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Burning – Kafé Antzokia (Bilbao)

“Lo mejor de la película de Fernando Colomo es la canción”. Así dijo Johnny Burning en la presentación del tema que casi todo el mundo (la edad cuenta) ha tarareado o cantado alguna vez en su vida. “Qué hace una chica como tú en un sitio como este”, creo que no hace falta ni mentarlo. Porque es eterno en el imaginario rockero de los que hemos visto pasar las décadas y celebramos que grupos de los setenta sigan en la brecha. Con tan sólo Johnny del por aquel entonces, pero Burning sigue girando y brillando.

Y con otros grupos que les siguen el ejemplo, para seguir alimentando viva la llama del Rock´n´Roll en estos tiempos en los que se vislumbra (y sufre) un cambio de paradigma musical en generaciones más jóvenes. Quizás ahora sólo se busca diversión en la música, cuando en otros tiempos esta significaba algo más (con un contenido social, político e incluso moral en sus letras), quizás ahora sólo se busca el éxito efímero de usar y tirar (hay discografías que nadie recordará si es que llegan a ser discografías), quizás ahora sólo se busca tener un mp3 en el teléfono (cuando antes seguíamos la liturgia de escuchar un disco entero, en orden, leyendo el libreto, admirando portadas y contraportadas), muchos cambios pero aún está presente la vieja guardia rockera y con nuevos miembros sobre las tablas y delante de ellas.

Atraco son uno de estos nuevos grupos que saben muy bien lo que quieren. Deudores de los propios Burning (el nombre del grupo proviene de la canción “Esto es un atraco”) se encargaron de calentar el ambiente en el Kafé Antzokia de Bilbao. Poco tocaron, la verdad, porque algo tuvo que pasar para que les cortaran el repertorio, que no llegó a los cuarenta minutos y no porque Atraco no quisiera seguir. Y poco para ellos y poco para nosotros, pues los también madrileños mostraron un aroma stoniano evidente (y eso gusta), guitarreros, intensos, con actitud (el soporte de los pedales de Diego Atraco, su vocalista, estaba forrado de leopardo, qué maravilla), y sobre todo contentos de tocar, sólo emanaban buen rollo y ganas de pasárselo bien. Presencia positiva ante todo. Una pena que no pudieran completar su Set List, la verdad. Destacaron temas como “7 cifras”, “Chica normal“ (canción de su próximo disco), su primer single “Me arranca” y “Déjala atrás” (Chuck Berry sonreiría al escucharla). Acabaron con una versión tremebunda del “Sábado a la noche” de Morís. Grandísimo final aunque nos quedaron las ganas de haber escuchado los dos temas que no pudieron tocar. Atraco han estado por aquí con Tequila y ahora con Burning, queremos una tercera vez cuanto antes.

Y tocaba la hora de Burning. Con el aura de respeto que se les tiene a las leyendas del Rock estatal, Johnny Cifuentes y sus seis compinches empezaron dándole fuerte, con un sonido limpio y en formato de dos guitarras (con la presentación de Nico Álvarez), bajo, batería, percusión, saxo y el propio Johnny cantando y tocando un teclado adornado con el logo del grupo. Y para delante sin mirar atrás, con las eternas “gafas de Rock” de Johnny (en las primeras filas cundió el ejemplo) y las imparables ganas de rockear un sábado por la noche. Agarrando el micrófono (soporte forrado de pañuelos al más puro estilo Aerosmith) con “No pares de gritar” ya tenía a la gente haciéndole caso, mientras Johnny derrochaba esa actitud chulesca que tanto nos gusta, interaccionado con el público (como siempre, eternamente agradecido de estar delante de él tras estos años pandémicos) y tirando de clásicos. Pandereta en la mano para darle fuerte con “Jack Gasolina”, el tema del añorado Pepe Risi “Es decisión” o “Malas tierras”, comentando que le decían que había aguantado vivo más que la Reina de Inglaterra.

Una jam muy bien llevada en medio de “Todo a 100” le dio un poco de respiro antes de acometer con el tema que citábamos al inicio (“Qué hace una chica como tú en un sitio como este”), y a partir de ahí desfile de clásicos. Hasta entonces el concierto iba bien (aunque por momentos puntuales con un poco de piloto automático) pero esto ya supuso el punto de inflexión. Atención, que van seguidos “Jim Dinamita” (esos motes ochenteros son impagables), “Como un huracán” (con el público cantando a pleno pulmón el “Éramos dos, era un volcán, éramos dos un huracán, pero aquello terminó, no sé por qué razón”) y la maravillosa “Muévete en la oscuridad”.

Un guiño al “Satisfaction” de los Stones en “Ginebra seca” dio paso a “Esto es un atraco”, con el detalle de Johnny de llamar a Diego Atraco para interpretarla a dos voces (tema que se había quedado fuera antes, por desgracia), y el rollo Grease de “Es especial” antes de empalmar a guitarrazos con “Mueve tus caderas”, a ver quién supera esto. Retirada breve a camerinos antes de acabar con un bis de dos temas, qué digo temas, ¡temazos! La mejor canción de la noche “No es extraño que tú estés loca por mí” (“Fui a Hollywood y estuve en Nueva York y en el Antzoki te conocí”), la balada canalla por excelencia y el final de “Una noche sin ti”, en la que Johnny se despidió del público con un halago eterno: “Apestáis a Rock´n´Roll”. Porque eso fue, casi dos horas de Rock´n´Roll y actitud chulesca, que siga así por muchos años.

Texto: Michel Ramone

 

 

 

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