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Listas «lo mejor de 2022»: Los mejores discos de Americana para Eduardo Izquierdo (puestos del 10 al 1)

Llegamos a los diez puestos finales. Los que, en opinión de un servidor, han sido los diez discos más destacados del año en un género que, digan lo que digan, nunca falla. Cada año nos va dejando un puñado de discos magníficos que, además de agujerear nuestros maltrechos bolsillos, nos hacen seguir creyendo en esto de la música. Larga vida al Americana (o como quieran llamarlo).

 

10 . Lee Bains & The Glory Fires – Old Time Folks

9 . The Rave Ups – Tomorrow

8 . Nikki Lane – Denim & Diamonds

7 . Will Hoge – Wings on My Shoes

 

Lo ha vuelto a hacer. No se puede decir de otra manera. Aunque en el fondo era de esperar. Porque el rockero de Nashville es una de las puntas de lanza de ese rock americano heredero de Bruce Springsteen, John Hiatt o John Mellencamp. Y aún no ha llegado el momento en  que de un traspié en su carrera.

6 . Gabe Lee – The Hometown Kid

 

Es este un disco de canciones, de buenas canciones  con tres bloques bastante bien definidos: las que se acercan al rock americano convencional, las honky tonk y las que viran sin paliativos hacia el góspel. En cualquier caso, se percibe la devoción por la canción como base del cotarro y así llegan a nuestros oídos magníficas composiciones como «Rusty», «Lonely» (aquí me recuerda a Prine pero en lo estilístico) o la espeluznante y brillante «Longer I Run – Hammer Down», que se inicia puro soul circa Sam Cooke. En definitiva, un álbum soberbio que, sin estridencias se clava, se clava, y se clava.

5 . Th’Booty Hunters – The End of The Country

4 . Brent Cobb – And now, let’s turn the page.. (ol’ buddy)

3 . Tre Burt – Know Your Demons

2 . Ginger Wildheart – s/t

1 . The Vandoliers – The Vandoliers

 La banda de Dallas The Vandoliers ya mostró en su reciente gira hispana que son perfectamente capaces de defender encima de un escenario su, a veces, aunque siempre dentro de la música de raíces, ecléctica propuesta. En su nuevo disco reinciden en lo apuntado ya en su ya lejano disco previo Forever (2019), aunque levantan algo el pie del acelerador para centrarse en el mejor conjunto de canciones que nunca han publicado dotando a cada una de ellas de lo que necesitan. Sea lo que sea. Conservando, eso sí, algo del punk de sus orígenes y con mucho de la influencia de la cercanía de la frontera a su lugar de nacimiento, trastean entre canciones a sus hijos o recuerdos a los días pre pandemia, con trompetas mariachis y violines que los llevan del rock fronterizo, al rock clásico, el punk mestizo o el rock americano de toda la vida en un disco del que difícilmente podrán salir. Yo, ni puedo, ni quiero.

 

Eduardo Izquierdo

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