El innegable hecho de que British Lion, esencialmente agrupan miradas por la presencia de Steve Harris, se puede ver elevado a la enésima potencia si el quinteto británico toca en la misma ciudad y un día antes de que lo haga la mastodóntica gira de Iron Maiden. Los tres cuartos de entrada que pisaron la Sala Salamandra principalmente estaba compuesta de seguidores de La Doncella de Hierro de diferentes puntos de la geografía dispuestos a ver a su Ídolo a pocos metros y con intenciones de cazar alguna foto o autógrafo y residualmente quedaban los curiosos que sí que venían empapados de The Burning, el respetable álbum que presentaban dos años después de su edición.
La fiereza con la que atacaron el hard rock moderno de «This is My God» para subir a las tablas, dejaba patente que British Lion no es un divertimento del icónico bajista y que la banda está comprometida en dar lo máximo, de hecho, era reconfortante verle moverse por todo el escenario, cantando cada uno de los temas, disfrutando como un niño de todo el recital y derrochando carisma en cada uno de sus movimientos. Otra de las claves, fue el crecimiento de las composiciones de The Burning en directo: «Land Of Perfect People», «Bible Black» o «Ligthning» sonaron superlativas respecto a su versión en estudio, gracias al buen hacer de escuderos de lujo como la guitarra de David Hawkins, que sin mucha pirotecnia, consiguió imprimir a cada canción lo que necesitaba y la personal voz de Richard Taylor que aunque tuvo un inicio estático y titubeante, fue ganando enteros a medida que iba avanzando el show dando brochazos melódicos a cada pasaje.
Al llegar a «Last Chance» -con unos coros donde la sombra de Maiden se alarga- ya habían convencido a todos los asistentes, incluyendo al propio Nicko Mc Brain que estaba detrás de la mesa de sonido, cerrando con el pegadizo rock clásico de «Eye Of The Young», dejándonos a todos con la mecha encendida para la cita del día siguiente en el Estadi Olimpic.
Texto: Vicente Merino
Foto: Antonio Merino
