Conocido de sobras por quien circula por esta Ruta, o así debería ser, Joel Reyes se marca apoteósico autohomenaje a su ya dilatada carrera. Abundan los recopilatorios al uso, pero este no lo es: recupera viejos temas, presenta novedades sonoras e invita al oyente a echar una mirada a su pasado para mostrar las virtudes de su presente. Con su solvencia habitual, y con exquisitas colaboraciones de otros intérpretes. El Blues del Perdedor (La Produktiva), su reciente referencia discográfica, ya está circulando, y su autor nos habla de él…
Celebración por todo lo alto. Doble vinilo, doble compacto, diseño de lujo… La ocasión lo merecía, sin duda. ¿Puedes descifrar qué significan los números 20, 30 y 50 que aparecen en la portada?
Como bien dices, la ocasión lo merecía y esas tres cifras son la clave, o la excusa, para ello. 20 años desde que llegué a Madrid, 30 años en la música y la carretera y 50 vueltas al sol me parecían excusa perfecta para hacerme este regalo y, de paso, quitarme una vieja espina clavada, la de no haber publicado nunca mis canciones en vinilo. Era el momento de ir con todo y eso he hecho.
Edición limitada… con algunos ejemplares que incluyen regalo sorpresa según el color de las fundas interiores. ¿Qué puedes contarnos al respecto?
Tanto Marc Bello, mi amigo y encargado del arte del disco, como yo, nos reconocemos como románticos del formato físico y las ediciones especiales y con esta queríamos llegar lo más lejos posible. Tuvimos muchas ideas que hubo que descartar por razones económicas, al final decidimos tirar adelante esta de ‘El club de los 5’ en la que algunos ejemplares llevan fundas marrones en lugar de negras, lo cual conlleva recibir un juego de 4 posavasos con los símbolos de las 4 caras del vinilo impresos en madera, un capricho de un par de locos poco prácticos.
Pasemos al contenido estrictamente musical. Arrancas con un tema inédito, el que da título a este trabajo. ¿Cómo surge “El blues del perdedor”? ¿Era una canción que tenías reservada para una ocasión especial o se escribió pensando en este disco? ¿Crees que puede resumir en su letra y su sonido el espíritu que ha dirigido tu carrera?
Originalmente “El blues del perdedor” fue compuesto para un EP que iba a contener además de este tema, “Ave de paso”, “Hay partido” y “Déjalo correr”. La situación pandémica disolvió ese EP y guardé los dos temas aún inéditos para mejor ocasión. Cuando decidí sacar a la luz esta antología de algunas de las canciones de las que me siento más orgulloso, no acababa de dar con un título contundente que definiera este legado. De pronto caí en la cuenta de que había tenido la respuesta frente a mí todo el tiempo. Como bien dices, creo que “El blues del perdedor” resume a la perfección lo que ha sido mi carrera y mi actitud ante la vida y el oficio de músico.
Hablando de sonido, ¿cómo escogiste las piezas que debían encajar en un recopilatorio de estas características? Supongo que buscaste tanto mostrar las diferentes etapas de tu carrera como que las diversas composiciones encajasen entre sí…
Exacto. Mi criterio para la selección ha sido elegir los temas que más me apetecían sin tener demasiado en cuenta su repercusión, he intentado ser coherente con mi sonido actual y el camino que quiero seguir en adelante. Eso me ha hecho regrabar un par de temas de mi primer disco, Eléctrico (2014), para dotarlos de una producción más acorde con mi presente a nivel de sonido. Algunos temas han sido sacrificados en pos de esa coherencia, totalmente subjetiva, por otra parte.
Llamará la atención, indudablemente, el largo listado de colaboradores que en un momento u otro han aportado algo a tus canciones. Nada mal, contar con la participación de compañeros de profesión como Lichis, Rozalén o Nat Simons. ¿Cómo fueron surgiendo estas alianzas?
Siempre digo que, por encima de músico, soy un fan de la música y los artistas a los que admiro. Para mí, una colaboración no es más que un regalo que me hago, una forma de escuchar mis canciones con las maneras de mis compañeros de oficio. Las colaboraciones casi siempre han surgido en el camino, sin forzar, coincidiendo en conciertos, compartiendo conversaciones, cervezas y música. Me siento muy afortunado por recibir un sí por respuesta casi siempre que he lanzado el guante de alguna colaboración y eso me hace sentir que mi trabajo es respetado y valorado por mis compañeros.
¿Quieres destacar la de algún otro músico quizás menos conocido, pero con el que hayas conectado de algún modo especial?
Me encanta la colaboración con Marazu en “Virgen de las causas perdidas”, creo que es uno de los compositores más inspirados de su generación y su voz me lleva a las grandes voces de aquello que en su día se llamó ‘canción ligera’, pero, sin duda, considero que de todo el elenco con quien me une una relación más especial de amistad y complicidad musical es con Esther Zecco y Nadia Álvarez, dos tremendas compositoras a las que quiero y admiro a partes iguales.
Tu anterior álbum, Diez Gramos de Arena, tuvo que luchar contra las circunstancias, con medio mundo paralizado y una situación que parecía extraída de un film de ciencia ficción. ¿Es este blues del perdedor una segunda oportunidad para muchas de sus canciones?
Esa era la intención. Considero que en Diez Gramos de Arena estaban incluidas algunas de mis mejores composiciones hasta la fecha y sentía que ese trabajo había quedado desvirtuado por la situación tan distópica que hemos vivido. Este recopilatorio era una oportunidad perfecta para que esas canciones tuvieran una segunda vida y algo más de visibilidad.
Eres un músico de largo recorrido. Ahora mismo parece existir una gran brecha entre una serie de nombres que juegan en la primera división económica y de popularidad, y el resto de entregados a esto del rock and roll. ¿Cómo percibes el panorama, es posible subsistir manteniendo tu independencia y defendiendo una música que claramente no está de moda?
Es cierto que hay una gran brecha entre los que juegan en primera o en Champions y los que luchamos por mantener la categoría y no desaparecer, pero yo siempre he sido de adaptarme a la situación del momento y pensar en cómo continuar camino. No soy de lamerme las heridas y tampoco creo que las cosas hayan sido más fáciles o demasiado diferentes en otro tiempo para los obreros del rock. Me considero un privilegiado por poder vivir de la música, pero es importante matizar que no vivo de mi música. Me paso los veranos tocando canciones de otros por la costa tarraconense (140 bolos esta temporada), para poder seguir permitiéndome hacer mi música, que es lo que me llena. Actualmente podríamos decir que mis facturas y este disco están financiados por las canciones de Dylan, Petty, Cash, Elvis y compañía.
Por último, tienes previsto realizar un buen número de conciertos presentando el disco. ¿Qué puedes contarnos de la gira y quienes serán tus acompañantes?
Aún andamos intentando armar una gira sostenible y coherente. Antaño hice verdaderas locuras haciendo kilómetros sin descanso para ir a tocar a cualquier lugar con un escenario. Mi paternidad me ha hecho cambiar de paradigma y plantearme las giras con más calma.
La mayor parte de las fechas serán en formato acústico por razones obvias, pero tengo intención de roquear todo lo que se me permita con Los Desperfectos, la banda que me acompaña desde hace más de 5 años, y presentaré el disco con ellos tanto en Madrid (26 de febrero en la Sala Galileo Galilei) como en Reus, Tarragona y cualquier lugar en el que cuadren los números para hacerlo. Ya sabes, al final, money talks.
Texto: Alfred Crespo