Encuentros

Iván Sadia, «a la hora de componer manda la melodía»

 

Regresa el músico zamorano con un nuevo trabajo en una línea continuista de sus dos discos anteriores. “Whiskey, amor y blues” supone toda una declaración de principios en el más puro estilo rocker. Y orgulloso de conservar la esencia, así nos lo explica.

¿Qué quieres trasmitir con este título tan específico?

Hay mucho rock and roll en este título. El viejo lema de «Sexo, drogas y r´n´r»
reconvertido. Se trata, por un lado, del título de una de las canciones con conforman el
álbum, un tema que habla de la receta infalible para curar todos tus males y, por otro,
me pareció un título redondo para el disco, el cual tiene tres vertientes: canciones de
alta graduación como el último single Una noche más; otras canciones donde el amor
es el protagonista, como en mis anteriores singles «El río» o «La herida», y temas más blues
como el mismo «Whiskey, amor, y blues».

Es tu tercer disco, han pasado casi diez años desde tu primer EP, Cruce de
caminos. ¿Encuentras grandes cambios en la forma de entender la música y en la
forma de enfrentarte a una nueva composición?

Hay algo que he aprendido a lo largo de estos años y es que, en el rock and roll y en el
blues, la magia está en lo simple, en lo sencillo. Los músicos a veces tendemos a
menudo a complicar las cosas, a tocar y a decir más de la cuenta, y eso es un error.
Y sobre las canciones, su estructura y duración, algo similar. Me encantan los temas
directos, cortos, como en los viejos tiempos. Lo que yo llamo la regla del 3X3: 3 tipos, 3
acordes, 3 minutos.

¿Cómo crees que has evolucionado en lo musical y en lo personal?

En ambos casos, ahora valoro más el fondo que la forma. Y eso es consecuencia de la
edad y de la experiencia, me imagino. El mundo del rock tiene una parte de artificio, de
pose grandilocuente, que ya no me atrae, y me pasa lo mismo con las personas. Solo
me vale lo auténtico.


Ante todo, eres un gran guitarrista. ¿Compones con cierta predisposición para poder dar un mayor protagonismo al instrumento?

Gracias, eso suena bien, pero no me considero un gran guitarrista. Solo le imprimo carácter al instrumento, y eso ya es mucho. Mi formación es un power trío, por lo que a guitarra tiene gran protagonismo, pero a la hora de componer siempre manda la melodía de la voz, es la seña de identidad junto a las letras. Todo lo demás está supeditado a ella.

Tu voz desprende un derroche de sentimiento que recuerda a grandes clásicos
desde Joe Cocker a John Fogerty.

¡No sabes cuanto me alegra escuchar eso! Se trata de dos voces que admiro
muchísimo, y son referentes para mí, sin duda. Cada vez tengo más confianza en mi
forma de cantar, y haber encontrado mi propia voz y mi propio estilo no ha sido una
tarea fácil.

El álbum combina temas muy trotones como “Una noche más” que animarían
cualquier fiesta que se precie, pero combinas medios tiempos con mucha delicadeza
y pasión como «La Herida» y «El río». Canciones emocionales que cuentan historias de
relaciones. ¿Te cuesta más componer letras que salen de tu vena más sentimental?

No lo creo, en mi repertorio hay varias piezas de este tipo, pero en mis conciertos le
doy prioridad a tempos más acelerados. Al fin y al cabo, soy un artista de rock and roll y
lo que la gente espera de mí es mucha acción.

Concretamente «La herida» es una adaptación de un tema de Cat Stevens. ¿Cómo
surge? Has seguido a Stevens en sus últimos años o te quedaste antes de la
transformación, como la mayoría de nosotros?

Yo me enamoré de la canción sin saber mucho del artista. Después descubrí a Cat
Stevens, y otras canciones fantásticas suyas. Pero «The first cut is the deepest» es una
canción inmortal, que han versionado artistas de la talla de Rod Stewart o Sheryl Crow,
por lo que hacer una adaptación al español y estar a la altura era algo arriesgado. El
resultado es extraordinario, sin duda, y estoy recibiendo muchas felicitaciones por la
versión.

Lo ha producido Santiago Campillo, un peso pesado. ¿Qué crees que aporta Santi
en el proceso de grabación? ¿Hay alguna cosa que te haya descubierto en el estudio?

Santiago ha sido el capitán del álbum. Más allá de todos los aspectos técnicos que
conoce y maneja, es la visión musical que tiene, el conocimiento profundo y riguroso
de esta música lo que más admiro de él. Todos sabemos que es un maestro de la
guitarra, toda la pirotecnia guitarrística de mi álbum es suya, pero también es un gran
productor, algo que a lo mejor la gente desconoce, porque entiende al artista y sabe lo
que necesita la canción para sonar como tiene que sonar.

Eres zamorano, una zona que no vive ajena al rock pese a que no sea parada de
giras habitual. ¿Cómo creces en esta ciudad y cómo llegas al rock?

A mí me gusta el rock desde que era muy jovencito, y en los 90 tuve mis primeras
formaciones en Zamora. Llegué al rock como llegamos todos en aquella época: era la
música de nuestra generación, la que ponían en lo bares: Los Rebeldes, Loquillo,
Ilegales… y un largo etc. Enseguida me enamoré de aquel sonido y quise ir más allá,
saber de dónde venía, y comencé un viaje apasionante que me llevó a la raíz, al blues,
a Sun Records, a visitar Memphis o New Orleans y a hacer la música que ahora hago.
Pero ha sido un aprendizaje largo. En aquellos tiempos no existía internet y la escena
musical de una ciudad como Zamora no es la más propicia para sumergirse en el rock
and roll.


León es un territorio altamente mod con varios festivales clásicos. ¿Aunque tu
sonido está más cercano al rock sureño y al blues, siempre hay conexiones entre dos
estilos tan unidos culturalmente por el R&B británico. Te sientes identificado de
alguna manera con esta escena por la cercanía o por las primeras bandas británicas
de los 60 y 70’s, en la onda Kinks, Rolling Stones, Pretty Things, etc?

No mucho, León no es un lugar que haya frecuentado, y mi interés por ese tipo de
grupos es escaso, exceptuando los Stones que son autoridad. De la escena inglesa me
quedo con Cream, Free, Faces…, y por supuesto los Stones.

¿Qué objetivos te planteas con el nuevo disco? Pienso que el rock sigue
muy vivo porque a la gente que nos gusta, lo defendemos y lo interiorizamos como
una forma de vida. Y eso hace que esté latente y haya complicidades. ¿Cómo te
sientes al respecto viendo pasar los años y que la sociedad va para atrás?

La verdad es que no suelo pensar en ello, mi música sé que tiene un público
determinado y es a este al que pretendo llegar. Es cierto que se trata de un sector de
cuarenta para arriba y que no se renueva, pero es que el rock and roll es una música
antigua para los jóvenes. Muchos de ellos llegarán a conocerla y a apreciarla, siempre
que haya bandas como la mía que mantengan viva la llama.
Y lo de tirar la toalla no está en mi agenda desde hace mucho tiempo. Ya llevo
demasiados años en esto para dar marcha atrás, y además. ¿qué iba a hacer? No
entiendo mi vida sin el rock and roll.

Texto: Daniel Miralles

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