Encuentros

Sra. Robinson, bailando sobre la incertidumbre

 

Que dentro del atropellado, casi asfixiante, ritmo que marca la actualidad musical una banda publique ahora su cuarto disco dentro de una trayectoria iniciada hace más de veinte años, resulta un dato más que significativo. Por una parte revela la falta de sumisión a esa inmediatez demasiadas veces reflejo de una clara ausencia de reflexión creativa, y por otra, y eso es algo que en su recién publicado álbum Cierra al salir (Delia Records y Milana Música, 2022) dejan especial constancia de ello, manifiesta la maduración que todo proyecto necesita y que suele desembocar en una satisfactoria progresión artística.

Sin alardes vanguardistas, ni cargados de rupturistas novedades, el rock and roll sureño, por usar un término genérico  a pesar de resultar incompleto para desentrañar su personalidad, sigue haciendo de muro de carga de un sonido que ya desde su propia naturaleza formal delata una complexión más robusta e intensa. Más allá de dicha puesta en escena, sus influencias ya conocidas, léase desde M Clan a Los Deltonos, escarban en sus orígenes haciendo aflorar su vena más «(rhythm and)bluesera» en paralelo a un despliegue más notorio de su afecto hacia escenarios psicodélicos.

Una amalgama de pequeños, que no insignificantes, detalles que hacen de este álbum, más allá del trabajo más perfecto de su carrera, consideración en la que también interviene un interesante manejo de las historias contenidas en él, uno de los momentos estelares que el sonido clásico de guitarras interpretado en castellano nos ha brindado este año. Por todo ello, nos sumamos a tal celebración, hablando con su ideólogo principal, Raúl Escribano.

Sin encontrarnos grandes variaciones respecto a vuestro sonido característico, ese rock and roll sureño de variadas influencias, Cierra al salir ofrece una cara muy reforzada de él, haciendo despuntar todas sus virtudes y detalles.

Creo que este disco representa en un 98 por ciento la manera en la que queríamos que sonara desde el principio. Estamos en un momento en el que, a veces, nos cuesta menos que antes plasmar musicalmente nuestras ideas; o por lo menos sabemos lo que no nos gusta. Por otro lado siempre estamos persiguiendo hacer la mejor canción y el mejor concierto. Creo que sin esa inquietud no tendría sentido dedicarse a esto.

Concretando más ese concepto musical, percibo que hay un mayor acercamiento a los postulados más primitivos de vuestras influencias, haciendo que la música negra, sea el blues o el rhythm and and blues, tenga mayor peso…

El soul y el blues fueron los estilos que me empujaron a hacer música desde pequeño. En este trabajo es cierto que nos hemos querido acercar a los sonidos del rhythm and blues británico y americano de los años sesenta. Durante los ensayos, preparando el repertorio, sobrevolaban constantemente en  nuestras cabezas los nombres de Elmore James, Muddy Waters o Bo Diddley, pero por encima de todo, los Yardbirds, Pretty Things o los primeros Stones, entre otros cuantos.

Además de esos sonidos más crudos hay momentos donde os paseáis por ambientes psicodélicos, ¿son parte también del ADN de la banda?

En Nada Mejor, nuestro disco anterior, tonteamos un poco con la psicodelia en la canción «El momento perfecto», donde Luis-Cavernas grabó un precioso arreglo de sitar. Siempre hemos sido muy fans de ese tipo de sonidos, y aunque es en directo, donde hay más espacio a la improvisación, cuando hemos jugueteado más abiertamente con ellos, quizás no habían llegado hasta ahora las canciones idóneas en las que pudieran aflorar del todo.

Respecto a la propia naturaleza del sonido, intenso, crudo pero muy orgánico,  creo que también hay un crecimiento evidente, ¿antes de entrar al estudio ya teníais claro ese aspecto o ha sido importante en ese resultado final el proceso de grabación en el estudio junto a Carlos Díaz?

Para estas canciones era muy importante encontrar el estudio necesario donde poder alcanzar  ese sonido crudo y orgánico que tanto buscábamos, pero al mismo tiempo también donde estuviéramos cómodos y pudiéramos grabar todos a la vez. Trabajar con Carlos Díaz ha sido muy fácil. Nos entendimos desde el primer momento. Además el lugar resultó perfecto para una grabación post-pandémica. Un estudio integrado en un antiguo cortijo en las afueras de Granada donde podías grabar mientras veías la puesta de sol por la ventana y el fuego de la chimenea. Creo que ese sentimiento ha quedado impregnado en la grabación.

Otro de los elementos que creo hacen muy identificativo este disco es el uso de las voces, tanto la principal, como sobre todo en las que le rodean. ¿Ha sido un aspecto que habéis cuidado especialmente?

Totalmente. En este disco hemos buscado un tratamiento especial para la voz en cada tema; utilizar diferentes tipos de micro y efectos para conseguir el color que más se ajustara a cada canción. De la misma forma los coros también han sido tratados de manera especial, ya fuera tanto en las armonías más lisérgicas como en aquellas de mayor crudeza, que junto a las palmas y percusiones le dan al resultado final ese carácter festivo y colectivo que tiene la música afroamericana primitiva.

 

Creo que estamos ante un disco que de primeras uno se puede quedar con sus pegadizos ritmos pero que está lleno de detalles, de cambies, de variedad… incluso de temas lentos de una hermosísima factura, ¿ha sido esencial  para la banda buscar esa versatilidad?

Siempre nos parece importante que exista un contrapunto a la hora de escuchar un disco. El germen del que salió todo fue «Cierra al salir», que es un tema rabioso a base de rhythm and blues, lo que en algún momento nos hizo sentirnos tentados a hacer un disco más corto, solo compuesto  de temas más “bailongos”,  pero al final, aparecieron otro tipo de canciones que por su propia naturaleza reclamaron también su espacio…

En los trabajos publicados durante esta época, con todo los inconvenientes y/o retrasos ya conocidos, cuesta ubicar el origen de sus canciones, aquí, al margen de la idea genérica, hay alguna referencia directa al confinamiento, ¿ha sido un disco nacido a rebufo de lo sucedido durante este tiempo o estaba planteado desde antes?

El disco estaba planeado para grabarse antes de la pandemia, pero como casi todo, tuvimos que aplazarlo. Ese tiempo «extra» dio para escribir un montón de canciones, no necesariamente pandémicas, habría sido un horror (risas), pero finalmente solo una se coló en este disco: «Rumbo al norte». Quizás porque aunque tenga alguna referencia, quiero pensar que sutil, a la pandemia, la idea principal es la de salir de esa zona de confort y volver a un lugar donde fuimos felices. En “el norte”, además, tenemos un montón de amigos y amigas. Nos morimos de ganas de ver a todo el mundo después de tanto tiempo, así que esa canción también es en parte una declaración de intenciones.

Personalmente es un disco que pese a la variedad de sus textos lo tildaría no sé si de conceptual pero sí que percibo una línea argumental común entorno a las posibles actitudes-respuestas individuales tomadas frente al desconcierto vital. No sé si es algo que trabajaste o que surgió naturalmente…

Nunca nos planteamos a priori pensar los discos como “conceptuales”, pero sí es cierto que al estar compuestas las canciones en un espacio de tiempo concreto eso les proporciona un contexto común e incluso una coherencia como conjunto. En el caso de Nada mejor, nuestro disco anterior, empecé a escribir las canciones nada más volver de grabar con Hendrik en Cantabria A medio camino, y por eso está lleno de luz y refleja el buen rollo que vivimos esos días. Este disco sin embargo es más un ajuste de cuentas con ese desconcierto vital que comentas.

Por ejemplo una de las formas de enfrentarse al desastre es la negación, el de sentirse conocedor de una realidad no revelada a la gente común, en definitiva los llamados negacionistas, a los que despacháis sin miramiento, invitándoles a «cerrar al salir»…

Como te decía antes «Cierra al salir» fue el germen de este disco. Lo curioso es que a pesar de estar escrito antes de la pandemia, el mensaje y los sentimientos, permanecen intactos. Al final, parece que no hemos salido mejor de todo esto…

Por el contrario, el grueso de actitudes del disco se debaten entre no querer conocer, huir, escapar o simplemente no hacer nada. Aunque en ningún momento ejerzas de juez respecto a estas formas de comportarse, ¿pensabas en héroes o en villanos?

En algunas canciones, como en ese «Cierra al salir», me refiero o pensaba en gente mala y menos mala. No nos engañemos, por desgracia los villanos existen. En el resto, el sentimiento es más bien una reflexión colectiva compartida. Catarsis y autocrítica. Bailemos juntos mientras cae el meteorito.

«No puedo evitarlo» habla de las ganas de chillar, de romperlo todo, ¿a pesar del tono irónico y bailable que hay en el disco, hay mucho sufrimiento y rabia escondido tras él?

Irremediablemente todos y todas pasamos por buenos y malos momentos. Creo que a veces podemos intentar aprender algo de ese tipo de situaciones y de la manera en la que las podemos afrontar. En ocasiones uno puede necesitar pedir ayuda; otras por el contrario conseguimos sentirnos mejor simplemente cantando y bailando, solos o con otros congéneres. Nosotros por nuestra parte a veces hacemos canciones…

Siendo «Expectativas» la más explícita, hay otra idea que pulula a lo largo de los textos y es el de aceptar lo insignificante que somos como individuos, incluso llevado al ámbito musical…

Creo que las expectativas que nos creamos muchas veces a nosotros mismos pueden ser una carga muy pesada. Quizás invertimos demasiado esfuerzo en ser estrellas del rock, futbolistas o “influencers” en vez de disfrutar del viaje. Por ejemplo: yo ahora mismo estoy muy nervioso porque tengo unas expectativas altísimas a la hora de contestar a esta entrevista con respuestas interesantes a la par que entretenidas. (risas)

Lleváis más de veinte años, con este proyecto, en el mundo del rock and roll, ¿sentís, de haberla, alguna evolución, ya sea positiva o lo contrario, en el circuito ligado a este tipo de sonidos?

La verdad es que por un motivo u otro, siempre hemos oído que todo estaba fatal, que el rock & roll tenía los días contados, etc, etc. Dejando a un lado que ahora, por las circunstancias de sobra conocidas por todos, cuesta el doble llenar el depósito de la furgo, creo que hay muchísimo talento. La cuestión quizás sea cómo ayudar para canalizar ese talento y que consiga llegue a las salas y al público.

Habéis caído, espero que gustosamente, en las garras de Milana Records, una familia de reciente creación pero que está acumulando bandas y trabajos de un nivel extraordinario, convirtiéndose en la punta de lanza del rock and roll hecho en nuestras fronteras, ¿se siente uno arropado viendo que hay un sello detrás llevado por músicos y que cuida la elección de las bandas?

Este último trabajo los hemos editado con Milana Música  y con Delia Records. Con estos segundos ya hemos trabajado en dos discos anteriores, y con Milana es la primera vez y estamos realmente entusiasmados. No podemos estar más a gusto sabiendo que contamos con compañeros de viaje como ellos, que hablan nuestro mismo idioma y saben bien las vicisitudes a las que se enfrenta en su día a día una banda como la nuestra. Nos sentimos muy orgullosos también de compartir catálogo con tantas bandas a las que admiramos y apreciamos.

 

Texto: Kepa Arbizu

 

 

 

 

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