Acaban de publicar su segundo disco, «Si no fuera por estos momentos, sería por otros» Y, aunque las coordenadas de su sonido y verbo vienen selladas desde su álbum de debut en 2019, «Talego Quini», en forma de lengua afilada y sarcástica, dosis de humor y una mordacidad e ironías finas y desprejuiciadas, ahora han dado un paso más. Y no es que se hayan vuelto más serios, pues la sonrisa continúa apareciendo al escuchar las diez balas que componen este nuevo repertorio, pero, como nos cuenta el propio Javier Ferrara, líder y corazón de la banda madrileña, ahora también hacen parada en reflexiones más profundas y asuntos más trascendentales. Pero no solo eso, en su cruzada por romper con todos los cánones del rock, género que practican a su santa bola, con esta segunda entrega les vemos digerir y fusionar estilos que, aunque pudieran parecer imposibles, en su unión engrandecen el lenguaje común ya convertido en propio.
«Si no fuera por estos momentos …» Cuánta frase hecha en nuestra cultura y coloquialismo que, si no nos damos cuenta, puede llegar a encorsetarnos. Vosotros rompéis la tontería rematando «sería por otros». ¿Así de sencillo, no?
También podríamos haberlo titulado “tú puedes con eso y con mucho menos”, “no cambies siempre” o “si molesto, os vais”. El uso reiterado de frases hechas denota un alto de nivel de estupidez y nosotros abrazamos la tontería como si fuera un osito.
[Risas] Me encantan todos esos títulos. De todas formas, quedémonos con el que habéis elegido y dime cuáles son esos momentos que os engrandecen a vosotros.
Somos tan diminutos que cualquier momento nos viene grande, pero todos aquellos momentos donde entran y salen cosas de nuestros cuerpos nos gustan bastante; somos muy básicos, como puedes comprobar.
¿Con qué espíritu llegáis a este segundo álbum? Dicen que el segundo siempre es el más complicado porque asienta a la banda o la desestabiliza…
A nosotros nos desestabilizó el primero, por lo que este segundo puede que nos destruya. Hablando un poco en serio: encaramos este segundo disco con mucha ilusión, creemos que es infinitamente mejor que el primero; le hemos puesto mucho trabajo, cariño y, al ser muy distinto al primero, tenemos la inquietud de cómo lo recibirá la gente.
¿Esperáis, entonces, la coronación con este trabajo o sencillamente pasar un buen rato y mostraros un poco más?
Como te comentaba antes, es un disco bastante distinto al primero, al menos por tramos es más serio o no es tan irreverente o humorístico que, en definitiva, creo que han sido las señas de identidad de la banda hasta la fecha. Esperamos que con este segundo disco se nos empiece a ver como un grupo que no solo hace un humor, pues seguiremos riéndonos de lo que nos apetezca.
¿Cuál es la principal diferencia, a nivel interno como banda, de este nuevo repertorio con respecto a Talego Quini (2019)?
La principal diferencia a nivel interno fue la marcha de Lolo, que era el guitarra en el primer disco, y la entrada de Marco, que toca desde hace ya dos años los sintetizadores en Parquesvr. En cuanto al repertorio, intentamos tocar muchos más estilos que en Talego Quini; y las letras, escritas muchas de ellas durante el confinamiento y la pandemia, son más meditadas y en algunos casos más serias. Musicalmente es un disco más pensado y con muchísimos más matices que el primero.
Desde el principio de vuestra andadura habéis buscado romper con los patrones típicos del rock español. ¿Qué veis que sobre o que falte en la escena?
Faltan bandas que rompan los patrones y sobran tíos en pantalones pitillos.
A nivel sonoro ya sabemos que vuestra propuesta para mejorarla es vuestra propia música, pero ¿cuál es vuestra propuesta a nivel emocional? ¿Qué mueve y tambalea a Parquesvr?
Intentamos, aunque no sea directamente, que nuestras letras tengan un calado social y de crítica; vivimos en un momento en el mundo de constante cambio y el futuro es más incierto que nunca, por lo que mirar qué hacemos mal como sociedad creo que es algo bastante necesario. También nos mueven nuestras pequeñas tragedias personales, como a cualquier buen hijo del siglo XXI.
Está claro que el humor es una de vuestras armas, pero a veces puede tener doble filo. ¿Es peligroso tirar tanto de sarcasmo y mordacidad por si no se os toma en serio? ¿O es más inteligente de lo que puede parecer?
Pues sí, es una de nuestras preocupaciones, que al final terminemos siendo vistos como un grupo humorístico. Creo que la gente que nos ve en directo muchas veces se sorprende, pues, aunque tenemos humor, teatralidad y sarcasmo (y lo seguiremos teniendo), también hay espacio para momentos de otro tipo.
Las letras, sin embargo, —escritas por ti, Javi— tienen su profundidad, su trasfondo. El ejemplo claro en este disco está en canciones como «Arde, quema, duele». En general sueles abordar asuntos como amor, decepción, pérdida de horizontes, fracaso, infancia, raíces… ¿Cuál es tu tema recurrente?
Hay algunas letras que tienen ese trasfondo, o al menos intento que así sea; y hay otras que son simple y pura ida de olla. Creo que mi tema recurrente es el paso del tiempo. No sé si me da miedo o no, pero me obsesiona: durante mucho tiempo viví con constante terror a la muerte; creo que ahora estoy algo más reconciliado con eso, pero sigo pensando en la edad que tengo, en la edad que tienen quienes me rodean, en cuánto tiempo ha pasado de esto o aquello… Otra mucha gente tiene la virtud de no pensar demasiado en eso, pero, desafortunadamente no es mi caso, y creo que eso de alguna forma se ve en las letras de nuestros temas, con referencias al pasado de este país, pérdidas personales, etc. Espero poder escribir en un futuro sobre ilusión y esperanza… o igual no.
Otra de vuestras bazas es la ausencia de prejuicios estilísticos. Es decir, lo mismo metéis un tema con dejes árabes (El laberinto»), que le dais al rap old school («Tazas con mensajes») o al flamenco («Muchas flores»). ¿Se trata de riqueza cultura y amplitud de miras o es puro caos sinvergüenza?
Quedaría bastante pretencioso decir que es riqueza cultural, por lo que voy a optar por decir que es caos sinvergüenza que, por otro lado, creo que nos define mejor. Parquesvr somos cinco personas que venimos de sitios muy distintos en cuanto a lo musical y que, accidentalmente, nos hemos encontrado en este proyecto. Nos une la amistad, el cariño y el respeto que nos tenemos y una forma similar de ver el mundo en el que vivimos, pero, en cuanto a la música, tenemos pocos puntos en común; y eso, que en cualquier otro grupo puede ser un problema insalvable, para nosotros es algo normal. Teníamos claro que queríamos probar cosas nuevas y lo seguiremos haciendo. Nos daba miedo perder la esencia que teníamos como grupo en el camino, pero tampoco éramos Siniestro Total, sino un grupo con un disco, y era el momento de poder hacer y probar cosas nuevas, y eso hemos hecho. El ser tan distintos entre nosotros en ocasiones hace que el proceso sea más lento y complicado y que el resultado final poco tenga que ver con lo pensando inicialmente, pero eso también nos mola.
A veces parece que, sonoramente, os acercáis a bandas como Rage Against de Machine o al post punk de Sleaford Mods, pero luego enseguida concatenáis con un rollo más Triana, los Chichos e incluso Manolo Cabezabolo. ¿Esta ensalada es vuestro referente real, están en vuestro imaginario todas estas referencias? ¿Hay alguna que os de reparo confesar pero que también esté ahí latente?
Creo que todas las referencias que mencionas son correctas, aunque al ser tan distintos creo que cada uno citaría cosas totalmente diferentes. Tengo 40 años y ya no me da reparo confesar nada: a mí personalmente me encanta Cuchillo de Fuego, Biznaga, escucho mucho a Paco Moreno, me he reconciliado con Calamaro (del que me aleje bastante durante mucho tiempo… creo que él también se alejó bastante de él mismo) y escucho casi de todo, de Noga Erez a Black Midi.
¿De dónde habéis salido? De Madrid, sí, pero ¿cuál es vuestro barrio, cómo fue vuestra infancia y vuestra juventud?
Todos somos de Madrid menos Marco que es de Burgos. Nacimos entre mediados de los 70 y mediados de los 80, y originalmente todos éramos del sur de Madrid, de ahí el nombre. Nuestra infancia fue E.T.A., Jesús Gil, las Mamachicho, Futre, Mario Conde, Oliver y Benji… Nuestra juventud, o al menos la mía, empezó cuando empezaba el siglo y siempre ha estado asociada a la música, pero como aún soy joven no ha terminado.
Buena respuesta. ¿Y cómo os veis ahora? ¿Satisfechos a nivel personal o aún queda mucho por hacer?
Estamos contentos, pero siempre quedan cosas por mejorar y cosas por hacer. En definitiva, es el motor de la vida, pensar que aún nos quedan cosas por hacer o, como dice Calamaro, canciones por cantar.
El género kinki, tan apreciado en nuestro cine y, cada vez más, también en la música con bandas como Derby Motoreta’s Burrito Kachimba. ¿Os sentís, en cierto modo, parte de él?
Personalmente no me siento un kinki. En mi barrio había muchos y ninguno acabó bien. Yo estudié, trabajo y tengo una vida más o menos ordenada. Si pertenecemos a un género o a otro eso es algo que creo que nos dirán los demás; te puedo decir que la romantización del barrio es algo muy actual y que, sobre todo, viene de gente que no vive en ellos. Dicho lo cual, los Derby son la hostia y Miguel es una de las mejores personas del planeta.
Este año habéis sido uno de los ganadores del premio Rock Villa de Madrid. Enhorabuena! ¿Cómo os cayó el reconocimiento?
Pues fue algo inesperado y estamos muy agradecidos a todas y todos los que decidieron que así fuera. Parte del premio fue tocar durante las fiestas de San Isidro y fue un auténtico regalo: llovió durante el concierto, lo que hizo que fuera aún más épico.
Unos galardones históricos que nacieron en torno al rock y durante décadas han oscilado por ese género, pero que estos últimos años se han abierto a un espectro sonoro más amplio. ¿Qué os parece? ¿Va por aquí vuestra idea de amplitud del rock?
Creo que, como todos los galardones, deben de adecuarse a la época en la que vivimos; y si actualmente hay músicas que crecen, experimentan o llegan a emocionar más que el rock me parece genial que sean premiadas.
Buena parte de ese cambio debe venir promovido por las bandas, los músicos, y sus ganas de experimentar, de ofrecer cosas diferentes… Pero también por parte del público, pues este ha de estar más o menos receptivo. ¿Estamos preparados para erradicar clichés y abrir la mente de verdad?
Eso depende de las ganas que tengas de cuestionar tu gusto y la capacidad de poder aprender e interesarte por cosas nuevas; y esa capacidad puede que, con los años, disminuya; pero si durante tu vida has estado abierto a cosas diferentes seguramente lo sigas estando. Yo, al menos, sí lo estoy.
¿Somos todos nosotros esos «salvajes», de la séptima canción de este disco?
“Los Salvajes” hace referencia a un amor tan bestia, tan fuera de convencionalismos, tan animal y tóxico que hasta aquellos que no forman parte nuestra cultura alucinan con lo bestia que es el asunto.
Y por último, ¿crees firmemente que nos hace falta leer un poco más a Baudelaire, no? ¿Tú lo has hecho?
Creo que nos hace falta leer mucho, no decir tanto lo poco que leemos, no alardear de lo poco que sabemos, interesarnos por lo que desconocemos, no ser unos flipaos y humildad, nos falta mucha humildad. No, yo no he leído a Baudelaire, por eso os pregunto: ¿debo?.
Texto: Sara Morales