Arrecife es el título del nuevo trabajo de Fino Oyonarte, un disco en el que el bajista de Los Enemigos nos vuelve a mostrar su faceta más intimista. Once temas en los que el músico se ha rodeado de grandes compañeros y compañeras de profesión, para dar otro paso más en este proyecto personal.
Para comenzar, ¿cuáles son los puntos en común que podemos encontrar entre este álbum y tu primer disco, Sueños y tormentas?
Justo cuando saqué aquél, ya estaba componiendo canciones para lo que, finalmente, se ha convertido en Arrecife; de hecho, antes de la pandemia y de empezar con el Bestieza de Los Enemigos, yo ya tenía el bruto de seis o siete canciones, lo que pasa es que la maquinaria “enemiga” necesita del 100% de la atención y el trabajo, y lo dejé aparcado. Algunas ideas vienen del 2017, e incluso alguna canción ya estaba casi completa, como «Naufragar» o «Entre tú y yo». Pero cuando llega la pandemia, con ese bloqueo que tuvo casi todo el mundo, me dediqué a otras cosas, e hice muy pocas canciones, en concreto las que quise dedicar a mis padres que se fueron en muy poco tiempo, y «A tu lado», que curiosamente, es una canción más luminosa, que abre el disco con esa sensación de que, aunque todo esté muy negro, hay que intentar ver el lado positivo de las cosas, y dar una sensación de que merece la pena vivir.
Aunque puede tener un punto continuista con el primer disco, porque prácticamente he trabajado con la misma gente, sí que he buscado otras ideas que me interesaban a la hora de expresarme musicalmente hacia donde me llevaban las canciones, que siguen teniendo ese punto como reposado, calmado e intimista, intentando sacar las cosas que tengo dentro, algo que, aunque al principio me costaba hacer, creo que ha merecido la pena.
Lo que se transmite al escuchar ambos trabajos es una sensación de calma y mucha paz. ¿Tenías claro que, más allá de las situaciones negativas (los problemas de salud en el primero, y el fallecimiento de tus padres en el segundo), tenías que sacar otros sentimientos más luminosos?
Me alegra que me lo digas, porque detrás de las canciones siempre hay un esfuerzo y un trabajo, se pasan momentos difíciles, pero también hay mucha alegría cuando consigues lo que quieres o lo que tienes ganas de hacer. A la hora de escribir y componer, hay muchos momentos de bloqueo, hay gente que tiene más facilidad para hacerlo, pero a mí me cuesta mucho, y la verdad es que estoy muy contento con el resultado, porque, aunque ha sido un proceso muy largo, la sensación general a la hora de escuchar el disco sigue siendo gratificante. Ahora, lo que me interesa es que se escuche con tranquilidad y que la gente lo disfrute y lo digiera con calma, algo que hoy en día es complicado porque hay tanta oferta y tanto contenido audiovisual, que la gente tiene que seleccionar mucho lo que va a ver o a escuchar. Estamos constantemente rodeados de estímulos y no tenemos ni tiempo para digerir toda esa información y pienso que hay discos que necesitan calma y que les dediques atención. Este tipo de reflexión es interesante y este trabajo creo que requiere esta tranquilidad.
Más allá de la constante comparación con Nick Drake y otros artistas, sí que se percibe en tu música un sello propio y muy personal…
Sí, yo también estoy buscando mi forma de contar, y en este segundo trabajo creo que hay un poso que se está consolidando con las condiciones acústicas que a mí me interesaban; yo nunca pensé que iba a hacer fingerpicking o canciones tan orgánicas y viscerales, pero a la hora de tocar y expresar, me he sentido cómodo haciéndolo, y por supuesto que ahí están Nick Drake, Ellioth Smith y cantautores clásicos como Leonard Cohen, porque era inevitable que esas referencias que tanto he escuchado salieran en lo que hago…
También creo que se pueden distinguir dos partes diferentes en mi música: por un lado, la parte más acústica, con esos arreglos de Philip Peterson, con quien también trabajé en Sueños y tormentas, y que le da ese toque de continuidad a este segundo disco; pero también está la otra parte más luminosa y eléctrica, que a mí me interesa bastante… a veces lo pienso y digo que me ha salido una especie de pequeño homenaje a los clásicos que me han gustado toda la vida: Los Beatles, los Beach Boys de Pet Sounds con esos coros, por ejemplo en «Forma de ser»… me alegra mucho haber hecho cosas con músicas que yo he amado y que me han ayudado a hacer mío todo eso. Así que ahora, sólo queda esperar al 10 de febrero para que salga el disco, que me he enterado que es el mismo día que van a sacar su nuevo trabajo una de mis bandas favoritas de siempre, Yo La Tengo, quienes por cierto, estarán tocando en Madrid el día de mi cumpleaños… es como que algo pasa y son señales de que a los dos nos va a ir muy bien con nuestros nuevos trabajos [risas].
En «Arrecife» has contado con la participación de más de una decena de músicos. ¿Crees que esa necesidad de arroparte de tus conocidos y conocidas es algo que te viene de haber estado tantos años en una banda?
Han colaborado 12 ó 13 personas y, sin embargo, yo pienso que no es para nada un disco barroco. Quizá lo podría haber podido plantear de una manera más orgánica y de hecho, todo el esfuerzo de hacer un trabajo con tantos arreglos, a veces me lo debía pensar más, porque no sé cómo lo voy a hacer en directo ahora [risas]… De todas formas, son canciones que se pueden mantener sólo con la acústica o el piano, e incluso hay gente a la que le gusta más lo minimalista, porque es un formato más cercano. Pero aunque ambos discos son muy acústicos y personales, sí que ha habido muchas colaboraciones, y lo que tú planteas es una reflexión interesante, porque sí que es verdad que me gusta tener a mi lado a toda esa gente con la que he coincidido a lo largo de los años. También me ha gustado siempre meter muchas capas de sonidos, porque es algo que me trae recuerdos o sensaciones de bandas que siempre me han gustado, como la Velvet, o Yo La Tengo; todo eso lo expresaba más claramente cuando estaba con Cris (Cristina Plaza) en Clovis, pero ahora también sigo buscando esos ambientes, aunque sea de una forma más acústica.
¿Has querido mostrar las diferentes caras de Arrecife a la hora de elegir los adelantos del disco?
Ahí tenía muchas dudas, y por eso he pedido consejo porque, al estar tan metido dentro del proceso de masterización y grabación, llega un momento en que ya me pierdo, y necesito esa visión externa de la gente que me rodea. Así que, como ya se conocía mi trabajo anterior, que era muy acústico e intimista, todos estuvimos de acuerdo en empezar a presentar este segundo elepé con las canciones más luminosas, y los cuatro singles son las canciones que están más armadas con más arreglos. Pero, como te decía antes, también hay que descubrir la parte más acústica, porque me siento muy identificado con ello, más allá de las canciones dedicadas a mis padres, que forman ya parte de mi fibra.
¿Y cómo te planteas hacer los conciertos de presentación, en una situación como la actual, con la saturación de eventos que estamos viviendo?
Es cierto, después de la pandemia se ha activado todo a lo bestia y estoy pensando en diferentes formatos, porque soy realista y sé que, aunque lleve muchos años en la música, mi proyecto en solitario todavía no es tan conocido y hay que empezar casi desde cero. Pero no te puedes frustrar y lo importante en este oficio es creer en lo que estás haciendo y trabajar, porque siempre habrá alguien a quien le guste lo que haces. Con Los Enemigos es todo más visceral y esto es algo más personal, pero lo disfruto mucho y también lo necesito.
Así que, aunque ir en solitario me ha curtido muchísimo, espero tener la oportunidad de hacer algunos conciertos con banda, por la sensación de disfrutar de estas canciones con todos los arreglos, y de una manera más armada.
Texto: Sergio Iglesias
Fotos: Ricardo Roncero