El festival llega a su 29 edición con una salud de hierro, batiendo records en número de bandas, escenarios y asistencia. Es difícil mantener la calidad en lo que es más un encuentro de fans, que un festival al uso. Y eso es lo que es el Rockín´Race, un encuentro de fans del primigenio rock&roll y sonidos afines.
Más de 40 bandas han pateado las tablas de los diferentes escenarios preparados. Directos desde el mediodía, bandas al atardecer y platos fuertes nocturnos que se alargaban hasta el amanecer. Con tal cantidad de oferta, la calidad no solo no se ha visto resentida, si no que ha subido notablemente y todo ello gracias a la apuesta por incluir un nutrido surtido de sonidos que encajan perfectamente con la idiosincrasia del festival; rockabilly, western swing, rock&roll, bluegrass, rhythm&blues, neo-rockabilly, instro-surf, country o rockín´blues, música de raíces al fin y al cabo.
Sería injusto hablar de mejores o peores bandas ya que todas han brillado por su calidad, aunque siempre destacan algunas, más por la emotividad o la afinidad hacia ellas. Entre todas estas están los punk rockers The Go Getters que ofrecieron un set de sus temas más coreados que convenció al respetable. Había curiosidad por ver que tenía Slink Moss Explosion para que el contrabajista y productor Jimmy Sutton se hubiera sumado a tan delirante propuesta y se pudo comprobar que la lírica demente de Slink cuadra perfectamente con la exquisitez interpretativa de sus componentes.
Para exquisiteces la que se marcaron los inmensos Smokestack Lightnin´ a base de ritmo, contundencia, una banda que va mejorando de forma notable, que incluye recursos pop sin per der un ápice de fuelle y que seguramente triunfaría en cualquier festival multitudinario de esos que se estilan actualmente.
Otro de los momentos culminantes fue el set de Bobby Brooks Wilson, hijo del mismísimo Jackie Wilson (con una truculenta historia que les invito a buscar) y que demostró con creces que el legado de su padre no se ha perdido. Brillaron con luz propia unos contundentes y efectivos Brioles. La originalidad y brillante ejecución de Marcel Bontempi fue también del agrado de los presentes. Otra diamante fue el set del minimalista Jack Labotz, que lució nervio acompañado por parte de los Smokestack Lightnin´. Esperada fue la presencia de los ya legendarios The Planet Rockers, que decían adiós a los escenarios con éste último emotivo bolo.
Imposible reseñar a todas y cada una de las bandas, todas estuvieron a la altura del festival, pero si una destaca sobre todas, esa fue la actuación de The Delta Bombers .Los californianos han ido evolucionando de su rudo y vigoroso rockabilly a unos sonidos más hards y actualmente están más cerca del punk que del rockabilly. Su contundente show dividió al público y causó polémica entre la militancia.
Más allá de lo estrictamente musical es de agradecer y loar que un “pequeño gran festival” como el Rockin´Race Jamboree sobreviva a la vorágine consumista de los grandes formatos, que viva ajeno al puro negocio y que nos regale con un trozo del paraíso en cada edición. Larga vida al Race….!!!!
Texto: Ernesto Barba
Fotos: «Zig Criscuolo / Zigpix”