Encuentros

Alice & The Wonders, la vida en clave de soul

 

En la procelosa escena local creada entorno a los sonidos de raíz negra, pocas voces resultan tan imponentes como la de Alejandra Rueda, cantante de esta formación que lanza un segundo trabajo al que, como a tantos otros, la “contagiosa” realidad le ha obligado a demorarse más de lo necesario. Sin evitar nombres que pueden rondarnos al escuchar sus ritmos, desde Amy Winehouse a Sharon Jones pasando por Etta James, tan evidente como esa escuela clásica que denotan sus ademanes, resulta que el álbum, y por extensión la apabullante calidad de la banda, ha logrado la siempre trascendental aspiración de conseguir un entorno personalizado e identificativo. Una meta conquistada a base de talento para alcanzar una manifestación que, al margen de que escoja su facción más intimista o bailable, desprende un tono envolvente y casi de ensoñación. Características que nos sitúan ante un trabajo de declamatorio título, “I am”, que nadie mejor para diseccionar que su portentosa voz cantante.

Hace tiempo que habíais anunciado que estabais grabando este nuevo disco, ¿se ha demorado tanto por los motivos ya sabidos de la pandemia o han influido otros inconvenientes?

Lo cierto es que grabamos el disco en dos partes con un año de diferencia entre ambas; mientras, yo seguía escribiendo algunas canciones más. La pandemia jugó un papel importante y generó algo de inseguridad con respecto a cuándo sería el momento adecuado para publicar el nuevo álbum, así que, fueron varios factores los que retrasaron su lanzamiento. Fueron tiempos extraños aquellos…mucha locura colectiva.

El hecho de demorar tanto la publicación de unas canciones, ¿genera más inseguridades pensando en que quizás ahora se habrían hecho de otra manera o se imponen las ganas por verlas definitivamente publicadas?

Pudieron las ganas de hacer públicas esas canciones por encima de todo, y siendo honesta, estamos bastantes satisfechos con el resultado, ya que tuvimos bastante tiempo para pensar muy bien cómo queríamos que sonara este disco. Me gusta escucharlo de vez en cuando, y cada vez que lo hago me invade una sensación de orgullo, y eso como artista, lo considero un éxito, ya que acostumbramos a ser bastante exigentes con nuestro propio trabajo.

Creo que el gran mérito de este disco es el de haber creado, sin olvidar vuestra cercanía a las raíces de la música negra que tan bien manejáis, un sonido particular e identificativo que se mueve libremente entre épocas y géneros, ¿era uno de los grandes retos de la banda?

Creo que el sonido que hemos alcanzado se ha conseguido de forma natural, sin forzar demasiado el hecho de buscar una forma de interpretación concreta. El hecho de que las canciones sean de cosecha propia nos permite seguir una inercia en la que finalmente el estilo aparece por si mismo, siendo el fruto de toda la música que hemos ido escuchando a lo largo de los años. Todo ello son influencias que han ido calando hondo y han terminado por quedar reflejadas en este álbum.

 De lo que no habéis parado es de dar conciertos en todo este tiempo, además del ánimo que supongo que para una banda como la vuestra supone estar sobre los escenarios, ¿os sirve además para perfeccionar y forjar más esa identidad propia?

Rotundamente, si. Todo nuestro repertorio se ha ido enriqueciendo y mejorando a base de tocar en directo. Incluso las canciones de nuestro anterior disco han experimentado un crecimiento bestial en cuanto a unos arreglos que han ido surgiendo sobre el escenario. A la banda le encanta jugar a probar cosas nuevas en los directos y en los ensayos, cuando están tocando, son como niños en un parque de atracciones, y arriesgan, y siempre salimos ganando de una forma u otra…

En el sonido que contiene este trabajo, al margen de la intensidad o el ritmo de cada canción, predomina un tono más evocador, casi de ensoñación a veces. Viendo  el nombre de la banda y la propia portada no parece casualidad…

Ya es sabido por aquellos que me conocen que la mayor parte del tiempo vivo en las nubes, no suele gustarme observar demasiado la “realidad”, ni tampoco es algo que me sienta especialmente bien. Resumiendo, esa ensoñación de la que hablas, es la mezcla de mi paja mental alimentada por el talento de la banda y la magia de los arreglos de Alex Albalá, nuestro pianista y arreglista.

A la hora de componer, ¿las canciones las dejas muy acabadas y todo bien pensado para que la banda interprete esas ideas o las dejas abiertas para que el grupo les de un nuevo carácter?

La idea principal de cada canción suele estar bastante clara en un inicio, trabajo junto con Alex y normalmente lo que hago es enviarle los acordes básicos, la melodía y la idea de por dónde me gustaría que fuera el tema. Alex se encarga de vestirla con sus mejores ropas y vamos revisándola conforme va desarrollándose. Por último, se graba una demo para la banda y por supuesto, finalmente, cada uno de ellos le añade su toque especial. Es un trabajo en equipo y uno de los procesos que más me gustan.

El título del disco es muy explicito, «I am», ¿quién es o qué es ahora misma Alice & The Wonders?

El título “I am” lo escogí por varios motivos. Por un lado está ese «Yo soy» que se identifica con el todo, siendo consciente de que es «uno» dotado de esa energía infinita que todo lo mueve, que está en todas las partes y con la que puedes trabajar en tu propio beneficio, algo que a veces se me olvida y a través de este disco es una forma de recordármelo.

Por otro lado he puesto todo mi corazón en cada una de las letras, con toda la honestidad de la que disponía en ese momento, exponiendo situaciones o experiencias que me han hecho vibrar, sufrir, volar y levantarme en mitad de algún que otro lodo.

Finalmente, con los Wonders hemos encontrado un lugar en el que sentirnos cómodos, libres y creativos, un lugar genuino donde simplemente ser nuestra mejor versión. A todo eso se refiere ese “I am”.

Dentro de esa versatilidad de la que hace gala el disco, la primera canción, «Damn Gorey Honey», es un homenaje a los ritmos jamaicanos, ¿tiene un carácter de declaración de intenciones el hecho de colocarla la primera como descripción de las variadas influencias que manejáis?

Me pareció interesante empezar el disco con un tema a medio tempo que navega entre el rocksteady y el r&b y que sirviera como invitación a escuchar el resto del disco. Es un estilo que no hemos tocado anteriormente y ya tenía muchas ganas de hacerlo, así que, quería que sonara en cuanto se diera al play. La impaciencia dicen… (risas)

También incluís un tema en castellano, «Maldito amor», ¿tiene alguna historia especial para aque surgiera en dicho idioma? y ¿fue difícil escribirla y cantarla acostumbrada a hacerlo en inglés?

Ay, si yo te contara… que como es obvio lo voy a hacer… Esta es una de las anotaciones en mi libreta de absurdos que resolver. Me costó sudor y lágrimas grabar esta canción sin que sonara a americana intentando torpemente cantar en español. He llegado a la conclusión de que tanto tiempo cantando en inglés, genera una memoria en la vocalización que hace bastante difícil cambiar el idioma sin que suene forzado, por lo que yo me preguntaba, “esto es estúpido, ¿por qué no puedo cantar en mi idioma y que se me entienda?

 Creo que al final conseguí, con la ayuda de Alex y Pepo López, con quien grabé las voces definitivas, que sonara más natural. Aún así, hay personas que me dicen que no la entienden…será cuestión de trabajárselo… (risas)

Aunque la temática de las canciones se centra en aspectos relacionados con las turbulencias del amor hay al mismo tiempo reflexiones mas profundas e intimistas, ¿forman estas canciones un retrato emocional de lo que has vivido estos años?

Por supuesto, escribir estas canciones ha sido una forma de volcar todo el remolino de emociones que me rodea y atraviesa, y si no lo hiciera, yo creo que explotaría. Sin más. Por eso doy gracias al universo por este regalo.

Una canción como «Independent Woman» tiene un carácter claramente de empoderamiento, Por lo que parece todavía la música, y la sociedad en general, parece estar necesitada de recordar ciertas cosas..

Hubo una época en la que algunos hombres intentaron imponerme cómo debía de hacer las cosas, tuve que oír incluso que debía bajar de peso o qué colores debería llevar en el escenario, fue hace algún tiempo atrás y yo nunca he sido en absoluto manipulable, pero todo esto dejó un poso de rencor en mí y cuando escribí esta letra, volqué toda esa rabia.

Hoy en día, simplemente entiendo que no se trata de hombres o mujeres, sino de personas con ciertas carencias e inseguridades que necesitan ejercer algún tipo de poder sobre alguien para sentir que tienen el control sobre algo en sus vidas. Es una cuestión de consciencia y no de género…Creo realmente que, como sociedad, necesitamos liberar nuestras ideas respecto a los paradigmas ya caducos e ir en otra dirección desde una mirada más elevada. La vida está en constante cambio y movimiento así que, ¿por qué nosotros nos íbamos a quedar estáticos? Es algo que va en contra de nuestra propia naturaleza.

En «Prisioner of Myself» cantas: “Saving my soul through this melody”; ¿tus canciones sirven como salvavidas o por lo menos para exorcizar demonios?

Totalmente, escribí “Prisoner of Myself” en un momento en el que me sentía una prisionera en mi propio cuerpo, estaba desubicada, en una especie de colapso y necesitaba unas vacaciones de mí misma, pero como eso no es posible, decidí escribir sobre ello para desde ahí intentar crear un espacio donde aprender a calmar los pensamientos y elegir un diálogo interno más amable.

Uno nunca termina de aprender y crecer, lo importante es no quedarse estancado y vivir a base de prueba y error, y en mi caso, seguir escribiendo canciones que me hagan reflexionar y observar las cosas con diferentes perspectivas.

«Today» cierra el disco planteando un escenario optimista, invitando a luchar por lo que uno cree, ¿tenías claro que el disco debía acabar con ese canto de esperanza?

“Today” es una de mis canciones favoritas del disco, disfruté muchísimo trabajando en las voces que le dan ese punto de gospel celestial y por supuesto, tenía que ser el cierre del álbum. No todo son lamentos o desamores, también tenemos que saber alentarnos y recordarnos lo que hemos venido a hacer y a ser.

Sois los propios productores del disco, ¿os gusta no delegar en ese sentido en nadie ese trabajo y ser los propios responsables del resultado final?

De momento no nos ha hecho falta y creo que ha sido algo bueno porque, al fin y al cabo, somos los que defendemos los temas en directo. Tampoco descartamos la posibilidad de que en algún momento se tenga que delegar parte de ese trabajo en alguien externo, al final, la cuestión es hacer las cosas de la forma más fácil y fluida posible para todos.

Tu carrera musical se inicia desde muy pequeña, formando parte de una banda de niños y niñas que tuvo cierto éxito; luego decides participar en el programa Tú sí que vales y más adelante sois galardonados al talento emergente por los premios Pop Eye. ¿De todas las experiencias has sacado cosas positivas o hay alguna de la que hayas aprendido precisamente lo que no hay que hacer?

He tenido muchísimas experiencias positivas, sobre todo lo veo ahora, mirando hacia atrás, aunque en su momento no las viviera como tal.  Después de todo, he ido aprendiendo a no correr a la desesperada haciendo ciertas cosas por intentar conseguir objetivos que mi ego imponía, pero que yo realmente no sentía, como por ejemplo, aparecer en según qué programas de televisión o dejar que otras personas intentaran decidir qué era lo mejor para mi carrera.

Tanto lo bueno, como lo no tan bueno, fue necesario para crecer y madurar e ir descartando direcciones hasta encontrar el camino más adecuado para mi, un camino que te libera en lugar de limitarte y que te inspira en lugar de alienarte. Cuando la intuición es tu guía, las cosas solo pueden salir bien tarde o temprano.

 

Texto: Kepa Arbizu

 

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