Impresionante e inesperado lleno el que han conseguido esta banda helena en la cómoda y agradable sala de la montaña de Montjuich. Si uno lo piensa fríamente también era esperable. El combo griego factura unos recomendables discos, donde el rock alternativo noventas y el sonido stoner (que no “tostoner”) son enfocados desde un prisma muy fresco y nada postizo.
Pero antes de los protagonistas de la noche les tocó abrir la velada a los transalpinos Freenze. Comandados por una frontwoman que parecía Dolores O’Riordan atiborrada de anfetaminas, ofrecieron un repertorio de hardcore punk y también influenciado por Rage Against The Machine que gustó al ya numeroso público e hicieron brincar a parte del mismo. Entretenidos y diferentes como mínimo. Y poco después y ya con la sala hasta los topes salieron a escena los deseados y esperados 1000 Mods. Sin prisa pero sin pausa tomaron posiciones y empezaron a acometer un recital en el que dejaron de lado matices y se recrearon en su faceta más absolutamente stoner que nos hizo rememorar porqué en los noventa nos caló tanto ese rock denso nacido en el desierto californiano.
Sin aspavientos y muy seguros de sí mismos se recrearon en canciones muy fieles a un estilo como «Road To Burn» o «Low». El público por supuesto agradeció ese viaje a otra era y a otro lugar con constante movimiento en las primeras filas e incluso con algún crowdsurfing. Esta conexión les hizo venirse arriba y siguieron atacando un riff monolítico tras otro haciendo agitar cabezas y generando un ambiente óptimo. Un concierto de aquellos en los que importa más como se toca que lo que se toca. El festival parecía llegar a su fin tras más de una hora de densidad sónica, pero estaba claro que no se iban a poder ir de cualquier manera. Y salieron a ofrecer unos bises que remataron la faena con material de primera como «Super Van Vacation». Estupenda velada en la que con un discreto telón de fondo sólo hicieron falta cuatro músicos para llenar la sala de inmejorables vibraciones.
Texto: Xavi Martínez
