Encuentros

Ariel Rot, historia viva del rock en español

Foto: Marina Tomas

Ariel Rot anda presentando la reedición de uno de los discos más importantes de tu carrera, Hablando Solo (1997), el disco que hizo tras la disolución de Los Rodríguez y que dio varios clásicos de su repertorio. Era el tercer disco en solitario de su carrera, aunque puede verse como el inicio de la misma, ya que los dos primeros fueron un pequeño paréntesis entre las dos míticas bandas a las que prestó su guitarra, y sus composiciones, Tequila y los mencionados Rodríguez.

Tus dos primeros discos, principalmente el primero, están llenos de buenas canciones pero cuentan con una producción floja, muy anclada en su época, suenan poco a ti ¿te has llegado a plantear alguna vez recuperar alguna de esas canciones?

Hay algunas que he rescatado, «Debajo del puente» la sigo tocando, creo que es una canción que sigue teniendo vigencia, con un texto que hice con 23 años. Fue mi primer momento de tener un arrebato de composición, porque con Tequila componíamos con Alejo, pero de una manera más juvenil…

¿Alejo se encargaba de las letras?

No, no, Alejo hacía un gran porcentaje de cada letra pero las hacíamos juntos, pero no era tan personal como las canciones de mi primer disco en solitario. Debajo del puente es un disco muy personal y haciéndolo me dio una especie de fiebre creativa.

¿Es un disco que suena muy gótico?

Era un momento muy oscuro y yo quería retratar eso, era una manera de retratar mi crecimiento, de haber dejado de ser un chaval y hablar de temáticas casi juveniles, aunque el último disco de Tequila ya empieza a tocar algún tema más personal

Pero, volviendo a esos dos discos, esa época no la considero tanto porque fue algo muy puntual, no conseguí desarrollarlo. Conseguí grabar dos discos pero no conseguí tocarlos en directo

Por cierto, también en esa época, justo después del final de Tequila, también estuvo tu producción del Persecución de Los Pistones, un muy bien disco en el que se incluye una de tus grandes canciones, «El Pistolero» ¿Cómo terminó esa canción en el disco? ¿Nunca pensaste en reservarla para ti, en un momento que comenzaba tu andadura en solitario?

Pues en primer lugar no sabía si yo iba a volver grabar un disco mío, cuando terminó Tequila comencé a grabar con Pistones y hubo una preproducción de seis meses en los que yo iba al local como si fuera mi banda y tocaba la guitarra con ellos, compusimos muchas canciones juntos en ese disco. Quedó un disco muy fresco, es una pena que Los Pistones se quedaran ahí…

Hablando Solo apareció en 1997, en plena ola de éxito del recopilatorio final de Los Rodríguez, ¿hubo algún momento en el que pensaras que estabais cometiendo un error al romper la banda?

No, no, es verdad que fue el momento en el que nos volvimos inmensamente populares pero la decisión ya estaba tomada , tanto Andrés como yo habíamos avanzado mucho en nuestros discos.

Hablando de eso, el disco salió un poco antes que el Alta Suciedad de Calamaro, ¿había cierto espíritu competitivo entre vosotros en aquella época?

Yo fui a la casa de Andrés y me puso las demos, él tenía su estudio ahí y dije “caramba. ¡qué disco está haciendo Andrés!”. Eran unos temas que escucharlos de golpe asustaban ya. Obviamente, despertó en mí algo en plan de aquí hay que poner toda la carne en el asador.

Pensándolo ahora, un disco de Los Rodríguez en el 97 con el material que teníais ambos hubiera sido increíble…

Sí, pero la separación era necesaria, por distintos motivos, no había vuelta atrás. Para mí fue un momento de mucha felicidad y de por fin encarar un proyecto, empezó siendo una cosa pequeña, con esta banda con la que vuelvo a salir ahora de gira, tocando mucho en garitos. Empecé muy de abajo realmente, pero estaba muy feliz.

Pero también es una época totalmente distinta a nivel de industria, el disco lo tocas al final con los Attractions ¿no echas de menos esos tiempos en los que los músicos se podían permitir un capricho tan especial como el de contar con una de las mejores bandas de acompañamiento de todos los tiempos en su disco?

Sí, no sé si echar de menos, pero era otro mundo totalmente distinto, otra forma de grabar. Entrar a un estudio a grabar un disco era un momento sagrado, se definía todo en muy pocos días y eso quedaba para siempre. Te cobraban por horas y eran caros, tenías que llevar las cosas claras. Además antes era algo así como si le echabas más sal de la debida a los espaguetis luego no se la podías quitar. Hoy en día todo se puede seguir retocando infinitamente pero, en ese momento, en pocas horas se definía cómo iba a sonar una canción para siempre. Era muy difícil recuperar una mezcla.

Por cierto ¿cuál es tu favorito de Costello con los Attractions?

Ahora no recuerdo, era muy fan de Costello y me parecía que los Attractions hacían pop experimental. En esa grabación vi a unos músicos trabajando de una manera que nunca había visto, con un afán de experimentar en el estudio, de buscar cosas nuevas, de tomarse el tiempo que hiciera falta para dar con la clave y con la esencia de cada canción.

La mano de los Attractions se nota mucho en el disco, principalmente en temas como «Vicios caros», donde el órgano de Steve Nieve se convierte en una pieza esencial, ¿no?

Él inventó ese arreglo, no existía. Sí, esa grabación la hicimos sin Bruce Thomas, porque de noche no grababa, se iba a escribir, era un acuerdo previo que teníamos, entonces en esa canción toco yo el bajo y en realidad la grabamos sin bajo, y es difícil percibirlo, pero Steve toca ciertos bajos con los pies en el Hammond.

Era un ensayo, estábamos viendo cómo la íbamos a grabar el día siguiente pero es que esa toma fue tan mágica e irrepetible que al final fue la que salió en el disco. Intentamos repetirla para hacerla más oficial pero no conseguimos captar esa magia otra vez.

Es increíble pensar en una producción así con la situación que hay ahora, después de que el COVID haya demostrado que la industria musical española es muy enclenque y en cuanto pasa algo con los directos, la gran mayoría de músicos, a los que la gente no pone cara, lo pasa muy mal. ¿Cómo ves estos tiempos tú que has vivido los momentos de vacas gordas?

Todo ha cambiado radicalmente, de primeras la industria musical ya no es la industria del disco, se acabó la industria del disco y las compañías sobreviven de otra manera. Han tenido que reinventar totalmente el modelo.

Los músicos que vendíamos discos también hemos notado una gran diferencia, en cuanto a royalties, derechos de autor, etc… Todo eso se fue, nos quedaba el directo pero el rock para grandes salas, estadios, bueno para el gran público, es solamente para unos pocos elegidos, el rock siempre fue, y siempre seguirá siendo, un sitio de salas pequeñas y a mí me encanta eso. Aunque es evidente que un boom como el que tuvimos nosotros te da muchas cosas, pero esa sensación de ir a tocar a una sala y la conexión entre público y músicos esa es la esencia del rock para mí.

El disco se abría con la que puede que sea tu canción más conocida de tu carrera en solitario, «Baile de ilusiones», un rock & roll que puede recordar a tus tiempos de Tequila y tiene ese punto Stones, con sección de vientos, piano y esa guitarra solista salida de los Chuck Berry Fields Forever, ¿se podría decir que los Stones y en concreto Keith Richards han sido la influencia más grande y longeva en tu carrera?

Fue mi primera influencia, más que la más grande, porque después he coqueteado con muchísimas otras cosas, swing, música latina, con la música argentina y mis milongas, y mis cosas, y con todo eso logré un sonido mío particular, pero sigo disfrutando mucho de tocar un rock & roll puro también.

Es quizás el disco más significativo de tu carrera, se encentra el rock & roll de Tequila, «Baile de ilusiones», los coqueteos con el reggae en otro de los grandes clásico del disco, «Vicios caros», las baladas marca de la casa, el rock mestizo de Los Rodríguez, por ejemplo en «Colgado de la luna», o «Al amanecer», que me parece un gran tema de power pop con una melodía muy certera…

Mira ahora que he estado revisando el disco me he dado cuenta de que muchas canciones se han convertido en clásicos para mi público. Son temas que nunca he dejado de tocar, incluso un tema instrumental como el comedor de pizza se ha convertido en un clásico mío, está «Vicios caros», está «Al amanecer», aunque lo dejé de tocar, aunque ahora la rescatamos, igual que otras que hace mucho que no tocaba… Pero hay algún clásico más como «Colgado de la luna» que es un tema muy potente. Gran parte de mi repertorio habitual sale de ese primer disco y de Cenizas en el aire.

También está la canción con Fito Páez

AR: Buah, esa es una pasada de canción, «Mil mentiras y una verdad», que la toqué muy poco en directo, solo alguna vez que vino Fito de invitado, pero es un tema muy difícil, tiene un montón de acordes, aunque es otra de la que estamos recuperando

¿Cómo surgió esa canción y esa colaboración?

Esa canción tiene una historia genial detrás, había sacado toda esa música, sin letra, con la melodía un poco vaga y pensé, qué buenos acordes, pero nunca va a ser una canción esto porque es muy difícil, en una secuencia de acordes tan elaborados, meter una melodía ahí dentro, y entonces me llegó una carta de Sergio Makaroff, que en ese momento todavía nos escribíamos en papel, con una letra, «Mil mentiras y una verdad», y me la puse delante del piano y empecé a tocar esos acordes y encajó toda la letra a la perfección, fue un momento mágico, y se lo dije a Sergio, ocurrió un milagro, conseguí encajar esa letra que me mandaste en una música que me encantaba.

Y luego está la visita de Fito al estudio, yo junté a Fito Páez con los Attractions en una noche. Fito se tuvo que desviar del camino de su gira  para poder estar con nosotros esa noche. Llegó después de comer y estuvimos como cuatro o cinco horas tocando, fue una noche increíble. Y es todo en directo, el único overdub que hay es el solo de guitarra. Todo lo demás son cinco músicos tocando juntos.

Quiero volver ahora a ese instrumental llamado «Confesiones de un comedor de pizza» donde se puede apreciar al gran guitarrista que eres, algo de lo que no se habla mucho y se te reconoce poco, es más siempre hablamos de la alargada sombra de Keith Richards pero, siendo solista, seguro que has tenido otros modelos ¿quién dirías que son tus influencias más claras en el instrumento?

Por supuesto que la dupla Keith Richards y Ronnie Wood para mí es lo que más me gusta.

¿Más que Keith y Mick Taylor?

Déjame terminar (risas) Para mí esa dupla es como un patrón libre de cómo dos guitarras funcionan con libertad total pero encajando perfectamente, eso es muy difícil de conseguir, solo con un guitarrista con el que toques mucho tiempo y a mí eso me parece muy espectacular. Taylor me encanta pero ahí los roles están muy definidos, solista y rítmico, lo que pasa con Keith y Ronnie en discos como Some Girls, para mí eso fue una gran escuela.

Pero nunca se habla de Bill Wyman, cuando se habla de los Stones, y todos los bajistas que quieran tocar rock tienen que escuchar a Bill Wyman, ayer me subí a un taxi con muy mal sonido y estaba sonando el «Start Me Up» y lo que más se escuchaba era el bajo y no se puede creer lo creativo y lo libre que son los bajos de Bill Wyman, tiene mucho que ver en el sonido de los Stones.

Pero, volviendo a los guitarristas, de influencias te puedo decir que hasta Atahualpa Yupanqui, pasando por Marc Ribot, por supuesto, Ry Cooder, a ver… De chico escuché muchos ‘guitar heroes’, Jimmy Page, Alvin Lee y a Clapton, pero no sé si me influyeron demasiado… Conceptualmente Harrison, con esa cosa de hacer solos cantables… (*NdA: Está claro que el guitarrista que hay en él no se quedó contento del todo y al día siguiente me hace llegar una lista de influencias con los siguientes nombres; Chuck Berry, T Bone Walker, Albert King, BB King, Johnny Winter, Santana (época Woodstock), Oscar Alemán, Claudio Gabis y “Pappo”)

Otro lujo fue la producción de Joe Blaney, con el que ya habías trabajado en el último disco de Los Rodríguez, y que también produciría el Honestidad Brutal de Calamaro, ¿a Blaney le eliges más por su trabajo en el Clics Modernos de Charly García o por el Combat Rock de los Clash?

No solo eso, también X-Pensive Winos, Prince… Charly García fue nuestro contacto con él, para que le dijera quiénes éramos. Pero, por supuesto, nos encantaba Combat Rock que fue su primer trabajo, estaba muy sorprendido cuando le llamaron los Clash, empezó muy arriba.

Sales en breve de  gira de presentación de esta reedición…

Vamos a hacer varias presentaciones pero en Madrid…

Sí, no he visto fecha en Madrid para presentar esta reedición, ¿cómo es eso?

Es que en Madrid toco con Kiko Veneno en las Noches del Botánico y quedaban fechas muy cercanas. Pero quiero hacer una segunda tanda antes de que termine el año.

Y lo haces con la banda que te acompañó en 1998 en la presentación original del disco, con Tito Dávila (teclados), Ricardo Marín (guitarra), Jacob Reguillón (bajo) y Pablo Serrano (batería). ¿Cuáles son las diferencias principales entre tocar con ellos y hacerlo con los Attractions?

Hombre con los Attractions fue otra cosa, estábamos tocando sí, pero para un disco, es muy diferente a tocar en directo, buscas el arreglo, haces cuatro o cinco tomas. Me imagino que si tú te pones a ensayar dos semanas con los Attractions para salir de gira, te puedes volver loco a la altura que puedes llegar. Son unos titanes y, por otro lado, son la inteligencia del pop.

Foto: Javier Salas

Volviendo a las Noches del Botánico con Kiko Veneno, donde vuelves a retomar ese maravilloso proyecto conjunto en directo que es Un país para escucharlo, ¿ya sabéis a quién vais a invitar a tocar con vosotros?

Sí  por supuesto, para lo del Botánico hay que organizarlo con tiempo, no sé si puedo decir muchos nombres… Pero no son nombre estelares, en este concierto en particular sí que queremos que el espíritu de Un país para escucharlo sea completo, queremos hacer el mapa en ese concierto, como representantes muy claros y muy genuinos de cada región de España, y cada estilo de música, va a estar presente Galicia, el País Vasco, Castilla, el Sur… Va a ser muy chulo.

Por cierto, aunque sea en días distintos, compartes cartel con Bob Dylan, supongo que tendrás ganas de verle, ¿te imaginas a los 82 años todavía encima de un escenario como él?

Bueno, hay que ser Bob Dylan para poder seguir tocando a los 82 años, no sé si me van a llamar a mí, pero sí que me veo tocando mientras pueda, no sé para qué tipo de auditorio. Pero llevo siendo músico desde los 7 años, tendría que ocurrir una desgracia para que dejara de tocar.

Por cierto, ahora estás con esta gira, en verano parece que vas a volver con la gira con Kiko, ¿cuándo vas a sacar tiempo para un nuevo disco? Ya hace 7 años desde La manada

No inminentemente, pero uno siempre piensa que tiene una gran obra guardada y que al algún momento puede volver a salir. Sí que extraño grabar, algo que hace mucho que no hacía y que estoy empezando a hacer en casa. No necesariamente mis canciones pero sí volver al estudio y tocar el bajo, hacer voces, divertirme en un estudio de verdad, porque aquí aprendí a usar hace poco el Logic y voy muy lento con todo eso. No es soporte el ordenador que me guste mucho.

Vi unas declaraciones tuyas que me llamaron mucho la atención y es que en España cada nueva generación de músicos ha surgido atacando a la anterior, a ti te paso un poco dos veces, primero con Tequila y la Movida y luego con Los Rodríguez y el indie…

Bueno, a Los Rodríguez nos han respetado bastante, aunque, desde luego, no hay una escena que vaya sumando como en Brasil o Argentina, donde por ejemplo Fito se junta con Ca7riel, que es un trapero

Por eso te quería preguntar por uno de los discos más vendidos y comentados de los últimos años aquí, que ha sido El Madrileño de C Tangana, en el que aparecen compañeros tuyos como Calamaro o Kiko Veneno, ¿qué te parece el fenómeno?

Está muy bien, es popular en el mejor sentido, marca la diferencia, sigue siendo un referente para los más jóvenes, pero de repente sale con esta cosa que es rescatar la tradición de la música española, desde lo más flamenco, o copla o rumba, hasta dos cosas que son más atípicas en el disco  que son Drexler y Andrés. A mí me ha parecido muy interesante como lo combina, con una producción renovada y con un nuevo lenguaje, a pesar de que venga de la tradición.

¿Crees posible un resurgimiento a nivel comercial del rock, que vuelva a conectar con la gente joven o crees que quedará solo como algo ‘underground’ o, casi peor, como algo un poco fosilizado como el jazz?

¿No le estamos pidiendo demasiado al rock? (risas) ¿A cuántas generaciones ha representado ya el rock? No ha habido un solo género en el Siglo XX, y parte del XXi, que haya unido a tantas generaciones, es una barbaridad.

Yo creo que, por primera vez, hay un cambio de paradigma muy importante, antes las rupturas eran, este hace rock de los 70 y yo hago punk, pero si tirabas un poco para atrás ya había cosas muy parecidas al punk…

Al final todo viene de Chuck Berry

Eso es, no cambiaba tanto, incluso la New Wave. Puede que en los 80 sí se rompiera algo más, pero duró muy poco. Pero después de la pandemia ya sí que podemos decir que ha habido un cambio de paradigma para la juventud claro. Ahora a la gente joven el rock le suena casi como a mí me sonaba el tango o Frank Sinatra cuando lo ponían en mi casa mis padres… Y no me molesta que sea así, no lo vivo pensando “qué horror”, es lo lógico, tiene que ser así.

Oye y como ex miembro de dos bandas míticas que han tenido reuniones puntuales ¿qué opinas de las reuniones de las bandas que te gustan?

No se puede generalizar, hay reencuentros que están muy bien y otros que son totalmente fallidos. En lo personal, disfruté mucho de la gira con Tequila, me lo pasé muy bien, sobre todo ejerciendo de guitarrista solista, aunque también me divierte tocar mucho la rítmica en esas canciones.

En los últimos 25 años estoy más absorbido por estar en el centro del escenario, cantando y eso no te permite tener una conexión con la guitarra como te permite Tequila o cuando toco con Andrés.

Y hablando de eso, ¿cómo de harto estás de que te pregunten por una posible reunión de Los Rodríguez?

AR: No está a la vista y no lo veo fácil.

Me decías hace nada que el rock para el gran público es para unos pocos elegidos, lo que parece evidente es que si te juntaras con Andrés seríais uno de ellos…

Habría que pensar primero para qué realmente y quienes somos ahora y si realmente podemos estar a la altura de los recuerdos. Porque lo que hacíamos en ese momento tenía una razón de ser, estábamos en un gran momento y teníamos muchas horas juntos tocando. Sería emotivo, pero estamos bien como estamos, no sé si hace falta removerlo.

Calamaro fue tu segunda gran pareja compositiva tras Alejo Stivel en Tequila, con el que también firmabas a medias, luego has escrito por tu cuenta también ¿cuáles son las grandes diferencias?

Bueno con Andrés compuse mucho menos, porque Andrés es muy prolífico

¿No crees que se rompió demasiado pronto esa colaboración? En Buena Suerte hay una colaboración clara, hay seis canciones en las que compartís los créditos compositivos, en cambio para Sin Documentos, vuestra colaboración se reduce a dos en «Pequeño Salto Mortal» y ese clasicazo que es «Dulce Condena»

Sí, duró poco, pero ganas más dinero cuando compones solo (risas)

Con Alejo teníamos un acuerdo que era que firmábamos los temas juntos porque se lo habíamos visto hacer a Lennon y McCartney y a Keith y Mick, y pensamos que nosotros también lo haríamos. Y eso te daba mucha tranquilidad…

¿Entonces hay canciones de Tequila que son al completo tuyas o de Alejo?

Alguna, pero muy pocas, 100% de uno o de otro, muy, muy pocas. Era un juego, íbamos todos los días a tocar al local de ensayo y luego me juntaba con Alejo a fumar porros y a escribir letras y eso también se convertía en una rutina de trabajo, aunque divertida. Con Andrés era mucho más casual y, claro, en el primer disco vivíamos juntos y eso cambia las cosas.

Oye y, para terminar la entrevista, te puedo preguntar por quién compuso «Dulce Condena», que es casi mi canción favorita de Los Rodríguez, ¿la melodía es tuya?

Esa canción sí, la música y la melodía son mías, no hay discusión al respecto. La compuse una noche en casa que se fue la luz. Estaba viendo la tele se cortó la luz y decidí coger la guitarra y ponerme a tocar y me salió. Pero como en ese momento ya no estaba tan en sintonía con Andrés para componer juntos se la di a Makaroff y me dijo “no me gusta la música”, tiene un par de acordes que no me gustan. Y estuve un tiempo con esa música viendo qué podía hacer, hasta que un día la llevé al local y Andrés en 15 minutos escribió la letra.

 

Texto: Sergio Ariza

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda