Nevadah están de vuelta. Los de Durango regresan con Still goes on, con el que también se presenta su nuevo cantante, Ekhi Arrieta. Sonidos más oscuros, pero manteniendo la esencia rockera de la banda para dejar claro que están muy vivos.
¿Qué ha sucedido con Nevadah durante estos años?
Jon Agirrebeitia: Como todos sabéis, Agirre, nuestro cantante, dejó la banda, pero a pesar de todo, durante estos tres años, los que nos hemos quedado hemos seguido ensayando si cabe con más constancia que antes, una o dos veces por semana. Después, llegó la pandemia e hicimos lo que pudimos. Hemos estado un poco en stand by porque, como no teníamos cantante, no podíamos plantearnos hacer bolos. Pero bueno… al final, lo pasamos muy bien haciendo música y así es como hemos podido mantener viva la banda.
¿Y cómo y cuándo entra Ekhi en la banda?
J.A.: En esa temporada que estuvimos sin tocar, vinieron algunos colegas a probar, pero no encontrábamos la persona adecuada hasta que llegó Ekhi…
Ekhi Arrieta: Ellos estaban haciendo canciones y probando gente y yo conocía a Pello de antes y seguía a la banda. Yo ya había hecho cosas en música, pero sobre todo tocando el saxo, haciendo soul o en coros, pero nunca había sido cantante. Fue pasando el tiempo, y un día les pregunté a ver si ya habían conseguido cantante y me dijeron que no y me animaron a probar, pero yo no lo tenía nada claro. Pero luego llega la pandemia, estábamos encerrados y de repente sentí la necesidad de sacar toda la mala hostia a través del rock, así que preparé un par de temas, se los mandé, y parece que les gustó porque aquí estamos ahora.
J.A.: Yo, desde el principio vi algo; al final, nosotros somos cuatro amigos y a Ekhi ya lo conocíamos de antes y eso se notó desde el primer momento, porquye lo que realmente estábamos buscando era alguien parecido a nosotros y que encajara bien en la banda, y eso lo teníamos con él.
E.A.: … Además, yo conocía muy bien el rollo de la banda, las influencias… la verdad es que, desde el principio, hemos encajado muy bien.
¿Qué influencia ha tenido este cambio de cantante en las nuevas composiciones?
J.A.: Se nota bastante. El resto de la banda somos músicos y tocamos instrumentos, pero a la hora de hacer las canciones, a lo mejor no tenemos tan en cuenta la voz. Así que, cuando llegó Ekhi, lo que hicimos fue adaptar a su voz los temas que teníamos por ahí hechos.
E.A.: También tuvimos que buscar las melodías, ver dónde metíamos las letras… fue un proceso bonito.
J.A.: Hemos tenido mucha suerte en la banda porque, además, escribe muy bien y así los demás podemos centrarnos en la música.
Hablando del estilo, el disco os ha salido un poco más metalero ¿no?
J.A.: Hombre, está claro que hay sonidos más oscuros, ¿pero metalero? No creo. Lo que hemos intentado es mantener la esencia de lo que es Nevadah, pero lógicamente, ha habido muchos cambios. Por ejemplo, se nota en el sonido de las guitarras, en el disco anterior no nos quedamos conformes porque sentíamos que les faltaba un poco de fuerza, así que esta vez lo hemos querido hacer de otra manera.
Lo más llamativo son las diferencias que hay entre un disco y otro porque, hasta el momento, habéis hecho tres trabajos totalmente distintos. ¿Os gusta experimentar con diferentes sonidos?
E.A.: Al final, eso es evolucionar, y así es como en cada disco, la banda ha ido cogiendo fuerza manteniendo su personalidad.
J.A.: La gente será la que diga si esa evolución ha sido buena o mala, pero lo que está claro es que, musicalmente, hemos dado un gran paso. La banda suena con mucha más fuerza, también porque en la pandemia aprovechamos para darle mucha caña a reforzar el sonido. Hay más detalles que en discos anteriores, pero bueno… a mí también me gusta mucho el primero, porque tiene su rollo y se ve esa chispa de los inicios. Luego ya es cuestión de gustos y cada uno tendrá su favorito.
Como decís, en Still goes on, se mantiene intacto el sello de Nevadah. ¿Ese era el objetivo principal?
E.A.: A ver… esta es otra etapa, la esencia se mantiene y no hemos ido a buscar otros sonidos, sino que las cosas han ido saliendo de manera natural al crear las canciones. De todas formas, lo que teníamos claro es que era el momento de arriesgar, pero sin volvernos locos, manteniendo un punto de coherencia a lo largo del disco.
En las letras, se percibe mucha rabia. ¿Se ha notado en ese aspecto la influencia de la pandemia?
E.A.: Sí, se nota esa rabia contra muchas cosas: el control al que nos han sometido, el capitalismo, el encierro… en estos meses nos dimos cuenta de que para ellos, no éramos más que un número; en algunas canciones, eso está más oculto, pero en otras teníamos la necesidad de sacar todo fuera, y si algo de lo que transmitimos puede quedar en el oyente, mucho mejor.
J.A.: La situación daba para hacer muchas letras porque, al final, es lo que todo el mundo vivió de una manera o de otra. Por suerte, pudimos dar la vuelta a la situación relativamente rápido y se volvieron a abrir los bares y pudimos empezar a hacer conciertos de una manera normal.
En este disco hay dos canciones en euskera, ¿teníais la necesidad de hacer canciones en vuestra lengua?
E.A.: Ya habíamos hecho hace años alguna cosa en euskera que se puede escuchar en nuestro bandcamp. Pero es que, nuestra personalidad y la lengua en que hablamos es el euskera y hemos querido que estuviera presente en el disco.
¿Por qué habéis elegido los estudios de Lorentzo Records de Aitor Ariño para hacer la grabación?
J.A.: Lo primero, por una cuestión de cercanía, que era algo importante para nosotros y Lorentzo Records está aquí al lado. Por otro lado, Aitor es un máquina que ha grabado con varios de los mejores grupos del estado. Desde el principio, entendió muy bien la esencia de la banda y ha estado muy implicado en el trabajo. Aunque esta vez nosotros llevábamos todo muy bien preparado, se ha notado mucho su labor en el resultado final, hemos grabado todo juntos y en directo, salvo las voces, algunos punteos y los arreglos, y ha sido una experiencia brutal.
E.A.: Fue muy sencillo y agradable trabajar con él y ha aportado muchas ideas que han mejorado las canciones.
Texto: Sergio Iglesias
Fotos: Ibon Urizar
