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Mishima – Curt Circuit / Sala Clap (Mataró, Bcn)

 

El ciclo Curt Circuit presentaba a los barceloneses Mishima en la sala Clap de Mataró, abriendo para ellos la artista emergente Mar Pujol. Amparada por su guitarra clásica y una voz tan dulce como potente, la cantante del Lluçanés recorrió su primer EP Trepa, nombrado en honor a la actividad de trepar por los árboles que realizaba de niña junto a su padre. El timbre de su voz y su puesta en escena recuerda a los inicios de Silvia Pérez Cruz; canciones con historia humana, cercana y personal, para la prometedora trayectoria que se le intuye.

A estas alturas uno sabe qué esperar cuando los Mishima se suben al escenario. Todo lo que esté por encima, pero también por debajo, resultará ser una sorpresa. Para la ocasión, siguen presentando su álbum L’aigua clara a la par que recorren los puntales de su trayectoria en catalán. «El gran lladre» abre para los asistentes, ansiosos por abrir viejas heridas celebradas con «La vella ferida» a medida que vamos entrando en calor.

 

Afinamos la voz para corear junto a Carabén «Cert, clar i breu», pero no es hasta «Tornaràs a tremolar» que podemos afirmar con cada letra que esto es la Clap viviendo la experiencia Mishima, preparados y listos para temblar de emoción. Estamos cerca del tercio del espectáculo y por fin la sala mataronense se entrega calentita a los barceloneses. Dani Vega cambia de guitarra para interpretar «L’última ressaca», una de las más coreadas, mientras Carabén saca el crooner y poeta que lleva en su interior.

Pronto presenta la historia del histórico enfrentamiento entre el humano Lee Sedol perdiendo una partida contra la inteligencia artifical, aclarando que recientemente el hombre volvió a vencer. Tras «Cotó», el algodón no engaña en «Ossos dins d’una caixa», demostrando que L’amor feliç está ya entre los álbumes más celebrados de la banda. «Qui més estima» y «Mai més» ponen punto y seguido al espectáculo que se prepara para el bis.

Mishima regresan al escenario para incitar al público a «No obeir»: esto es no obedecer, pero a las ganas de volver a casa, a la obligación de despedirnos, de decirnos adiós porque hay que cerrar y la noche se acaba. Nos cantan sobre el libro del amor, «Llibre de l’amor», antes de hacernos sentir a todos como un «Tros de fang». Pues ante Mishima, su público somos como un trozo de barro, moldeables al libre antojo de sus manos y de sus canciones.

Finalmente, celebramos el regreso al repertorio de «Miquel a l’accés 14» antes de sufrir de piel de gallina y lágrima floja con «Tot torna a començar». Y es que, aunque todo vuelva a empezar, esta experiencia aquí termina. Es hora de recoger nuestros pedazos desparramados por el suelo de la Clap, y que Mishima continúen estallando emociones por tantas salas en noches mágicas como ésta.

Texto y fotos: Borja Figuerola

 

 

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