Gozaron de sus quince minutos de fama con el primer sencillo extraído de su homónimo álbum de debut, una lectura en clave hard del clásico soul «Chain Of Fools». Pese a ese éxito duraron poco, tras un segundo disco que pasó sin pena ni gloria decidieron separarse, eran los noventa, ya saben, el auge de la escena alternativa y grunge que barrió con todo lo anterior.
Tras una década en barbecho, se pusieron otra vez en marcha a principios del presente siglo para unos pocos conciertos puntuales y desde entonces no han hecho más que evidenciar que están en un excelente estado de forma. Estado de forma que refrendan en cada concierto que ofrecen, ya han pasado varias veces por la Ciudad Condal desde que volvieron a la actividad y cada presencia mejora la anterior.
Es increíble la manera en que exhiben músculo y defienden su cancionero más reciente. Suenan como un trueno, se mantienen bien físicamente y equilibran el repertorio a las mil maravillas recordando lo mejor de su pasado, la anteriormente citada versión, «Down & Dirty», «Piece Of The Action», «Hard Times», «Rum And Coke», «Ballad Of Johnny», con una selección de su presente. Canciones de los álbumes editados desde su regreso, «American Dream», «Holly Roller», «Vegas», «Real Rock Drive», que suenan con garra y nervio y ponen la sala patas arriba con el medley que se marcan de Faces («Every Picture Tells A Story») y los Stones (esa joya de KIz que responde por «Happy»).
Ron Young mantiene intacto tanto su carismática presencia escénica como su garganta, las guitarras se baten en duelo perpetuo durante las casi dos horas de recital y la sección de ritmo, con Pharoah Barrett al bajo (The Four Horsemen), no pierde comba. Se entregan, disfrutan y hacen disfrutar al personal, veteranos guerreros del rock & roll que deberían ser ejemplo para muchos de sus compañeros de generación que viven de rentas y para aquellos jovenzuelos que empiezan. Y es que a veces el éxito no se puede medir por las cifras de venta de discos o entradas. Y ustedes ya me entienden.
Manel Celeiro
Fotos: Marina Tomàs