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Alejandro Escovedo & The Rant Band – Blues i Ritmes (Badalona)

 

 

Es una lástima que los problemas de oído hayan dejado fuera del circuito de giras a Ian Hunter. Bueno, eso y, posiblemente, la post pandemia y la edad, pues el hombre (que está a punto de publicar nuevo álbum) va a cumplir 84 años en pocas semanas. Así que Alejandro Escovedo ha decidido agarrar a la banda de acompañamiento habitual de Ian y se ha puesto enfrente del escenario a cantar las canciones del susodicho.

Recordemos que ambos se conocen desde hace lustros y han colaborado conjuntamente en más de una ocasión. En cualquier caso, el hecho de tener a un tipo tan bueno como Escovedo poniendo voz a ese repertorio, hizo del bolo en Badalona algo especial, único. No estamos hablando de un tributo al uso (que jamás lo hubiera sido por estar ahí la Rant Band) sino de la celebración de un legado inconmensurable.

Pero ojo, esto fue algo realmente exclusivo porque los fans de Mott The Hoople e Ian Hunter tuvimos la fortuna de ver y escuchar algo que jamás se va a volver a repetir, o no al menos en esas condiciones: la re interpretación del clásico Mott, la obra maestra del 73. Sí, tal y como leen; el supremo Mott de cabo a rabo. Porque en algunas ocasiones los artistas se olvidan de acometer con las canciones menos inspiradas o menos famosas cuando anuncian la interpretación de un álbum en su totalidad.

Aerosmith engañaron a sus fans hace unos años, cuando anunciaron una gira conmemorativa de Toys In The Attic (sólo en USA) y cada noche se dejaban fuera «You See Me Crying». Y tenemos el caso reciente de Graham Bonnet, al que le encanta anunciar que hará Down To Earth, el clásico de Rainbow en el que él cantó, para luego acabar haciendo las mismas seis canciones.

Escovedo y la Rant Band fueron fieles: Mott enterito. Y eso significó escuchar «I’m A Cadillac» con su jam completa («El Camino Dolo Roso»), «Violence», «Drivin’ Sister», y luego todo el tándem de clásicos insuperables/perfectos/más grandes que la vida: «Hymn For The Dudes», «Ballad Of Mott The Hoople», «All The Way From Memphis», etc, etc. Me importó poco que Alejandro tuviera que cantar esas letras apoyado por una tablet, que algunas canciones fueran bajadas de tono y que el sonido de las guitarras estuviera descontrolado desde la mesa de mezclas. Es uno de los casos en que la pasión está por encima de cualquier inconveniente. Si no lo sentiste así es que ese disco no ha dicho gran cosa en tu vida, sin más.

El resto del recital fue un combinado de algunas canciones de Mott con las de Hunter en solitario y tres piezas del propio Escovedo. Personalmente hubiera movido algunas piezas de sitio, hubiera seleccionado algunas que no sonaron y habría descartado otras. Pero como no era yo el que elegía el repertorio (ya me hubiera gustado) me conformo con lo vivido. ¿Cómo no estar agradecido si volví a oír «Saturday Gigs» en vivo y rememoré algunas de las noches más importantes de mi vida (Hammersmith Odeon, Londres, 2009; reunión de los Mott The Hoople originales)? Pues eso.

Texto: Sergio Martos

Fotos: Sergi Fornols

 

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