Con algunos artistas, como es el caso, resulta imposible valorar su directo abstrayéndonos de su edad. Cuando se trata de vocalistas, todavía más. Los años suelen pasar factura a dentadura, caderas, hígado y demás, pero las cuerdas vocales son especialmente sensibles al respecto. Y si para crooners, bluesmen y otros el asunto puede resultar un poco más llevadero, para un cantante de hard rock la cosa suele ponerse muy puñetera.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, y que el bueno de Graham volvía a la Ciudad Condal cuatro días antes de cumplir setenta y cinco castañas, el comentario más repetido al finalizar era el de “pues ha sido digno”. Que viene a ser como el suspiro de quien teme una caída libre y acaba pegando un ligero traspiés. Porque desde luego la voz no es la que era, pero hubo muchos momentos en que -a caballo entre el esfuerzo y el oficio-, no sonó nada mal. Graham conserva ese timbre rasgado tan propio, y si a algunas partes ya no llega, bien se encarga de dejar al respetable que coree.
La banda que lleva, por otra parte, cumple otros tantos mínimos. No son un grupazo, desde luego, pero aunque hubo momentos en que la cosa se desmadró un poco, sonando demasiado a metal de bazar, el conjunto se disfrutó. Claro que, si basas más de la mitad de tu show en una obra maestra como Down to Earth, muy zote tendrías que ser para no salir más o menos indemne. Si además picoteas de entre tus discos en solitario (correcta «S.O.S», estupenda «Night Games») y te acercas al disco que grabaste con el MSG para recuperar dos temazos como «Desert Song» y «Assault Attack»), la parroquia se inunda de nostalgia y responde; sin vítores ni salvas de aplausos, que tampoco procedían. El show discurría correcto y correcto respondió el público.
Queda preguntarse, como siempre en estos casos, si habrá próxima vez o hemos asistido a una despedida. Sea una u otra la respuesta, valió la pena asistir a uno de los últimos cartuchos de una leyenda como él. Ni que fuera para regresar durante un rato a 1979 y saludar de nuevo a todas esas maravillosas canciones del tan querido arco iris.
Texto: Eloy Pérez
Fotos: Marina Tomás