Hay fechas que tenemos grabadas a fuego en nuestra memoria para el resto de nuestras vidas. Yo como mitómano, tengo especialmente “tatuadas” dos: el 16 de agosto de 1977 —creo que no hace falta presentación—, y el 1 de abril de 1984. Rondaba los 18 años y ese día, uno de mis ídolos, murió; y esa pérdida me dejó un vacío que no he conseguido llenar desde entonces. Recuerdo pasar una época —creo que estaba en 1º de BUP— bastante caótica y deprimente de la que sólo conseguía airear mi pena, con su música. Para llegar hasta ese día, viajo hasta 1967…
Marvin Penz Gay Jr, Marvin Gaye —había añadido la “e” final a su apellido como homenaje a su adorado, Sam Cooke, que había hecho lo mismo. Pero su biógrafo oficial, David Ritz, cuenta en el imprescindible Divided Soul que lo hizo para alejar los rumores sobre su homosexualidad. La e impedía la asociación directa. En el libro también se cuenta que padre e hijo practicaban crossdresing (vestirse como lo haría el género opuesto. Habitualmente el término para designarlo ha sido travestismo), por lo que algún momento de su vida fueron etiquetados como homosexuales. Otra fuente indica que Marvin se cambió el apellido para distanciarse de su progenitor que había abusado de él en su infancia—, necesitaba una compañera para un disco de duetos que su compañía, el sello de Detroit, Motown, pensaba lanzar de manera casi inmediata.
Gaye ya había contado con dos grandes artistas anteriormente: por un lado, Mary Wells, en 1964, con la que grabó, ‘Together’, y un par de temas más; y por el otro, en ese mismo año, ‘What Good Am I Without You’, con la magnífica, Kim Weston, con la que volvería a lanzar, en 1966, el archiconocido hit, ‘It Takes Two’. El visionario fundador de la compañía discográfica, Berry Gordy Jr, tiene en mente a una cantante que ha fichado hace unos años, su nombre, Tammi Terrell. Marvin ya tiene a su pareja musical. Una canción compuesta en un principio para la Reina del Soul británico, Dusty Springfield, por el mágico dúo, Valerie Simpson y Nick Ashford, es el primer single que saldrá el mercado. Su título, ‘Ain’t No Mountain High’. La complicidad entre los dos es incontestable y sus actuaciones, con un estilo que iba más allá de su vestimenta, ceremonias casi místicas en las que interpretaban cada canción como si estuviesen contando su propia historia de amor.
Pero esa relación nunca fue sentimental, solo profesional y de amistad, por eso siempre estaba viva. Gaye estaba casado con la hermana de Gordy, Anna, y Tammi tenía una tormentosa relación con el cantante de Temptations, Dave Ruffin, tras haber pasado por otro turbulento y violento período al lado de James Brown. Los éxitos de la pareja se suceden uno tras otro y eclosionan en el totémico álbum, United, con composiciones de Harvey Fuqua, Berry Gordy Jr, Frank Wilson, Simpson & Asfhord, Etta James y el propio Marvin Gaye.
Unos dolores de cabeza que lleva arrastrando Terrell desde que era una niña se hacen cada vez más intensos y frecuentes. En octubre de 1967, durante un concierto en Virginia, mientras estaban interpretando la deliciosa, ‘Your Precious Love, la cantante se desmaya en los brazos de su amigo. La gira se cancela y ella vuelve a su Filadelfia natal para ser ingresada en un hospital. Los malos augurios que se comentaban en los mentideros del mundo del espectáculo se cumplen al serle diagnosticado un tumor cerebral bastante grave que la encierra en el quirófano durante seis horas. Pese al pesimismo imperante en ese momento, la operación se salda con relativo éxito y tras medio año de recuperación, Tammi, vuelve a Michigan para grabar de nuevo con Marvin. Esas canciones dan forma a otro excelente trabajo que lleva por nombre, You Are All I Need, editado en agosto de 1968 en la subsidiaria de Motown, Tamla Motown. Pero esta relativa calma vuelve a truncarse al reproducirse de nuevo el tumor que no había sido extirpado totalmente. Lo que sigue es una constante entrada y salida de hospitales —en total unas ocho operaciones—, y breves recuperaciones que aprovecha para grabar y con ello que siga fluyendo algo de dinero para pagar los costes médicos.
Su deterioro mental y físico —en algunos momentos tiene que llegar al estudio en silla de ruedas—, es más que evidente. Contra viento y marea consigue lanzar otro álbum para enmarcar, Irresistible, esta vez en solitario, con una adaptación del clásico de Isley Brothers, ‘This Old Heart of Mine’, que hace temblar al original. En septiembre de este mismo año, 1969, se presenta otra colección de canciones junto a su fiel compañero, Easy. Según cuenta la leyenda, el estado de la cantante le había impedido grabar correctamente algunos temas y éstos habían sido interpretados por Valerie Simpson. (Gaye, aclaró años más tarde en una biografía que Simpson sólo había hecho pruebas, y que la voz de Tammi Terrell era de la de todos los temas.
Yo, particularmente, he oído y leído varias opiniones sobre ello así que si queréis tirar del hilo…). Por otra parte, Gaye lanza en enero de 1970, su décimo disco de estudio, That`s the Way Love is, que se niega a promocionar y con el que demuestra signos de desilusión con su compañía discográfica; se recluye en su casa y abandona su imagen de pulcritud para dejarse crecer la barba y comienza a usar sudaderas en vez de los habituales trajes de etiqueta, parece anticipar la tragedia que va a acontecer. La última aparición pública de Tammi es en el Apollo neoyorquino cuando asiste a un concierto de Marvin y éste le acerca un micrófono para cantar juntos una definitoria, y en ese momento llena de dramatismo, ‘You Are All I Need’, con el público asistente en shock por lo que significaba ese momento. A partir de aquí, el deterioro fue catastrófico y fallece el 16 de marzo de 1970 tras un coma. No llegó a cumplir 25 años.
Más de 3000 fans se reúnen alrededor de la iglesia de su ciudad en la que se celebraba su funeral. Su madre vetó la entrada a los miembros de Motown al argumentar que no habían hecho nada antes los malos tratos a su hija del impresentable, por decirle algo bonito, David Ruffin. Sí que tuvo permiso Marvin Gaye que devastado, hablaba con el cadáver en el ataúd como si ella fuese a abrir sus labios para contestarle. El cantante se sumergió en una espiral de depresión y drogas, llena de oscuridad, que ya no le abandonó y que le mandó directamente al infierno después de haber tocado casi el cielo: “Siento que de alguna manera he muerto con ella”.
Con la batalla por los derechos civiles, las protestas contra la guerra de Vietnam y los sentimientos hacia su amiga perdida, Gaye, encuentra la inspiración para componer y producir una canción que será su obra cumbre, What’s Goin’ On, sin duda una de las grabaciones fundamentales de la historia de la música contemporánea que ha inspirado a muchas generaciones de músicos e incluso estilos como el Hip Hop o el moderno R&B. Sin embargo, Berry Gordy Jr no era partidario de sacar este single al mercado porque no tenía nada que ver con “el sonido de la joven América” que proclamaba su discográfica; y decía que la canción era la peor cosa que había oído en su vida. Además el éxito del sello se había logrado con grandes voces en grandes canciones que no molestaban a nadie, al contrario que el tema que pretendía lanzar Gaye, totalmente contestatario, que incluso amenaza con una huelga de hambre si no sale el sencillo a la luz. Misteriosamente, el tema se difunde y se convierte en un boom con ventas millonarias que lógicamente hacen cambiar de opinión a Gordy que pasa de intentar guardar la canción en un cajón a proponer a Marvin que componga un disco completo. En mayo de 1971, ese trabajo sale al mercado y se convierte en el álbum más vendido de la historia de la discográfica. Olas de jazz, soul, pop y góspel envuelven al oyente. Una posterior encuesta de críticos británicos lo nombra en 1999, “el álbum más importante del siglo XX”.
ENTRADILLA CANCIÓN WHAT’S GOIN’ ON
Renaldo “Obie” Benson, miembro de The Four Tops, contempla, mientras viaja en el autobús de gira un violento acto de brutalidad policial contra una manifestación pacifista en un parque de Berkeley; es mayo de 1969 y ese día se denominó más tarde, “jueves sangriento”. Al ver esta horrible situación, Benson, comienza a preguntarse, “¿qué está pasando, qué está pasando aquí? ¿Por qué están enviando a los jóvenes lejos de sus familias al extranjero?”.
De regreso a Detroit, le comenta el incidente al compositor Al Cleveland que compone una canción basada en las conversaciones con Benson. Éste les presenta el resultado a sus compañeros de grupo, pero la rechazan porque consideran que es una canción protesta. Él les dice, “es una canción sobre el amor y la comprensión. No estoy protestando. Quiero saber qué está pasando”.
Benson le ofrece la composición a Marvin Gaye en un encuentro con el cantante y se ofrece a interpretársela en su cara a la guitarra. Gaye piensa que sería ideal para el conjunto vocal, The Originals, pero Benson le convence finalmente para que sea suya. Marvin le agrega una nueva composición musical, una nueva melodía y letras que reflejaban su estado de ánimo en ese momento. Para Benson, enriqueció la canción, haciéndola más natural, convirtiéndose de esta manera en una historia. Las sesiones para su grabación se vieron enriquecidas por cantidades bastante importantes de humo de marihuana y whisky y con la base instrumental de la banda por excelencia del sello, The Funk Brothers.
Pese al que éxito de ventas y crítica le permite una ansiada libertad económica, que empieza a malgastar en drogas, su estado depresivo se ve aumentado por el fracaso de su matrimonio con Anna Gordy, los problemas con el Servicio de Impuestos que comienzan a ser frecuentes, las disputas con su discográfica por varios motivos, y el consumo desproporcionado de cocaína y otros paraísos artificiales. Incluso hay de por medio un intento de suicidio con un revolver que evita en última instancia el padre de Gordy. Estas palabras definen perfectamente su estado en ese momento, “Mi éxito no me parece real. No me lo merezco. Me siento como una marioneta, la mascota de Berry, la mascota de Anna. Yo tengo una mente propia y no la he estado usando”. Lógicamente todo esto deriva en un importante bloque creativo, con graves problemas para crear nuevo material, y más para que esté a la altura de su aclamado último trabajo. Es la primavera de 1972 y Gaye también pelea con la decisión de mudarse a LA y con hacer frente a la separación de su esposa. También tiene una dura batalla con los demonios internos que le atormentan desde su infancia.
En su niñez, sufrió abusos sexuales por parte de su padre, el predicador, Marvin Gay Sr, que además le adoctrinó con dureza en las enseñanzas cristianas puramente moralistas y fundamentalistas. El miedo reinaba en su hogar ya que era alcohólico y las brutales palizas que daba a sus hijos eran constantes, pese a que en sus sermones abogaba por no la violencia. Esto derivó en un preocupante temor por las relaciones sexuales y en una impotencia que se transmitía, junto con fantasías sadomasoquistas, propiciadas por esos golpes, y también en una ineptitud sexual que lo persigue desde la juventud; todo el conjunto se convierte en un sentimiento de culpa que lo atormenta durante toda su etapa adulta. Según su biógrafo, David Ritz, “su visión del sexo estaba inquieta, atormentada, llena de dolor”. Pero aprende a vivir con todos sus problemas personales en una nueva espiritualidad recién descubierta, con la que incluso cambia su forma de vestir al incorporar a su vestuario prendas deportivas, gorros de lana y símbolos que rinden homenaje a las religiones tradicionales africanas.
Esta aparente “nueva normalidad” da como resultado, otra poderosa obra en su carrera, el transgresor, Let’s Get it On, su primera incursión en el funk y uno de los discos con más carga sexual jamás grabado, y criticado por sus letras sexualmente incisivas. El tema homónimo probablemente sea la canción más hot de la historia; la sensualidad se desborda en cada palabra, en cada segundo de su contenido. Durante las sesiones de grabación del álbum, que está prácticamente terminado —nos situamos en marzo de 1973—, conoce a Janis Hunter una atractiva joven mulata de 17 años de edad, que le sirve de inspiración para la concepción de los temas, en especial, ‘If I Should Die Tonight’. Jan —nombre con el que Marvin la “bautiza” en su primera cita—, llevaba enamorada de él desde los 8 años, y su sueño desde que tenía esa edad de conocerle, se había hecho realidad. Poco antes, en invierno de este mismo año, Marvin había solicitado la separación legal de Anna Gordy.
Con la salida de su nuevo trabajo —28 de agosto de 1973, en Tamla Motown—, se transforma en una súper estrella, es más, en un nuevo icono sexual debido al contenido híper erótico de las canciones y a su imagen en ese momento. Las ventas superan a What’s Goin’ On y se convierte en su álbum más vendido; aparece en todas las publicaciones musicales y de sociedad; sus conciertos son fiestas con las mujeres derritiéndose por él que acababan casi en bacanales romanas, su magnetismo escénico es arrasador. Pero este relativo paso por la fama supone al mismo tiempo el inicio de una caída sin freno a los infiernos: los gastos descontrolados, sobre todo por la ingesta desproporcionada de todo tipo de drogas (Cocaína, PCP, Heroína, Marihuana), su nulo o escaso interés por pasar más tiempo en el estudio y aprovechar para seguir componiendo música, los roces con su suegro…
La relación con Janis se va consolidando y comienzan su convivencia en el apartamento del cantante primero en Hollywood, para trasladarse al poco tiempo a Topanga Canyon. En la gira del 74, Marvin dedica la canción, ‘Jan’, a su nuevo amor y en noviembre, aparecen en la revista Ebony, presentándose de esta manera a todo el mundo; dos meses antes, había nacido su primera hija, Nona. Durante 1975 y 1976, Marvin comienza a preparar su siguiente trabajo entre su estudio, Marvin’s Room, y el de Motown en LA, Hitsville West Studio, y que tendrá un título claramente definitorio, I Want You. Supone un cambio sustancial en su dirección musical, dejando de lado el clásico sonido de Detroit para adentrarse definitivamente en el funky y en la naciente música Disco o Disco Soul y con un contenido claramente sexual en sus letras, retrato de la tórrida relación que mantiene con su nuevo amor. Lanzado finalmente en marzo, es una obra de homenaje romántico y, por encima de todo, erótico, a la mujer que ama profundamente. Su obsesión por ella casi se pueda tocar en la texturas sensuales que forman la parte sonora y lírica de las canciones. Todo pasión, todo amor. Pero como dice el viejo refrán, “no es oro todo lo que reluce”, y un nuevo varapalo manda a Gaye unos peldaños más cerca del abismo con la sentencia de su divorcio con Anna —lo había solicitado en noviembre de 1975—.
Tras un proceso mediático con un dramático intercambio de acusaciones cruzadas, se dictamina que está obligado a pagarle a ella, 600.000$; partiendo de la base de que no tenía ni por asomo el dinero, que tampoco le preocupaba y ni siquiera se le pasaba por la cabeza cumplir con la resolución, Gaye, tiene una cosa absolutamente clara, es una injusticia. Pasan varios meses en los que sus abogados tratan de que entre en razón y pague la deuda, y negocian directamente con ella para que cobre alrededor de 300.000$ que provienen del anticipo que el artista había acordado para su siguiente grabación. Y la otra mitad, la obtendría con las primeras ventas del álbum. Ante esta situación, como para el cantante, nada de esto tenía sentido y seguía pensando que era una iniquidad, y tampoco iba a cobrar nada por ello, no quería volver al estudio. Ante la presión de sus abogados por un lado y los de Anna por otro, finalmente, decide grabar un disco, que será malo y, como consecuencia, no venderá nada para perjudicar a su esposa. Gracias a una iluminación posterior, piensa que la mejor venganza posible sería contar la historia de su divorcio; ella cobraría, pero todo el mundo conocería su versión.
Así nace, el devastador, Here my Dear —lo confieso, procuro no escucharlo muy a menudo porque me rompe el corazón, como me está ocurriendo ahora que lo tengo de fondo—, un disco doble en que el artista narra el hundimiento de su matrimonio. 75 minutos de rabia y amargura, y un tema que se repite en tres momentos diferentes: ‘When Did you Stop Loving Me, When Did I Stop Loving You’ (Cuando dejaste de amarme, cuando dejé de amarte); lanzado en diciembre de 1978. Con la salida del nuevo trabajo, vuelven los problemas ya que la ya ex mujer de Marvin Gaye quería emprender de nuevo acciones legales porque consideraba que había violado su intimidad al contar determinadas situaciones en las canciones que componían Here my Dear. La funda del vinilo era bastante elocuente: una foto con tablero de una suerte de Monopoly. Al lado de la mano femenina había pilas de billetes, propiedades, empresas; del otro, un billete de dólar, discos e instrumentos musicales. Sobran las palabras. Fue un fracaso de crítica y de ventas en su momento, pero con el pasar de los años, ha adquirido la importancia que merece, sobre todo en ese género tan particular que es el de los discos de ruptura, como el célebre, Blood on the Tracks de Bob Dylan, Prisioner de Ryan Adams, Fleetwood Mac y su Rumuors o Back to Black de la malograda, Amy Winehouse.
La relación con Jan, con la que se había casado en New Orleans en octubre de 1977, está a punto de sucumbir y ella solicita la separación legal en 1979. La supuesta relación abierta de la pareja, en la que Marvin la obliga a mantener relaciones sexuales con desconocidos o con amigos suyos, mientras él los espía, provoca un enfermizo estado de sufrimiento y gozo que luego se convertía en violencia doméstica con monumentales palizas y claro, la total dependencia de las drogas por ambas partes son los desencadenantes de esta nueva situación que vuelve a hundir a Gaye en la más absoluta miseria. En realidad, su relación se había convertido en tóxica mucho tiempo atrás. (Para interesados en el tema, os recomiendo el libro de Jan Gaye, con la colaboración de David Ritz, After the Dance My Life with Marvin Gaye, durísima crónica de una convulsa y dramática relación que parecía salir de un cuento y acabó en una pesadilla). Se instala en Maui, Hawai, para intentar salir del pozo negro en el que discurría su vida, pero se convierte en una especie de mendigo que malvive sumido en una gravísima adicción a las drogas y su enfermiza relación con el sexo. Dentro de esta tesitura, tiene su segundo intento de suicidio al ingerir una onza entera de cocaína: “Me había dado por vencido.
Los problemas eran demasiado grandes para mí. Sólo quería que me dejaran en paz y volarme los sesos con toot —base de coca fumada en argot— de alto octanaje. Sería una muerte lenta, pero relativamente agradable, ciertamente menos complicada que un arma”. Sus siguientes composiciones son un fracaso, las deudas se van haciendo cada vez más grandes, su adicción, poco a poco, le va destruyendo por dentro. Va derecho al caos físico, económico y mental. Tras instalarse temporalmente en Londres, comienza a consumir importantes cantidades de cocaína base—elaborada con residuos de cocaína y mezclada con acido sulfúrico y queroseno— y PCP—también llamada “polvo de angel” es un anestésico con poderes alucinógenos—. Se presenta siete horas tarde a un concierto homenaje a la princesa Margarita y es demandado por los músicos de su banda por el retraso, y el personal del teatro donde se celebra el evento, prácticamente le echa del escenario, a los veinte minutos de actuación, por lo que consideran una total falta de respeto; hay que sumar el fin de su contrato con Motown por cuestiones de producción. Ficha por Columbia Records.
Tras dos años más a la deriva, el promotor belga, Freedy Cousart, logra ganarse su confianza y le convence para que instale en la localidad de Ostende, Bélgica, para desintoxicarse y relanzar su carrera. Es febrero de 1981 y Marvin se acaba de divorciar de Jan. Para el cantante aquello era un “exilio impositivo” ya que debía millones en impuestos y el estado norteamericano lo perseguía y quería alejarse también de la cocaína que le iba consumiendo. La mayor parte de sus bienes estaban embargados y lo poco que podía acumular lo gastaba en placeres tóxicos. Poco a poco, lo que iba a ser una pausa de un par de semanas, se traduce en un período de unos 18 meses en los que compone el fabuloso disco, Midnight Love, amparado en el eterno single, y uno de sus mayores éxitos, ‘Sexual Healing’, pero eso sí, entre mujeres, drogas y alcohol aunque el ejercicio físico y la dieta alimenticia saludable le ayudan a recuperar la energía. Gracias al éxito del disco decide regresar a Estados Unidos en octubre de 1982, con la compañía de sus fantasmas, tormentas internas y una paranoia aumentada por la depresión y la adicción de la que no consigue escapar. Durante la promoción de la gira de presentación de su último trabajo, lleva chaleco antibalas y se presenta rodeado de guardaespaldas armados ya que teme por su vida porque piensa que alguien está conspirando para matarlo. Pese a ello, el tour se convierte en un éxito, su presencia en los medios de comunicación le sitúan en una especie de renacimiento, consigue sus dos primeros Grammy y actúa en el 25 aniversario de la Motown, eso sí, falto de toda coherencia artística que se pone de manifiesto en los últimos conciertos del tour en los que su voz, rota por la droga, es prácticamente inaudible. Sobrepasado por las deudas —prácticamente ha dilapidado su fortuna en cocaína—, la paranoia a la que se había visto arrastrado por el consumo indiscriminado, y la soledad, se instala en la casa que había comprado a sus padres en Crenshaw, Los Angeles.
Su padre le tenía una envidia terrible y el hecho de que fuera alcohólico y cocainómano, no hizo sino agrandar la brecha durante el paso del tiempo. Pese a esto, Marvin intentaba suavizar la situación haciéndole regalos como un Cadillac, la casa en la que convivían ahora e incluso un revolver que, paradojas de la vida, acabó matándole. El hecho ahora de compartir techo hace que las peleas sean constantes y que la madre se deje la piel intentando mediar entre los dos. En diciembre de 1983, Marvin Sr denuncia a su hijo por agresión, pero antes de que llegue la policía, se refugia en casa de una de sus hermanas. A las pocas semanas, regresa al infierno doméstico. Los primeros meses de 1984 son una ruleta rusa para la vida de Gaye. Comienza a pensar nuevamente en el suicidio y tiene pánico a relacionarse. Cuando no está discutiendo con su padre, se refugia en su habitación, entre películas porno y cocaína. Y esa soledad le lleva irremediablemente a una paranoia que no le abandona en ningún momento y que le lleva a comprar una pistola para defenderse de los asesinos a sueldo que él cree, están conspirando para asesinarle, pura manía depresiva. A finales de marzo, salta de un coche en marcha a toda velocidad para quitarse la vida, sólo sufre heridas leves en lo que es su tercer intento de suicidio.
Dos días antes de su cumpleaños, el padre de Marvin discute con su madre por unos papeles referentes a un seguro que no encuentra, la zarandea, Gaye se interpone entre los dos y amenaza al reverendo; es una pelea que dura 45 años y que está a punto de finalizar. Al siguiente día, Marvin, está encerrado en su habitación, en la mesa, papelinas y vodka, en la televisión, sexo duro, lleva la misma ropa desde hace seis días y en el bolsillo derecho de su pantalón, una pistola, debajo de su almohada, una caja de balas. Se vuelve a repetir la situación con su madre, oye los gritos y sale de la habitación a reprenderle, éste sube corriendo y se enzarzan en una lucha a golpes en la que el padre cae el suelo y es pateado varias veces por su hijo. La madre aparece y lleva a su hijo a otra de las estancias para calmarlo.
Tras la tempestad llega una momentánea calma hasta que oyen los pasos de su padre que se acerca a la habitación, se para frente a Marvin, con la Smith & Wesson que le había regalado, y de un disparo, le atraviesa el corazón; Gaye cae de espaldas y la sangre empieza a corromper la alfombra, la madre huye despavorida a buscar ayuda, el padre, antes de salir, le dispara otras dos veces a quemarropa. Es el mediodía del 1 de abril de 1984. Cuando llega la policía, encuentran a un hombre mayor, sentado, con los codos apoyados en sus piernas, mirando al suelo, totalmente ausente ante los gritos desgarrados que llegan de las habitaciones y la sirena de la ambulancia que acaba de llegar al domicilio. A sus pies, una pistola, con el cañón todavía caliente. Acaba de asesinar a su hijo, el mejor cantante Soul de la historia, de tres balazos. Casi agonizando, es trasladado al hospital de Los Angeles, pero sólo se puede certificar su muerte a las 13 horas aproximadamente. Al día siguiente, hubiera cumplido 45 años.
Cerca de diez mil personas acudieron a su entierro en el cementerio de Forest Lawn Glendale. El cuerpo estaba vestido con el traje militar blanco y oro que utilizaba en los conciertos de su última gira. Stevie Wonder, cantó en el funeral, mientras que el gran Smokey Robinson, íntimo amigo del cantante, pronunció un discurso que hizo brotar las lágrimas. Las dos mujeres más importantes de su vida, Anna Gordy y Janis Hunter, expandieron sus cenizas en el Pacífico.
El padre declaró que actuó en defensa propia, que temió por su vida ante el ataque de su hijo. Fue declarado culpable, pero el juez tuvo en cuenta las agresiones previas de Marvin y su adicción y sólo le condenó a seis años de prisión. Durante su estancia entre rejas, algunos reclusos le preguntan si había amado a su hijo, su respuesta es espeluznante: “Digamos que no me disgustaba”. Después de cumplir condena, vivió unos 14 años hasta que un infarto le mandó al averno en 1998.
38 años después, recordar ese día sigue siendo duro para mí. Palabra de fan…
Texto: JL Crespo “ZepiSoul”