Volvía M. Ward a Barcelona para iniciar la gira de presentación de sus dos últimos discos que publicó en 2020: Migration Stories que grabó con músicos de Arcade Fire y Think of Spring, un disco que homenajea a la gran Billie Holiday. Era esta una gira aplazada por la pandemia en innumerables ocasiones y se notaba que M. Ward tenía ganas de subirse a un escenario con su guitarra y deleitarnos con sus canciones, pero antes empecemos por el principio.
La telonera de este concierto fue Amaia Miranda. La bilbaína, afincada en Barcelona desde hace muchos años, nos regaló un breve, pero exquisito concierto en el que demostró que sabe dialogar con su guitarra. Antes de la pandemia, de hecho, confesaba que pensaba venderla porque vivía una crisis con ella, pero durante el confinamiento aprendió a hablar de nuevo con su instrumento. Y menos mal, porque nos ofreció un gran concierto lleno de maestría a las seis cuerdas y sentimiento folk. Homenaje a la excelente serie Fleebag de Phoebe Waller-Bridge incluido. Su nuevo disco, publicado este año se titula Cuando se nos mueren los amores. Una artista a seguir atentamente.
Ward subía al escenario con su guitarra, sin artificios ni añadidos. Mientras tocaba las emociones se reflejaban en su cara. Se tocaba constantemente el pecho y agradecía al público su presencia. Se notaba que el escenario es su elemento natural y que lo echaba de menos. Empezó con una canción acústica para luego lanzarse a cantar su folk íntimo, mientras también dialogaba con su guitarra. Sonaron un par de canciones de sus discos nuevos, pero lo demás fue un repaso a su discografía: grandes clásicos, e incluso algunas peticiones del público en el segundo bis.
La intensidad y la emoción de sus canciones nos envolvía, imposible no emocionarse. Incluso cuando entre canciones la gente empezaba a hablar, en cuanto M. Ward volvía a tocar, el silencio se imponía. Alabado sea. El público respondió, en Chinese Translation de Post-War coreó la canción hasta conseguir que el propio M. Ward alabara sus harmonías vocales. También sonaron Vicent O’Brien, Sad Sad Song, For Beginners, la versión de Daniel Johnston The Story of an Artist o Rollercoaster, esta ya en los segundos bises.
El primer bis lo hizo maravillosamente acompañado de Amaia Miranda a la guitarra. Se nota la conexión entre ellos, a pesar de cierta timidez por parte de ambos. Pudimos escuchar Fuel for Fire, Duel for Guitars o Lullaby + Exile. Tras marcharse de nuevo y que el público siguiera aplaudiendo y reclamando su presencia, M. Ward volvió para tocar unas cuantas canciones, esta vez ya a petición popular. Pidió al público sugerencias y entre ellas escogió. Una manera espectacular de acabar su concierto. Si el público estaba entregado, después de esto, más aún. Es difícil explicar las emociones que se sienten cuando ves un concierto que te toca tanto. La próxima vez tendréis que comprobarlo en persona. No os arrepentiréis.
Texto: Anabel Vélez
Fotos: Marina Tomás