Discomático

Ozzy Osbourne – Patient Number 9 (Sony Music)

Perturbadoras evocaciones de From The Inside de Alice Cooper vienen a la mente, aunque Ozzy Osbourne ya hablaba abiertamente sobre su salud mental en Black Sabbath («Paranoid», «Who Are You», «Am I Going Insane (Radio)» y al comienzo de su carrera solista («Crazy Train»).

Conceptualmente, Patient Number 9 es descendiente directo de Diary Of A Madman de 1981, el álbum que estableció para siempre al loco paradigmático del rock y el metal ante el mundo. Aunque como con todos sus discos (obviando el fallido álbum de covers), las parejas se forman solas,  este último álbum viene de la mano del anterior Ordinary Man. Mismo productor (Andrew Watt) casi el mismo equipo (Chad Smith, Duff McKagan) expandiendo la misma vigente premisa de colaboraciones con otro artistas. La lista de invitados es mayestática, esta vez, con guitarristas de clase mundial, cada uno de ellos brillando en su terreno. Mike McCready de Pearl Jam sorprende en la metálica «Immortal», quizás la única canción de la colección que nos retrae a las épocas de alta ciencia metalúrgica.

Eric Clapton suena sublime en «One Of Those Days», volviendo a aquellos tonos carnales de sus tiempos con Cream. Jeff Beck, la otra luminaria, se muestra clarividente en el envite moderno de «Patient Number 9» y en la bellísima recurrencia Beatle de «A Thousand Shades». A Zakk Wylde le sienta mucho mejor este nuevo rol, más feroz en «Mr. Darkness» y en «Nothing Feels Right» que en «Parasite», de cuestionable estribillo.  «Dead And Gone» en su genial sencillez tiene aires de los tiempos de The Ultimate Sin, y la reflexiva «God Only Knows» con Dave Navarro enfrenta a Ozzy con su mortalidad. Pero el voraz agujero negro de esta galaxia es un gigantesco Tony Iommi, que atrae toda la luz hacia él en «Degradation Rules» y en la elíptica «No Escape From Now», que evoca a «Planet Caravan» de Sabbath en sus extremos.

La producción de Andrew Watt (aquel que descubrimos junto a Glenn Hughes en California Breed) es formidable, haciendo que cada invitado se refleje  en su identidad sónica, tal vez abusando de samples vocales que hemos oido en otra parte. En cualquier caso, Patient Number 9, es un caso de estudio completamente actual, el formato de trabajo más habitual de las estrellas de pop que Watt tan bien conoce. Nuevamente, Ozzy Osbourne es el más moderno de los clásicos. Más musical y menos inmediato que su predecesor, Patient Number 9 nos propone una experiencia madura, con Ozzy Osboune exorcisando sus demonios una vez más y mirando de frente a su destino, esta vez rodeado de gente que le admira y a quien él admira. No es mala manera de irse despidiendo. PD: Mi venerado Jimmy Page, lo que te has perdido maestro.

Texto: Daniel Renna

 

 

 

 

 

 

 

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