Encuentros

20 años con Willis Drummond

La banda vascofrancesa presenta su último trabajo de estudio, coincidiendo con el aniversario de sus veinte años de trayectoria. Un LP cargado de temas potentísimos y cortes más melódicos que demuestran la madurez compositiva de sus miembros. Los nueve temas de Hala ere muestran al cuarteto en su más pura y simple expresión.

 

Séptimo trabajo de estudio, ¿esperabais llegar aquí?

XAN: Willis Drummond nunca hicimos las cosas pensando en el futuro y hasta ahora nos ha ido bastante bien. Quiero decir que somos una banda de rock and roll un poco old school, con un proceso de creación, de grabación y de gira muy sencillo y tradicional. Hacemos las cosas porque nos da la gana, cuando nos da la gana y ¡porque nos hace ilusión! Al principio, Willis Drummond fue la historia de unos amigos que se convirtieron en músicos, por ejemplo, yo aprendí a tocar el bajo cuando creamos el grupo con Jurgi y Pierre-Antoine, el primer batería. Y desde entonces seguimos aprendiendo, haciendo discos y bolos. No me acuerdo de lo que pensaba hace 5, 10 o 15 años, sólo sé que me encanta tocar con mis hermanos musicales y hacer que siga vivo Willis Drummond. Son 7 discos de estudio, 3 directos, unos temas sueltos, bueno… ¡no está mal!

 Venís de la grabación de un disco acústico (garai bereziendako kontzertu berezia), además de la canción «Nahi Eta Nahi Ez» con la que participáis en la B.S.O. de Ane. ¿Realmente conoces a tu hija?, a editar vuestro nuevo trabajo de estudio. Siendo el 20 aniversario de la banda, ¿el orden no se supone inverso?

JURGI: Pues, como decía Xan, la verdad es que siempre hicimos lo que nos da la gana, y cuando nos da la gana… jajaja. Y también siempre tratamos de experimentar nuevas cosas y ver las oportunidades que nos ofrece la vida. «Nahi Eta Nahi Ez» la grabamos en febrero 2020, justo antes de salir a Japón, Australia y Polinesia para presentar ZUGZWANG que acababa de salir. No sabíamos exactamente cuando iba a salir la película y no había ningún objetivo detrás esta colaboración con David P. Sañudo, sino unas ganas de realizar un sueño. Un sueño que personalmente tenía desde que había escuchado por sorpresa «Man Of The Hour» de Pearl Jam al final de la película Big Fish. Ha sido muy emocionante escuchar el tema por primera vez en el festival de San Sebastián.

Cuando grabábamos «Nahi Eta Nahi Ez» empezó la crisis de la Covid. Y después de unos meses en casa, cuando vimos que solo se podía tocar en teatros y salas con gente sentada y aforo reducido, vimos la oportunidad de realizar otro sueño: montarse un unplugged y grabarlo para tenerlo en el recuerdo.

Y sobre lo de los 20 años, siempre es difícil saber cuándo empieza oficialmente la vida de una banda, pero si nos fijamos en la fecha del primer bolo, nos quedan 2 años para preparar algo especial.

En esta gira se incorporaría Vincent Bestaven, quien continúa en la banda, ¿qué trajo o que aportó la incorporación de Vincent a la hora de componer y trabajar este nuevo LP?

XAN: Vincent entro en el grupo en el 2020, para tocar guitarras y teclados durante la gira garai berezienetako kontzertu bereziak (conciertos especiales para tiempos especiales). Es un músico muy completo y muy bueno, llegó con su sonido y su manera de ver la música y nos trajo mucha positividad y alegría. El trabajo de adaptar (y a veces inventar de nuevo) los temas para estos bolos lo hicimos juntos, de forma muy natural y muy rápidamente. Cuando volvieron los conciertos eléctricos, Vincent nos confió que se sentía a gusto con nosotros y decidimos seguir los 4 y se convirtió en miembro de pleno derecho.

A la hora de componer, apartó un poco los teclados porque nos dimos cuenta que lo que salía de los ensayos era bastante crudo y funcionaba muy bien con 2 guitarras. El juego con dos guitarras es muy diferente del trío, necesita que la música este un poco más “pensada” al principio, pero luego te abre miles de puertas y de colores musicales. Hay que decir que Jurgi, Felix y yo llevamos muchos años tocando juntos, nos entendemos casi sin hablar, y para mí fue bastante liberador tener que explicarle un poco a Vincent lo que sentía y salir de mis costumbres. Además, no hay que explicarle mucho, porque es el mejor músico con quien he tocado, entiende las cosas mejor que como yo se las explico. En Hala Ere, «Western Smile» es una canción de Vincent, la tenía sin grabar y nos la regaló para el disco, ¡qué lujo!

Volvéis, después de garai bereziendako kontzertu berezia, el cual tenía un sonido más oscuro, a una producción brillante y un sonido muy americano. «Mandarina», con el sonido de la caja llevando el tema y las guitarras, suena a esa escena tan The National, Arcade Fire, etc. Una carta de presentación del LP muy potente, ¿era algo buscado?

JURGI: El garai bereziendako kontzertu berezia era un directo, grabado en la sala Atabal en Biarritz. Igual otro día, en otra sala, habría sonado un poco diferente. Cuando decidimos publicarlo, decidimos mantener todo como estaba, como un testigo del día (Por eso por ejemplo falta «komedia» que tocábamos en el bis, porque el día de la grabación aun había el “toque de queda” y no nos dejó tiempo).

Para Hala Ere teníamos la visión de dónde y cómo lo queríamos grabar, pero no del resultado que queríamos. Y eso no se lo ponía fácil a Johannes Buff, quien producía el disco. No queríamos llegar a “eso” o a “eso”, sino capturar la banda tocando y finalizando los temas en el momento. Grabamos todas las bases en 4 días, los 4, los amplis y la batería en la misma sala, sin claqueta, sin auriculares, sin pantallas para separar los instrumentos. Queríamos que, al escuchar, se sintiera la esencia de la banda. Y queríamos descubrir cómo iba a sonar.

Después, claro, trabajar con Johannes en su estudio, con sus micros y pre-amps, y más que todo con él mismo, hace que suene como suena. El lado más “americano” vendrá de él seguramente. Y sí, tiene algo de estas bandas y lo ves, ¡guay! Nosotros intentamos llegar a un punto interesante entre algo muy crudo y al mismo tiempo muy producido.  Y tienes razón, creo que el resultado es un sonido bastante brillante.

 

«Gauzak» es un tema potentísimo, con una tralla que dejaría exhausto al más infatigable, o en «Jostaleku Ala Infernu», con la introducción de batería y la melodía que recuerda a los mejores Bad Religion, ¿tanta rabia concentran vuestras composiciones? En ese caso, ¿de dónde viene?

XAN: La música de Willis Drummond tiene varias caras, una de ellas es el punk-rock, claro, al mismo tiempo, como tiene que ser, nuestra música cambia, evoluciona y unos dicen que somos un poco más tranquilos y más pausados al momento de grabar, no sé… Tenemos la suerte de componer todos y desde que Felix toca la guitarra y canta con su banda Rüdiger, compone mucho más y trae su toque más pop. Lo que está clarísimo es que para nosotros la música es una pasión, un medio de expresión, pero también una cámara de descompresión. Algunas de nuestras canciones tienen que explotar, para bajar la tensión, que sea para nosotros como para el público durante los conciertos, a mí me encanta la sensación de agotamiento que siento después de tocar ciertas canciones, no me siento capaz de seguir tocando, pero llega otro tema y me vuelve la fuerza, creo que «Gauzak» y «Jostaleku Ala Infernu» serán de estas. Me hace muy feliz que nos compares con Bad Religion porque la melodía de voz la canté yo en los ensayos y me recordó a Bad Religion, aunque no sepa mucho de su música.

A finales de 2022 hay muchas razones de sentir rabia y violencia, lo mejor es sacarlas e intentar hacer algo bonito con ellas, ¿no?

No sé si se puede explicar la música con palabras, pero sí lo que puedo decir es que Willis Drummond me da sensaciones bastante inexplicables, espero que algunas de las personas que nos escuchan lo sientan un poco.

Encuentro en «Har Eta Bota» un corte de banda sonora, de serie más bien (pronto se debería calificar como género al igual que las B.S.O.). ¿Existe esa influencia audiovisual? ¿Puede ser herencia de vuestra aportación a Ane. ¿Realmente conoces a tu hija??

JURGI: Lo siento, pero tendré que contestar que no. Jajaja… Lo de crear un nuevo género es un tema interesante. Lo seguro es que el vídeo y más que todo las series, se convirtieron en un canal muy importante de difusión hoy en día. Y como lo pasamos muy bien creando una canción específicamente para Ane, nos apetecería mucho repetir eso para una peli o una serie, claro. Pero con «Har Eta Bota», una vez más, no teníamos nada pensado desde antes. Para hacer ese disco, hay que saber que hicimos primero una semana de preproducción, siempre en Shorebreaker, pero grabando con un pequeño 6 pistas. La idea era que cada uno traiga ideas, y era primera vez que Vincent se incorporaba a la creación de canciones, y que tocábamos juntos en eléctrico. Felix llego con la idea de esa canción. Tenía lo de las estrofas y tenía hasta la línea de voz. Quedamos con eso entonces. Pero cuando trabajaba la idea en casa para transformarla en canción, pensé en esa parte final, porque, para poder escribir un texto, necesitaba que la canción se abriese. Entonces, el día mismo de la grabación, trabajamos esa idea y grabamos la canción entera así, en el momento. Cuando Felix la cantaba, tenía algo de Neil Young, para mí, tenía algo de Eels, para unas personas que la escucharon, tenía algo de reggae… Pero ahora que dices eso, ¡es verdad que podría ser música de serie o peli! Pues espero que con todo eso, los lectores sientan la curiosidad de escucharla por lo menos.

Es «Bidasoa» el tema que a mi entender más enlaza con el acústico que mencionábamos antes y, curiosamente da nombre al río que hace de frontera entre Francia y España, ¿es también el tema que marca esa diferencia de sonidos? ¿Fue el primer tema que compusisteis o es una casualidad? Si es así, ¿la elección de ser el corte que cierre el disco es premeditada?

JURGI: Pues, el tema habla del río Bidasoa en particular, pero indirectamente de la frontera en general. Y tienes razón, también se puede ver como una frontera musical o de producción que cruzamos nosotros. Como te explicábamos, todas las bases de ese disco las compartimos entre nosotros en una misma semana, y son ideas de todos los miembros de la banda. Entonces, no te podemos decir cuándo se ha compuesto cada canción… La base de esa la llevó también Felix y la trabajamos juntos. Una vez añadida la voz, nos parecía ser la canción con más emoción, musicalmente claro, pero también porque habla de la tragedia que viven demasiados inmigrantes. Y es verdad que rápidamente hablamos de cerrar el disco con esa, porque, básicamente, no veíamos qué poner después.

Y de forma casi paralela, ha sido otra decisión consciente de elegir esa misma canción como primer single del disco. Queríamos ofrecer algo musicalmente nuevo, por un lado, y, por otro lado, queríamos poner el tema de la canción en primer plano. Queríamos que esa vuelta tenga una dimensión política.

Seguís trabajando con el productor Johannes Buff, con quien venís haciéndolo desde ZUGZWANG, grabando en sus estudios Shorebreaker, y con quién habéis conseguido que las influencias que se perciben en vuestros álbumes (punk rock, power pop, rock, etc.) resulte homogéneos a la escucha, ¿es una cuestión de cercanía y comodidad, en cuanto a que ya os conocéis, o por el contrario no habéis pensado en cambiar de productor como hacen otras bandas para buscar un matiz distinto en su trabajo?

XAN: Hasta Tabula Tasa no sabíamos nada de trabajar con un productor. Fue la primera vez que lo hicimos, con Burke Reid (The Drones o Courtney Barnett) y aprendimos mucho, sobre todo a dejar nuestra música en las manos de otro y aceptar que intente “mejorarla”. Creo que con Johannes es más fácil porque nos conoce desde el principio (es el hermano de Felix), nos conocemos y nos queremos mucho. Al momento de grabar ZUGZWANG nos costó un poco encontrar un lenguaje común, pero lo conseguimos y las cosas fluyeron.

Antes de seguir, tengo que explicar lo que son los estudios Shorebreaker. Es un proyecto múltiple, muy interesante y muy estimulante: Johannes quería volver a vivir en el País Vasco (o cerca) y montar un estudio de grabación, nosotros necesitábamos un sitio para ensayar, dejar todo nuestro material etc… Otros músicos se sumaron al movimiento y construimos en Tarnos, con nuestras manos, lo que ahora es el live-room de Shorebreaker. Allí trabaja Johannes, allí ensayamos nosotros, allí conocemos nuevos músicos y hacemos parrilladas de alto nivel. Johannes Buff tiene mucho talento en varios niveles: domina extremadamente bien su equipo de grabación, es muy meticuloso al colocar sus micrófonos, mezcla muy rápido. Realmente no viene del punk o del rock y eso es lo bueno, viene con su mundo y su visión y nos permite hacer que nuestra música viaje un poco más allá de nuestras fronteras mentales y técnicas. Igual es porque nos conoce como Willis Drummond, y también como individuos, que consigue homogeneizar nuestras influencias como dices. Además, debido a la pandemia, creo que ZUGZWANG no tuvo la vida discográfica que se merecía y, personalmente, creo que teníamos una pequeña “venganza” que tomar al hacer un nuevo disco con Johannes. No sé cuántos discos más vamos a hacer, pero sí me gustaría grabar con un nuevo productor y aprender de él.

La portada, según describís en la nota de prensa, es una mandarina representando el absurdo de la forma actual de vida, descrito en el tema del mismo nombre, ¿cuál es ese absurdo para Willis Drummond?

JURGI: Pues, la repuesta está en el tema que abre el disco y que se llama «Mandarina». Entonces, ¡no spoiler! Jajaja… Pero esa sensación de absurdo, creo que la tenemos cada día más y más personas. Y tiene mucho que ver con las contradicciones de la clase dirigente, por un lado, entre lo dicho y lo hecho, por ejemplo, pero también con las contradicciones que cada uno vivimos también. Por eso también el nombre del disco, Hala Ere, que se traduce como “a pesar de todo”, pero que se podría también traducir por “aunque las cosas estén así”… Y eso puede tener dos lecturas. Una negativa, que destaca que, aunque sabemos que hay que cambiar nuestra manera de funcionar, no lo conseguimos, y otra positiva que destaca que, aunque la batalla a veces parece imposible de ganar, “a pesar de todo”, seguimos peleando y luchando.

Lleváis 20 años de trayectoria, pero cuando se hace referencia al rock vasco siempre se acaba mencionando a bandas como Kortatu o Fermin Muguruza, pero no a formaciones como vosotros o Bide Ertzean, ¿cuál creéis que puede ser la causa para que se hayan estancado ahí las referencias musicales vascas o no se proyecte tanto ese relevo generacional?

JURGI: Y nosotros ya somos viejos y hay nueva generación muy interesante, jajaja. Hablando más en serio, la escena vasca es muy rica y está muy viva. Pero las épocas no tienen nada que ver. Yo creo que, además del talento de las bandas de esa época (Negu Gorriak fue muy importante en mi vida) tendrá que ver mucho con la realidad social y política. Cuando la propuesta musical o artística es el reflejo de una situación social o política -y más cuando esa situación es muy dura-, la gente se identifica más seguramente, y de allí nace un fenómeno, un fenómeno que genera más interés mediático también, etc. Y va creciendo la bola. También hay que tener en cuenta que en las 80, 90… la música, ya sea por la llegada del CD o por los conciertos, era algo muy “nuevo” y entonces muy atractivo para la juventud, y la gente en general. Pocos conseguían publicar disco o girar lejos y entonces, cuando se conseguía, era evento.

Después de eso, Berri Txarrak consiguieron hacer algo increíble en Euskal Herria y en el estado, y hasta fuera de eso también porque conectaron mucho con la gente. Ahora, viendo la situación política, social y del euskara, por un lado, y las maneras de consumir la música por otro (también se podría hablar de la prensa especializada que bajó su presencia y sufrió mucho, por ejemplo), no veo bien como se podrían conseguir fenómenos tan grandes como esas referencias. Pero bueno, no sé si sería un objetivo interesante tan poco. En fin, aquí también aparece una contradicción como músico. Como público u oyente, no me gusta nada estar en megaconciertos, y tengo mucho cuidado con los artistas demasiado populares o comerciales, pero, “a pesar de todo” sueño y soñamos muchos músicos creo, con tocar para estas mismas multitudes. ¿Te parece normal, doctor? Jejeje…  Nosotros seguimos haciendo lo nuestro porque nos da mucho placer y nos apetece tanto como cuando empezamos. Simplemente.

Texto: David Vázquez

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