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PIXIES – Wizink Center (Madrid)

Pasaron Pixies por Madrid en su gira de presentación de su nuevo disco Doggerel. Lo hicieron llenando el Wizink dando un concierto de dos horas ante un público entregado que disfrutó de lo lindo. Una actuación intensa en la que los norteamericanos, eso sí, no malgastaron energía alguna para comunicarse con el respetable más allá de su música: no dijeron nada como saludo inicial, ni comentarios entremedias, ni despedida al terminar de tocar, más allá de los gestos y saludos con la mano. Economía comunicativa que no pilla por sorpresa conociendo el carácter de Black Francis, pero contra la que hay poco que objetar en tanto en cuanto no resta un ápice de energía de la parte estrictamente musical de su actuación.

Doggerel, la nueva entrega de Pixies tras aquel Head Carrier del 2016 que consolidaba la etapa de la banda post-Kim Deal, ya con la argentina Paz Lenchantin al bajo, es un trabajo solvente e interesante. Contiene rasgos más que de sobra con los que identificar el sonido de siempre y las dosis necesarias de riesgo y novedad con los que justificar una evolución. Los de Boston lo presentaron en Madrid convenientemente arropado entre material histórico, canciones extraídas de sus inmortales Surfer Rosa y Doolittle, o los posteriores Bossanova y Trompe Le Monde. El público aceptó la propuesta contenida en Doggerel con respetuosa y receptiva atención. Pero la pasión y reacción visceral la despertaron canciones como «Here comes your man», una de las del repertorio clásico que llegaron en la primera tanda de repaso, o mucho después «Debaser», «Here comes your man», el «Head on» de The Jesus and Mary Chain, o «Where is my mind». Eso sí, al mono lo dejaron allá arriba en el cielo, desestimando así el incluir uno de sus éxitos más sonados: «Monkey gone to heaven».

¿Qué Pixies suenan ahora en 2023 más calmados? Sí, claro, mucho más que cuando, por ejemplo, fui a verles en Leganés por los 90 con el Bossanova recién estrenado. Pero es que, yo mismo, con unos 30 y tantos años más, me muestro ahora vitalmente más calmado, y como yo, la mayoría de los que llenamos el otro día el Wizink (por cierto, reconozco haber encontrado menos apreturas que con lo vivido semanas atrás con Carolina Durante). Tras el concierto del viernes me vino a la mente la imagen del verano pasado de los cuatro integrantes de la banda dejando sonrientes el escenario principal del Mad Cool por su parte posterior. La misma calma satisfecha que irradiaban entonces tras cerrar un brillante concierto en el festival madrileño es la que lograron transmitir presentando su nuevo disco.

Texto: Tomás González Lezana

Fotos: Salomé Sagüillo

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