Algo más de diez años habían pasado desde que disfrutara, en Bilborock, de uno de los directos del grupo por estos lares, y ya era hora de reencontrarse Sooner or later in Bilbao again. No han sacado nuevas canciones en unos cuantos años, ni está ahora en las giras el hermano mayor de los Bielanko, Serge, por dedicarse por entero a la escritura y a su familia, pero esto a priori no tendría porqué disminuir demasiado su pegada ni su nivel sobre las tablas. Personalmente sólo noté su desaparición al encontrar dos ausencias en la lista de canciones a interpretar: «The Apartment» y la inexcusable «The Dishwasher’s Dreams», en las que Serge cantaba.
El hermano menor cumplió, hasta cierto punto, empleando su característica y disfónica voz que en sus mejores momentos recordaba a un Paul Westerberg tocando algo de Springsteen. Ese es su rollo y es que en la actual gira está además perfectamente acompañado por un cuarteto de músicos que dan la talla y que tiran más del sonido de banda de rock que del country-folk por el que se les pueda recordar. El himno «Barstool Boys» fue buen ejemplo de ello, extirpando la acústica o el banjo de la grabación original para que sonara más eléctrica y sucia, más de directo de rock n roll.
Aún así, en esta y en otras canciones, el violín del joven Gus Tritsch (de dieciocho años), confirió melodía y cierto sonido de raíces al asunto. Junto al fundador y al jovenzuelo se encontraban tres viejos conocidos del grupo, la base rítmica de Dave Petersen (batería) y Adam Garbinski (bajo, guitarra), y las sutiles interacciones de Slo-Mo Brenner a la slide guitar y a veces al bajo. El trío, por separado o junto, ha tocado en Marah entre 2002 y 2008, el período más destacable de la carrera del grupo de Philadelphia.
Coreamos y disfrutamos con temas como «The Hustle», una «It’s Only Money Tyrone» más veloz o el rock contundente y lleno de groove «The Catfisherman» pero la cosa se fue deshinchando durante un largo tramo del show, tocando demasiados medios tiempos y canciones marca Marah pero que en muchos casos no llegaban al nivel de otras muchas que nos faltaron. De las lentas me quedo sin ninguna duda con la estremecedora «So What If We’re Outta Tune (with the Rest of the World)», una sentida declaración de independencia que Bielanko interpretó con una acústica, con Slo-Mo a la discreta slide y algo de violín al final.
El desatine en el repertorio se fue corrigiendo con canciones como «Freedom Park» y sus felicianos coros de «Shimmy shimmy cocopop», la también coreada «Santos de Madera» o el broche final, la canción más esperada y con la que muchos nos enamoramos hace unos veinte años, la siempre refrescante «Point Breeze», que pausaron y alargaron a su antojo con el público ya totalmente metido en el meollo. De conexiones así tenían que haber tirado si querían tener al personal en sus manos. Ahí podía haber acabado, y bien, la fiesta, pero regalaron el «Before They Make Me Run» de The Rolling Stones cantada por el nuevo polluelo mientras Dave se colgaba el bajo. Algo quizá innecesario pero no exento de diversión.
Texto: Jon Bilbao
Fotos: Dena Flows