De pocas bandas se puede afirmar que mantienen su esencia tan pura como la que les motivo a hacer música. Su propuesta inocente, un poco gamberra, con el único propósito de pasarlo bien y de paso reivindicar parte de la historia del rock y del pop sigue ahí y bien que lo mostraron en este concierto. Tres tipos que tomaron el escenario con la ya clásica «Spaghetti» y que a base de sólo canciones y buen humor consiguieron que la abarrotada sala se olvidara del mundo que nos rodea durante una hora y cuarenta minutos.
Sin prisa pero sin pausa fueron desgranando un repertorio que repasó lo más selecto de su carrera sin dejar de lado su reciente When The Purple Emperor Spread His Wings donde fue muy bien recibida la cachonda «French Cricket». Partiendo de una base indie rock y con una prestancia instrumental admirable nos hicieron llegar ecos de los primeros The Who, de Sun Records («Dale It’s a Damn Shame») e incluso su batería decidió convertirse en algo parecido a un estrambótico crooner cuando dejo las baquetas y decidió acercarse al micrófono. Hubo tiempo también para reivindicar a algunas de sus influencias con sendas versiones de 13th Floor Elevators y de Creedence Clearwater Revival. Pero donde lo petaron y sacaron lo mejor del público fue en propia e incontestable «I Love You Like a Madman» que fue recibida y coreada como el clásico que es. No hay duda de que The Wave Pictures lograron hilvanar un concierto inmaculado y el público lo agradeció pidendo bises que la banda concedió con la añeja y clásica «Sweetheart». Una velada perfecta en la que tres tipos sin pretensiones y armados tan sólo de buenas canciones demostraron que para ofrecer entretenimiento y un buen concierto poco más hace falta.
Texto: Xavi Martínez
Fotos: Marina Tomás
