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The Dream Syndicate – El Sol (Madrid)

 

La vida se mueve en círculos, en ciclos que nos devuelven una y otra vez al mismo lugar, que como el río de Heráclito, nunca es el mismo en el que ya estuvimos. Si The Dream Syndicate nos regalaron su reunión hace una década para celebrar el trigésimo aniversario de The Days of Wine and Roses, diez años después tocaba hacer lo propio con sus cuarenta años. En el ínterin, son más viejos, pero también más sabios y más estilosos, y pueden presumir de haber alumbrado cuatro fantásticos discos que no solo pueden mirar a los ojos a sus clásicos, sino que amplían sus horizontes (ese maravilloso The Universe Inside), algo que pocos grupos pueden decir.

A ellos dedicaron la primera parte de su set, en el que a pesar de basarse en las canciones de los últimos diez años (con algún guiño a Medicine Show como «Burn»), no hubo espacio para el tedio, quizá porque Steve Wynn y Jason Victor poseen ese extraño carisma que hace que simplemente observarlos alzar una ceja frente al micrófono o sacar brillo a esa guitarra que parece salida de un tugurio de Nueva York en 1976 sea todo un placer. Cuando a los cincuenta minutos Wynn se despide y anuncia que harán una pausa antes de abordar las canciones de The Days of Wine and Roses, nadie suspira aliviado: acaba de sonar una espectacular «How Did I Find Myself Here» que bien podría haber figurado en aquel clásico.

Entonces, el ritual de siempre. Carburan poco a poco con «Tell Me When It’s Over», que suena más Television que nunca, elevan la temperatura con el riff de «Definitely Clean» y para cuando una afilada «That’s What She Always Say» desemboca en el descacharre stoogiano de «Then She Remembers» se han vuelto a ganar al público por segunda vez en una misma noche. ¿Complaciente? ¿Nostálgico? Tal vez, pero yo no recuerdo una versión de «Halloween» tan espectacular como la de esta noche. Si la vida está hecha de rituales que cada vez echamos más en falta, quizá no esté de más celebrar cada diez años que hace cuarenta cuatro colgados de la Costa Oeste resucitaron el rock y que periódicamente se han dedicado a mantenerlo en forma, inasequibles al desaliento y al cinismo. Esos son nuestros días de vino y rosas, una despedida a la que acompañaron como broche «Still Holding on to You», que Wynn recordó que habían tocado en su paso por La Edad de Oro en 1984, y «Boston», puntual evocación del reivindicable Out of the Grey. Hasta dentro de diez años, o mejor, hasta el año que viene.

Texto: Héctor García Barnés

Fotos: Salomé Sagüillo

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