cada nota que queremos lanzar a las orejas de la peña. De verdad que no tenemos prejuicios, nos han metido en tantos sacos ya…

Las letras ofrecen ese contrapunto entre la reflexión profunda y la diversión. Temas como “Salud” y “La vida pesa” tienen cierta lírica melancólica, como de estar de vuelta de todo a base de “pequeñas derrotas”. Y como no sois unos jovencitos, ¿es una percepción acertada? ¿hasta qué punto estáis ya un poco de vuelta y en tal caso, por qué y de qué?

Que va tío, los problemas están ahí y les ponemos cara, La Bujía por ejemplo es un dardo a la diana, Tourmalet otro a la peña que sólo sabe quejarse y no menea sus huevos o sus tetas para cambiar todo aquello que merece la pena, Tú tienes reloj, nosotros el tiempo habla de la intoxicación de la rutina, de la dependencia del día a día y la invitación en el estribillo de mandarlo todo a tomar por culo pero no por estar de vuelta sino como un símbolo de liberación, Salud es una oda a los buenos momentos, que nosotros lo identificamos aquí con una salida a los Cameros o la Sierra Cantabria, se hizo en plena pandemia y era lo que más echábamos de menos. Creo que es un disco súper esperanzador, que si que tiene un punto canalla de saber pasar de lo que hay que pasar pero tiene mucho de plantar cara a los problemas y discernir lo que de verdad es relevante y debes cambiar en tu vida sin decirte lo que es.

Antonio Arias ha colaborado en “El caos..”, un tema cargado de fuerza y hasta rabia. ¿Cómo surge el encuentro y qué os ha aportado? ¿Qué habéis querido mostrar con este tema que en video se recoge con tal fiereza pese a la presencia de una bailarina?

Antonio es un baluarte de la música que se hace aquí, lo conocimos personalmente a través de la literatura en varias jornadas poéticas del Agosto Clandestino en años diferentes y  es un tipo atrevido, le gusta el riesgo, tiene mucho gusto, grandes discos y grandes canciones y encima es más majo que el copón, para nosotros un referente, así que el hecho de colaborar, más que su aportación, es el homenaje que nos hemos pegado de tenerle en Ondas de Choque.

El caos habla de abrir la cabeza, de no encasillarse (dice una de sus estrofas: politizamos las ideas y elegimos su ubicación a izquierda o a derecha, con la de espacio que hay ahí fuera…) de que todo es susceptible de cambio siempre que sea a mejor y que una pequeña chispa (o el aleteo de una mariposa como metáfora, que en este caso la representa la bailarina) puede ser el desencadenante de ello, de ahí los personajes con una primera vida, su muerte con la mariposa/bailarina y la resurrección con otra diferente, como el gusano, la crisálida y la mariposa, o la teoría del caos, no sé, está muy bien llevada esta letra y la expresión de esta canción.

Los solos de guitarras son muy recurrentes en vuestros temas.

Jajjaja, Miguel es un auténtico animal con las 6 cuerdas, y lo de animal es literal eh? no he visto un tío que maltrate más las cuerdas y le suenen mejor, es muy de riffs y trabaja por y para la canción. Yo con la guitarra tengo una labor más rítmica porque Deivis, bajista, tampoco da la misma nota seguida más de 2 o 3 segundos y luego Rubén, pura visceralidad, vomita a través de las baquetas… hay una combinación ganadora, esta formación es la 31 real.

¿Hay sitio para bandas como la vuestra con el panorama que vivimos, sin apoyos mediáticos ni casi radios, revistas, etc? ¿Cómo vivís esta situación? ¿Cuáles son vuestras expectativas?

Hemos sacado un trabajo muy interesante, hemos criado y mimado las 6 canciones con mucho esmero y ahora el resto del trabajo es de ellas. Está claro que las oportunidades son muy raras, y la forma de difundir la música hoy en día también, el consumo, la exposición de todas las formas de arte están cambiando pero yo creo que hay que aprender a confiar en tu trabajo sin esperar tanto a cambio, aferrarte e ello y defenderlo con uñas y dientes y el resto vendrá solo, todas las cosas bonitas que nos están pasando ya son un regalo al esfuerzo que hemos empleado en hacer este disco, que de verdad que ha sido muy grande. De comer y vivir de ello ya si eso hablamos otro día.

Texto: Daniel Miralles

 

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