Discomático

Trapeze – Don’t stop the music: Complete recordings Vol 1 1970-1992 (Purple Records-Cherry Red)

 

 

 

¿Qué hubiera sido de Trapeze de no haber aparecido Deep Purple por medio? Porque Trapeze estaban subiendo como la espuma, llenando recintos grandes en gran parte del sur estadounidense (con especial aceptación en los confines del estado de Tejas) y la banda en formato trío (en el primer disco son un quinteto) sonaba apretada como un puño, improvisaba escandalosamente bien y sus discos eran cada vez mejores, con esa placentera mezcla de rock crudo, soul y una evidente influencia americana en la interpretación global de su música.

Pero lo cierto es que el sello discográfico de la banda en América, London Records, dejaba mucho que desear en cuanto a promoción y fuerza real en la industria, y Glenn Hughes aceptó la llamada de Blackmore, Paice y Lord para incorporarse a Deep Purple, después de que el trío de músicos se acercaran al Marquee londinense para ver a Trapeze en vivo.

Hughes, a veces un tanto dramático en cuanto a sus declaraciones, jura que nunca disfrutó tanto musicalmente como estando al frente de Trapeze, pero el pasado nunca puedes cambiarlo. Y, por otra parte, nos gusta (amamos) que se escribiera de tal forma, pues ¿alguien imagina la historia sin unos Deep Purple como los que tal cual conocemos pertenecientes a la era 73-76? El rock & roll hubiera sido un poquito menos excitante, sin duda alguna.

Sea como fuera, el presente cofre que pone en circulación Purple Records bajo licencia de Cherry Red, justifica las palabras de Hughes y las de quien suscribe, pues los discos de Trapeze y su legado han envejecido de fábula. Son 6 cd’s que incluyen los tres primeros discos de la banda, un doble en vivo del 73 en Dallas y otro directo perteneciente a la reunión del 92. El doble cuenta con sonido de mesa de mezclas y es una aproximación real a lo que eran en su día. A Hughes se le nota feliz, aullando cual lobo en noche de luna llena e imprimiendo swing y carácter con su bajo en cada nota. Mel Galley es alucinante, quizás el único guitarrista de la época que dentro del formato trío juega a favor del sonido global, sin sobreponerse, solo añadiendo detalles y coloreando aquí y allá. Y eso al margen de que él también era un buen cantante. Respecto a Dave Holland, toca magistralmente, con un peso digno de Bonham y la utilización del doble bombo de forma elegante y concisa. Sin duda alguna, Holland brilla más en Trapeze de lo que lo haría luego en Judas Priest. Hay que añadir que el directo no tiene el sonido tan potente que presentaba Live In Houston 1972, editado póstumamente para las festividades del Record Store Day de 2021. Pero a nadie le amarga un dulce, y si son dos mejor que mejor.

El directo de la reunión lleva por nombre Live At The Borderline; 16th May 1992, y había sido editado originalmente en 1998. Con un Hughes post adicción a la cocaína y en plena forma, más la incorporación de Geoff Downes a los teclados, la banda suena bien, sin más. Atacan un par de temas que entonces eran nuevos, pero quedan más cercanos a lo que estaba por ofrecer Hughes en su entonces reactivada carrera solista que al espíritu original de Trapeze. Son tres tipos entonces en sus cuarenta años interpretando material de veinte años atrás en un club enfrente de acérrimos. Hay parte de la magia, pero sin ser expansiva.

Por último, la trilogía de discos originales de la banda: el homónimo del 70, Medusa y You Are The Music… We’re Just The Band. El primero, aún como quinteto, contiene grandes canciones, melodías ciertamente originales que abordan el pop barroco y el rock progresivo más desenfadado. No es de extrañar que con este material los Moody Blues los fichasen para su discográfica. Pero es con Medusa y You Are The Music…, ya como trío, que nace la leyenda de la banda, aquella que compone e interpreta una serie de canciones fantásticas que todavía hoy suenan con una frescura fuera de toda duda: «Coast To Coast», «Black Cloud», «Way Back To The Bone», «Feelin So Much Better Now», «Medusa», «You Are The Music», «Seafull», «Touch My Life»… Es un material de primera, interpretado con pasión y relevancia.

El cofre incluye libreto con textos del añorado Malcolm Dome. Y para abril se anuncia la segunda parte de esta historia, con todos los discos post Hughes, mucho más recomendables de lo que algunos se pueden esperar. De momento toca disfrutar con lo presente, que no es poco.

Texto: Sergio Martos

 

 

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