Breves

Mulatu Atstake – Sala Apolo (Barcelona)

Cuesta todavía procesar la enormidad de cosas hermosas que ocurrieron sobre el escenario del Apolo, de la mano del padrino del Ethio-jazz, Mulatu Astatke, al frente de un afinadísimo octeto que parecía dirigir a nivel técnico el saxofonista y flautista James Arben.

Todos los músicos brillaron con una luz fulgurante. Todos tuvieron sus grandes momentos: el percusionista Richard Olatunde Baker, empleándose a fondo con mil y un instrumentos e intercambiándose miradas con Astatke, el maestro que sonríe y alienta al alumno aventajado. El violoncelista, Danny Keane, que enseñó dos o tres cosas alucinantes que, probablemente, nadie de la sala sabía que se podían hacer con ese instrumento. El trompetista y percusionista Byron Wallen, poniéndole al personal la piel de gallina en tantos momentos durante las algo menos de dos horas de concierto. Y así todos.

Pero por delante, sereno e intenso, el mentor, el padre musical de tantas cosas, alternando vibráfono, piano Wurlitzer y percusiones. Mulatu: pura magia. El repertorio con algunos de los clásicos que apuntalan la trascendencia de Astatke: “Netsanett”, “Dewell”, “Yekatit”, momentos de elevación con “Motherland”, la bondiana “Way tooo nice” y majestuoso final con “Mulatu”. Un recital de puro jazz espiritual con un merecido llenazo en el Apolo, el público embelesado, sonrisas de júbilo, vibración positiva, y firme candidato, desde ya, a ser uno de los grandes conciertos del año.

Texto: Alberto Valle

Foto: Marina Tomás Roch

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