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Sarah McCoy – Caprichos de Apolo (Barcelona)

 

 

“Por cosas como esta, mi madre no viene a verme”. Sarah McCoy vuelve del backstage para acometer unos bises; desmelenada, medio corriendo y sobre excitada y, haciendo bromas sobre su pechera. A continuación, suelta esa frase justificando la ausencia de su madre en sus conciertos.

Por lo visto, en los arranques (salió al escenario cantando a capela hincada de rodillas al suelo) y en las despedidas, todo se sale de madre. Hay una parte de actuación y de darle brío a su actuación, pero de alguna manera su actitud y esas carcajadas tan exageradas desconciertan. Es decir, la música parece que esté en un  segundo plano. Pero no, una vez te ubicas como espectador y ella se serena, la velada coge otros vuelos. Sarah McCoy tiene un vozarrón incontestable y, para sorpresa de muchos, destaca como una pianista excepcional. Lo dijo en un momento de su actuación: “el piano es el mejor instrumento del mundo”. Sarah McCoy se siente cómoda cuando pone el acento en su faceta cabaretera, también canta en un buen francés y el blues es su gasolina. Visto que en su segundo disco High Priestress, se aleja un poco del jazz que inundaba su debut para Blue Note, deja para el final un rescate de ese álbum, la excepcional “Fearless”. A ratos, me recordaba a aquella Dayna Kurtz tan visceral y profunda, sin embargo creo que Sarah McCoy tiene aún más recorrido, las cartas están en su mano.

Texto: Toni Castarnado

Fotos: Sergi Fornols

 

 

 

 

 

 

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