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Doctor Deseo – Kafe Antzokia (Bilbao)

 

No se puede entender la escena musical en Bilbao sin Doctor Deseo y Doctor deseo sin Bilbao. Desde su primer disco, publicado en 1987, hasta el último (el que hace ya el número 17), “Maketoen Iraultza”, que vio la luz justo antes de la dichosa pandemia, todos y cada uno de ellos llevan el aroma de la muy noble Villa en cada letra de sus canciones, de una u otra manera. Y en dos noches consecutivas de “Sold Out” en el Kafé Antzokia, uno de sus cubículos favoritos, Francis y compañía finalizaron la gira que lleva precisamente el nombre de ese último trabajo, una recopilación de todos sus temas escritos en euskera diseminados por el resto de su discografía más uno inédito. Y tal y como hicieron allá por 2018, fueron dos noches en las que no había sitio para nadie más en el Antzoki y mucho para los recuerdos que nos evocan sus canciones.

Abrieron la velada Duobite, guitarra y batería, minimalismo a cargo del dúo conformado por Josu Aguinaga y Andrés Letamendia, con algunas bases programadas facturando un Rock experimental y que sonó realmente bien. Repasaron varios de los temas de su nuevo trabajo, “Buenos chicos”. La canción que da título al disco junto a “La bestia” y “La tempestad” dejaron un buen sabor de boca aunque la atención del público no fue todo lo intensa que se esperaba, Doctor Deseo mueve tantas pasiones que es complicado estar a nada ni nadie más.

Dos rombos sobre fondo rojo, emoción a flor de piel y un ambiente canalla con la sensualidad de las aventuras prohibidas y el “Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas” versión bilbaína. Temperatura alta en el interior de la sala y de cada persona del público. Y la versión del “Ni naiz” de Xabier Lete para empezar. Cinco temas en euskera (y los catorce restantes en castellano) abriendo repertorio, con otra versión seguida, “Ez nauzu izango berriz”, esta de Joy Division, dándole una aire algo más festivo al “Love will tear us apart” de Ian Curtis y los suyos, y la loa pornográfica de “Tracy Lords”. Empezando fuerte. Y con “Maketoaren iraultza” (La revolución de los maketos, un término despectivo empleado para nombrar a las personas que emigraron desde otras regiones de España a Bizkaia a finales del siglo XIX) se cerró la cuota en euskera de Doctor Deseo.

A partir de ahí, himnos en castellano para el respetable. Porque si hay algo que caracterice al público de los bilbaínos es su devoción, total, absoluta, entregada y cómplice. Como si se tratara de dos amantes ocultos viviendo un amor clandestino, esa es la relación que hay, se nota y palpa en el ambiente, cargado de deseo y ganas de caer en tentaciones varias.

“Olas y naufragios”, la crepuscular balada “Cuánto frío hace en Saturno”, “Abrázame” (con la habitual aparición de Aiora, la cantante de Zea Mays), “Soñar, desear y atreverse”… mientras Francis recorría todo el local, piso de  arriba, piso de abajo, subiendo, bajando, para mezclarse con los suyos y fundiéndose en un solo cuerpo, todo muy sexual y eso nos gusta siempre.

“En tu rincón”, “A mi pequeña María” (“era el travesti más golfo del lugar, con mucho la mujer más bonita…”) y “Quién mueve las cuerdas”, tres de los temas más coreados, dieron paso a la canción, sí, la canción de Doctor Deseo y mira que tienen. Pero no hay nadie que les siga que no tenga una persona o una historia que no relacione con “Corazón de tango”. ¿Lagrimita al escucharla? Claro, y orgulloso, joder. Un tema que lo escuchó el alumnado de Josi, el bajista, por aquel entonces profesor de inglés, antes de su publicación en disco. Y que les dejó paralizados. Se venía algo grande.

¿Y cómo afrontar el resto del concierto después de esta enormidad? Pues con una sonrisa llena de recuerdos. Tras dos canciones más llegaron otras dos irrenunciables. “Morirse en Bilbao” (un himno a la noche bilbaína cuando era canalla y atractiva, antes de que alguien decidiera que no era algo recomendable para él y los suyos porque los demás dábamos igual) y el final con la otra canción, la más conocida de los bilbaínos. Mezclada con el “Misirlou” de Dick Dale & His Del-Tones sonaba “La chica del Batzoki”, una historia en un Casco Viejo con partido del Athletic, misa, ambiente peneuvista y sexo furtivo e intenso y desbocado, algo que no pega nada con todo lo anterior. Maravilloso contraste, maravilloso grupo, maravillosas sensaciones y recuerdos que nos evoca uno de los grupos más bilbaínos que existen y existirán jamás.

Texto: Michel Ramone

Fotos: Dena Flows

 

 

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