Necesitaban un disco de esta potencia y de este calado los suecos para reafirmarse como algo más que una brutal banda de punk-rock en directo. Este décimo disco de estudio es el que mejor capta lo que el cuarteto sabe ofrecer sobre las tablas.
Siguen siendo herederos directos de ese rock escandinavo que tanto nos pone, comenzando por Nomads y llegando hasta Hives. De hecho, para su disco religioso – es coña- han contado con la buena producción del Hives, Johan Gustafsson. Buena idea, también, la de meter en el disco los 2 pelotazos de su reciente single en vinilo de 7”, Oddball, con cómic incluido divertido y colorido en el más puro estilo Kiss. Su religión sigue siendo el rock’n’roll con potencia hard-rock-punk y destellos a Kiss, Salde, Motörhead o Nashville Pussy, además de la cantera paisana ya citada. El tema titular es un claro single con el primer estribillo para corear, pero trae algunos más que se convertirán en fijos de sus próximos conciertos. En el precioso lento épico, «Gold», colabora con su piano el teclista de los Mando Diao. ¡Qué Dios les bendiga, sí!
Texto: Txema Mañeru