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FUZZ – Sala Upload (Barcelona)

Tarde del 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, jornada movida en la ciudad que aún dio para formar una importante cola en la entrada del Poble Espanyol incluso antes de la apertura de puertas. No sé cuántos artistas consiguen eso en la Sala Upload. Deben ser pocos. Concierto esperadísimo, pospuesto varias veces por la plaga y sold out desde hace semanas.

Los teloneros Hooveriii se encontraron con ese público en manifestación desde el primer tema. Buena banda de Los Ángeles, en la que destaca la especial manera de tocar del guitarrista Gabe Flores, quien tercia tempos extraños y sorpresivos riffs. No obstante, las influencias psicodélicas y sureñas del quinteto se dejan ir –para mi gusto demasiado- hacia los cambios de ritmo y las escalas de aceleración típicas de King Gizzard and the Lizard Wizard.

Cumplido el preludio salió al escenario míster Ty Garrett Segall, con la etiqueta de “niño prodigio” caducada, pero con la misma cara de no haber roto un plato, repartiendo tranquilidad a sus dos socios –los también bien conocidos por aquí Charly Moothart a la guitarra y Chad Ubovich al bajo-; ambos se afanaban por ultimar los detalles del poblado equipo amplificador que portaban. En primer plano la batería y un micro colgando encima.

El setlist siguió el orden del grabado en el disco en directo perteneciente a la serie Levitation Sessions (2021, Reverberation Appreciation Society), lo cual deja entrever que la improvisación del jazz no es en este caso una referencia. La primera en romper el silencio fue “Jack The Maggot” cuyo inicio deliberadamente lento y tan BLACK SABBATH está diseñado para ser apedazado por la sierra mecánica stoner de Moothart, mientras Segall se desgañitaba en el consecuente verso de forma satánica.

Siguió “The 7th Terror”, la cual posee el mismo mandamiento pétreo que lleva el diablo, pero deja surgir al tiempo el alma garajera de los tres FUZZ: a medio tema un punteo apuñala al ritmo para hacerlo crecer exponencialmente. Las puertas del infierno están definitivamente abiertas, señoras. Una ola de headbanging cruzó la sala entera. Riffs que son irrenunciables hitazos partiéndose la cara entre los ritmos de Segall, que yerra un tiro.

“Nothing People” y “Returning” son los únicos temas que sonaron de su tercer disco, III, lo cual resulta extraño si no se cae en la cuenta que el objetivo de este trío es precisamente reforzar el proyecto de banda por encima de grabaciones o álbumes –nótese en ese sentido que los discos no tienen título específico-. “Nothing People” es más del palo LED ZEPP, diría que las guitarras suenan cercanas al inconfundible swing hard rock de Jimmy Page.

A buen seguro que ninguno de los afortunados que consiguieron ticket salió, tras el bolo, con duda alguna acerca de la grandeza de un músico que no tiene parangón: pienso en baterías de bandas grandes –o no tan grandes- que hayan pasado a encabezar proyectos desde la guitarra solista y la voz. Ya sabéis, Dave Grohl, Nick Royale… pero no encuentro a nadie que haya hecho el camino contrario. Y qué camino, porque Ty además pone la voz principal.

La sorpresa es que Segall imprime a su estilo un redoble polifónico alejado del clásico pum chak del rock básico y también del inagotable punch del punk. Su diversificada forma de tocar se acerca al jazz y pone en el recuerdo la estampa de CREAM en el Farewell Concert del Royal Albert Hall con Ginger Baker a las baquetas junto a Jack Bruce y el gran Eric Clapton. En FUZZ todas las referencias son más que bienvenidas pues la característica voz de Segall y el alma de garage lo-fi contemporáneo de la que parte su estilo stoner hace que el cóctel heavy jazzy psych suene enraizado pero fresco, poderoso y, en definitiva, único. Sobresaliente y sobrecogedor.

Texto: Pacus González Centeno

Fotos: Sergi Fornols

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