Fiel a su cita con el verano barcelonés, el indiscutible adalid del rock and roll español de los últimos cuarenta años, tiró de elegancia y actitud para conquistar a su siempre fiel y cada vez más intergeneracional público en el incomparable marco del Festival Jardins de Pedralbes, que año tras año va consolidando una propuesta artística de calidad dentro de ese pequeño e histórico reducto natural en la ciudad de Barcelona. Con el Palacio Real de fondo y con un auditorio entregado de antemano, el Loco sigue sin dar señales de agotamiento encima del escenario. Será por lo incontestable de un repertorio repleto de himnos que forman parte de la memoria colectiva de toda una generación; será por esa actitud de rock and roll star que polariza a amantes y detractores a partes iguales; o será por rodearse de una banda excepcional con los irreductibles Josu García e Igor Paskual a la cabeza. Sea por la razón que sea, Loquillo no falla. Un concierto trufado con la presentación de Diario de una tregua, el último trabajo que él mismo define como su «disco definitivo, el resumen de una vida», una obra compuesta junto a Gabriel Sopeña, el gran Sabino Méndez y el propio Igor Paskual, y que se incorpora de forma inmediata al legado sonoro del flequillo más famoso del Clot. Siempre de negro, y con su peculiar manejo del pie de micro, el Loco resiste al paso del tiempo con dignidad y cierta alevosía, con su perenne ademán de bravucón desafiante, y una incuestionable ética del espectáculo. Por eso es, y será, el último clásico.
Texto: David Lage
Foto: Marina Tomás
Vergonyosa crítica. El «Loco» es un «inautèntico», tal com es deia al Ruta fa uns 35 anys. Què hi farem. Els temps han canviat, és clar.
Vi su concierto en Palencia hace unos días: me sobra ‘actitud’ (del Loco y del guitar-hero que daba un poco de grima) y me falta buen sonido (que las guitarras suenen (había 3 pero nada aprovechadas), y que los temas míticos se reconozcan al menos). Por lo demás me emocionó en alguna ocasión, y eso no es poco hoy día