Encuentros

Charnego, la rabia como gasolina sin olvidar el humor

Aunque reconocen ser madrileños de adopción, los componentes de Charnego provienen de puntos geográficos bien distintos: David Moralejo (guitarra) es de León, Álvaro Marcos (guitarra y voz) de Gijón, Pablo Garnelo (bajo) de Vigo y Marco Lipparelli (batería) de Roma. Curtidos en varios grupos previos, llevan ya unos cuantos años juntándose con el único objetivo de desfogarse y pasarlo bien juntos, pero han consolidado el proyecto con la edición de su debut discográfico: Regreso al Futuro (Repetidor, 2023), que ya reseñamos en Ruta66 en el número de marzo. Nos hemos puesto al habla con Álvaro para que nos cuente de los comienzos del grupo y de la grabación del disco.

¿Cómo decidisteis formar la banda? ¿Os conocíais ya de antes?

Dave y yo (Álvaro) llevábamos tiempo con ganas de montar algo paralelo a Atención Tsunami y más zapatillero. Se lo comentamos a Pablo, amigo nuestro y por entonces en Biznaga, al que conocíamos de los tiempos en que los Atención Tsunami teníamos un grupo anterior de post-rock, Healthcontrol, y él, en Galicia, otro de post-todo, Why Go?, con los que hacíamos muy buenas migas. A Marco lo conocimos cuando coincidimos Atención Tsunami y Being Berber en un festival y fue amor a primera vista. Un día Dave y yo íbamos hablando por la calle de lo de montar otro grupo y nos cruzamos de pura casualidad con Marco, en la plaza de la Luna, se lo propusimos y a bocajarro y el tío como es así se subió al carro sin pensárselo. Luego ya no le hemos dejado bajar.

¿Teníais en mente hacer un sonido en especial cuando se monta el grupo? ¿qué influencias podrían definir el sonido que lográis?

Dave y yo teníamos la idea inicial de hacer algo rollo At the Drive In, pero cuando nos juntamos con Pablo y Marco y empezamos a improvisar en el local lo que salió al principio se parecía bastante más a The Mars Volta. Luego la cosa fue tirando ya hacia Def con Dos (risas). Bueno, como en la mayoría de grupos la paleta de influencias en realidad es muy amplia, pero creo que lo que más aflora son referencias post-core, punk y algún toque jazzy y no wave en los vientos. A ver, nombres evidentes, por ejemplo: Cuchillo de Fuego, Metz, Lisabö, Unwound, Picore, Drive Like Yehu, The Lounge Lizards, Habitar la Mar, Horse Lords…

¿Cómo se decide el nombre de Charnego?

Por cachondeo y por una mezcla de razones. Muchos términos despectivos, como «charnego», merecen una segunda vida, no ofensiva. Tiene resonancias bastardas y mestizas y también es el nombre de un perro mezcla de razas y de hábitos nocturnos. Nos iba al pelo.

¿Dónde ensayáis habitualmente?

Pues… ¡no ensayamos! (risas). Marco vive ahora en Castellón y yo en Barcelona y la dispersión geográfica complica mucho la cosa, pero cuando logramos juntarnos lo hacemos en el local de los Atención Tsunami en Carabanchel, El Observatorio.

 

¿Cómo decidís grabar disco? Contadme por favor por el proceso de grabación del mismo, la selección del estudio y cómo trabajasteis

Cuando pensamos en grabar algo, Pablo habló con Fran Meneses y Adolfo Párraga de Metropol Estudios (Madrid) y justo acababan de pillar de segunda mano una Tascam de ocho pistas con la que querían trastear un poco antes de montar un pequeño estudio analógico dentro de Metropol. Nosotros también estábamos en plan trastear, con las canciones aún por hacer, nos hacían precio y nos pareció que todo encajaba de puta madre para el experimento. De aquella, la mesa tenía un canal jodido, así que grabamos con siete pistas. Nos gusta pensar que esa es la clave de nuestro sonido: 7 pistas, ni una más ni una menos. Grabamos todo en riguroso directo y en pocas tomas. Fresquito y crudo. Las fluctuaciones de tempo y las gambas son claramente audibles (risas). No hubo maqueta previa, fue todo muy pim-pam y usamos la excusa de la grabación para acabar canciones entre el local y el estudio.

La portada tiene a un perro oliéndose el trasero. ¿Quién la hizo? ¿Por qué esa foto?

La foto se la robamos (con permiso) a Liliana Peligro y el diseño es de Josetxu L. Piñeiro. El título del disco, «Regreso al futuro», hace referencia a la sensación de vivir atrapados en un bucle de extracción, precariedad y eterno retorno de lo mismo, en el que el futuro, por más que sea el concepto de moda, no deja de ser un espejismo para la mayoría. El perro-uróboros que se huele el ojal en la portada expresa con elegancia esa idea de círculo vicioso.

¿Cuál es el proceso que seguís en la composición de las canciones? ¿En qué os inspiráis para las letras?

El estándar: alguien lleva una idea y el resto le da con el martillo hasta que no la reconoce ni su padre. En cuanto a las letras, políticamente el proyecto está claramente posicionado, creo que no hay ambigüedad en ese aspecto. El combustible es la rabia, pero sin renunciar al humor.

¿Qué planes tenéis a corto plazo para el grupo?

Tenemos una logística complicada viviendo en tres ciudades diferentes y con dos paternidades recientes, pero la intención es tocar todo lo que podamos porque al fin y al cabo todos vamos a morir. Tenemos conciertos cerrados de aquí a octubre en Sarria (Esmorga), Zaragoza (Arrebato), Denia (La Mistelera), Barcelona (Sardina Fest), Zamora (CubiPop), Madrid (TBA) y Salamanca (M.O.M.) y algún otro que está al cerrar. También hay plan de arrejuntarse en breve para finiquitar otro volquete de rumbas y sacar disco nuevo en 2024.

 

Texto: Tomás González Lezana

 

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