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Warhaus – Sala Nazca (Madrid)

 

Maarten Devoldere AKA Warhaus nos deja claro desde el minuto uno que tiene todo bajo «control». Cesa una reconocible melodía suya, tipo caja de música siniestra, en una atestada sala Nazca de Madrid. Aparece en escena su magnífica y multiinstrumentista banda, a saber: Tijs Delbeke (guitarra, percusión); Michiel Balcaen (batería); Sander Verstraete (bajo) y Jasper Maekelberg (guitarra, percusión, teclados, vientos y un largo etcétera).

Warhaus no puede empezar de una manera más sexy: el tema de apertura «control», de su segundo álbum homónimo (2017), eleva la temperatura con percusión sugerente y la distorsión de un violín electrificado. Entonces aparece él, con esa voz grave y arrulladora. Su proyecto en solitario, paralelo a Balthazar, tiene ese doble poder excitante-calmante.

Para cuando termina el primer tema y enlaza con la dulce y pegadiza «Desire», infalible “Good night, Madriiiid!” mediante, ya tiene al público a sus pies, que aplaude con ganas la suma elegancia del belga.

 

Salimos de esta sensual hipnosis con la instrumental «Beaches» y ese sonido de trombón poderoso y alarmante; un efecto sonoro que acompaña a Warhaus desde su debut We Fucked A Flame Into Being (2016), con Sylvie Kreusch, hasta su tercer y más reciente LP que presenta esta noche, el exquisito e irónico Ha Ha Heartbreak (2022).

Este sonido apabullante, en consonancia con una exasperante guitarra, es de una eficacia indudable. Y él lo sabe, así que enlaza con la sugerente «Leave With Me», que canta a dúo en su debut con Kreusch, y que hoy canta ‘a solas’ con su banda y su trompeta. Curiosamente, los coros suenan muy femeninos. No sustituyen a Kreusch, pero el resultado es convincente.

Ciertos aires tropicales introducen uno de sus más reconocibles éxitos, «Love’s a Stranger», que zanja de manera un tanto abrupta, cuando los presentes estábamos tan entregados, coreando aquello de “We’re a beautiful mess”. Qué bonito es cuando consigues abrazar el caos, y te dejas llevar.

Devoldere hace mutis por el foro para gloria y regocijo de su banda, que alternan solos de prodigio y compadreo. Es admirable la versatilidad de su banda; se han traído absolutamente todos los instrumentos y artilugios que suenan en los discos, lo cual es digno de elogio e imaginamos que, a efectos logísticos, un quebradero de cabeza, también. Pero merece la pena, qué duda cabe: dibujan a su antojo paisajes evocadores; entramos en trance con los bongos, soñamos con florituras arabescas, ese toque fino del clarinete… Cada arreglo, cada detalle, lo reproduce en el directo con alta fidelidad.

Y eso que Devoldere se basta de su voz y una guitarra, como podemos comprobar a su regreso triunfal al escenario. Su banda se retira y le deja solo ante la mecedora balada «Fall in Love With Me» -cómo no, Maarten-, que nos acurruca en nuestro ensimismamiento de lunes mohíno y semilluvioso.

Por si alguien no se ha rendido aún a sus estoicos encantos, agradece simpático el calor del público en el inicio del tour Ha Ha Heartbreak, que recalará al día siguiente en La Nau de Barcelona, con el glorioso cartel de entradas agotadas. La ocasión merece celebrarlo al unísono, con la banda ya de vuelta, para interpretar la majestuosa «Machinery» (“Con-gra-tu-la-tions…”).

Una oportuna y cautivadora cuenta atrás precede «Time Bomb». Si tenemos que quedarnos con una palabra para definir el estilo, ejecución y sonido de Warhaus, esa es ELEGANCIA.

Se produce un momento de casi absoluto silencio que embellece un discreto piano y estropea, lástima, un molesto sonido de pantallas saturadas de fondo. Eso sí, el grito gutural de Devoldere hace que se nos olvide ese pequeño fallo -la sala suena bastante bien por lo demás.

Se desata y descamisa parcialmente con las finales «It Had To Be You» y «Mad World». Se asegura de que lo amamos con un “My beautiful people, Madrid!”, antes de darse un breve baño relajante de masas, a pie de pista.

Deja para los bises la detonación solemne y controlada de «Best I Ever Had», con la que cierra su último disco -y tal vez las heridas del desamor que inspira Ha Ha Heartbreak-; y la piedra preciosa que lo abre, «Open Window» -no se pierdan el vídeo, por favor-. “Take care of one another” (Cuidaos los unos de los otros), se despide homilético. Amén.

Texto: Amaia Santana

Fotos: Salomé Sagüilllo

 

 

 

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