En la era del cortar y pegar, del recoser y el robar, aprovechando los vientos digitales y lo efímero de las obras artísticas, el álbum de Sonic Boom (aka Peter Kember), ex Spacemen 3 y Panda Bear (aka Noah Lennox) miembro de Animal Collective, causó un buen impacto en público y crítica.
Los dos artistas han echado mano de samples de material antiguo de los 50’s como magma instrumental para generar unas melodías de genuino pop angelino. Algo que me encanta de esta aventura musical es que los dos músicos miran de soslayo el Brian Wilson más sobado y copiado, el Brian Wilson cool de los sonidos domésticos y las buenas vibraciones y se centran mucho más en ese pop almibarado heredero del Brian Wilson 63-65, de Today! O Surfin U.S.A., el de los recopilatas de gasolinera y el pop más bublegum.
Sus melodías tienen un gran punch y son pegadizas y en directo suenan igual y contagian alegría a pesar del poco entusiasmo interpretativo. La pareja de músicos se centra básicamente en el disco sin añadir mucha más emoción ni variación. Si uno lo ha escuchado, el efecto sorpresa del escenario no aporta demasiado. Dos músicos detrás de una mesa de mezclas, unas palmas colocadas estratégicamente y alguna percusión minimalista. Noah tiene una voz que encaja a la perfección con las melodías pop de su propuesta, pero más allá de esto, era como ver a dos marionetas detrás de un aparador haciendo karaoke. Esos si las proyecciones fueron de lo más entretenidas.
50 minutos de show y un bis de dos canciones que se alejaba mucho de sunshine pop axial. Conexión con el público prácticamente nula y una ejecución del repertorio casi calcada a la del disco. La próxima prefiero escucharme sus temas en casa mientras me como una tortilla de patatas en el sofá tranquilamente.
Texto: Andreu Cunill Clares
Fotos: Fernando Ramírez