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AMFest – La Farga de l’Hospitalet de Llobregat (Barcelona)

Godspeed You! Black Emperor

 

Esperemos que esta edición Parèntesi sea solo un punto y seguido y que a partir de ahora las cosas vuelvan a su cauce normal para que este Festival, junto con toda su gente, logre desplegar todo el potencial que atesora, que no es poco”. Empezar la crónica de esta nueva edición transcribiendo las últimas palabras de la que, justo hará un año publicamos en esta santa casa, era casi una necesidad moral para que no cayera en el olvido de dónde venimos. Las dos complicadísimas últimas ediciones, lastradas especialmente por las pésimas condiciones que ocasionó el Covid (también por la mala gestión de las administraciones), no sólo no consiguió que el festival dejara de existir, sino que el regreso a la preciada “normalidad” multiplicó el empuje y la necesidad de demostrar que nada ni nadie era capaz de aniquilar el sueño de quiénes hacen posible la autogestionada experiencia.

Distinta ubicación, flamante nuevo recinto y ampliación en número de escenarios, pero mismas convicciones, principios (os animamos a leer de su página web el maravilloso “Decálogo” que les define), pasión y sobre todo esa devoción por y para la música “que gusta” y que se dice de ella que es “incómoda, ruidosa y experimental”.

Completado el cartel más ambicioso de todas las ediciones celebradas hasta la fecha, colmando así muchos de los sueños más húmedos de cualquier seguidor de los géneros que acoge el acontecimiento, solo faltaba materializarlo y hacer que todo funcionara a la perfección. Y se consiguió a lo grande: comodidad inmejorable (a años luz de los macro festivales que nos rodean), magnifica disposición y sonoridad de los tres escenarios, suficiencia en número de barras y comida, óptimo cuidado y mantenimiento de todos los servicios incluyendo logradísimas zonas de descanso y, como no, lo más importante: el éxito musical.

Un éxito liderado por los indiscutibles cabezas de cartel, los canadienses Godspeed You! Black Emperor, cuya incontestable y apabullante última actuación de las cuatro jornadas, cerrando con “The Sad Mafioso”, quedará para siempre en la retina y oídos de todos los presentes. Cualquier calificativo que se intente utilizar nunca hará justicia a lo acontecido.

Anna Von Hausswolff

Pero mucho antes a todo esto, ya se habían sucedido innumerables momentos inolvidables difíciles de sintetizar (sin orden cronológico) en tan poco espacio: la mágica liturgia de Anna Von Hausswolff cuya cúspide alcanzada en un paseo entre la multitud inyectó un halo de esperanza y bondad a un público expectante. La teatral e inclasificable propuesta de la singular Lingua Ignota acompañada únicamente de un piano de cola (nunca antes en un AMFest y que previamente ya había utilizado la sensible Amaya López-Carromero alter ego de Maud The Moth) copando las necesidades de quiénes buscaban perturbación y exigencia. Arrollador acto de unos atronadores Cult Of Luna cuya acumulación de humo lanzado encima del escenario hizo saltar las alarmas de contra incendios de todo el recinto (aunque nos gusta más fabular con que todo fue producto del derroche de energía proyectada por los suecos). Deafheaven consiguieron defender de manera brillante el complicado equilibrio y encaje de sus temas más recientes del último y formidable Infinite Granite con sus clásicos más cercanos al blackgaze (para el recuerdo quedan las interpretaciones de ”Brought to the Water” precedida de la maravillosa “Mombasa”). Como no citar también la diana de la organización programando las sintonías oscuras a lo tecnopop de la mano de Carpenter Brut a continuación del portentoso acto de los black metaleros y compatriotas franceses Celeste, con sus inseparables e inquietantes frontales de luz roja. Este acierto aportó como una especie de ansiada liberación del respetable, transformando el recinto en una auténtica fiesta rave de puro baile.

Cult of Luna

Hubo más (mucho más) con propuestas tan necesarias y dispares entre sí como la de la formidable A.A.Williams (con su flamante As The Moon Rests recién salido del horno), el desparpajo y pericia de las jóvenes japonesas Tricot, la intensidad de Birds in Row, los imprescindibles Caspian (llegar a transmitir tanto instrumentalmente está al alcance de pocos), o unos habituales del festival Maybeshewill (si no nos equivocamos su tercera vez)… pero dónde queremos poner el verdadero foco de esta extraordinaria undécima edición, es en su fiel público, toda esa gente que lo hace posible y, como no, en la titánica fe y labor de sus organizadores, cuyo mandamiento “Gracias por venir” recogido en el citado Decálogo, hacemos nuestro para reconvertirlo sin complejos en un “Gracias a vosotros”.

 

Texto: Debonair

Fotografías – Sergi Fornols

 

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