El apéndice del festival madrileño volvió a congregarnos en el Parque Tierno Galván, permitiéndonos volver a disfrutar de su anfiteatro y ese entorno tan festivalero pero bucólico. El ciclo contó con una interesante tanda de conciertos de ámbito nacional, en la que participaron bandas de todo tipo. Algunas muy noveles, otras en constante crecimiento, como es el caso de Cala Vento, otras veteranas, caso de los platenses El mató a un Policía Motorizado (en adelante EMAUPM).
Todavía a pleno sol, les tocó el turno a Cala Vento. Los de l’Empordà despacharon un repertorio festivalero, más al grano y sin matices de lo que suelen ofrecer en salas, adaptándose a lo que pedía el contexto. Empezaron con las dos primeras canciones de Balanceo (2019), para después hacer excursiones por sus otros dos discos, además del single «Teletecho», uno de sus mayores hits, aquí sin Amaral. Incluso, nos ofrecieron un adelanto del que será su cuarto disco. «Ya toca» dijeron. Cierto, toda vez superado (más o menos) el momento cumbre pandémico, toca que, aunque sea por un tiempo, el dúo catalán aparque su buen trabajo al frente de su propio sello, Montgrí (casa de Biznaga y Lagartija Nick, entre otros) para centrarse en su esperada nueva obra.
Ralentizaron el tempo en pos de una épica festivalera que aúpa sus, ya de por sí, cantables melodías, sin por ello amansar las fieras. Entre el público volaron vasos, hubo mosh-pit, stage-diving, etcétera. Una celebración musical que aúna emo, punk, screamo, rock y sobretodo, pop, más o menos disimulado. Su crecimiento no cesa.
Lo de EMAUPM es bastante remarcable. Vienen de La Plata, Argentina, pero han logrado hacerse un hueco no solo en España, sino en Europa, a base de canciones que tocan la fibra. Canciones marcadas por la senda del perdedor, pero también con sentido del humor. Su indie rock emotivo hace de la sencillez bandera. Y por eso conquista corazones, porque es honesto y no está innecesariamente sobreproducido o hinchado. Es lo que sale, tal cual sale. Ayuda, también, que los matices de estudio se puedan trasladar al directo gracias a una banda de seis miembros, que permite trufar su actuación de arreglos detallistas de sintetizador, percusión, etcétera.
Seguramente, la fragilidad que transmite la voz rota de Santiago Motorizado (estupenda en directo), ayude a alcanzar esas cotas de emoción que tanto calan allende fronteras argentinas. «Más o menos bien», «Mujeres bellas y fuertes» «Ahora imagino cosas»… La concatenación de pequeños grandes hits se sucedió durante un show de más de hora y media, en el que un buen sonido y una acertada iluminación ayudaron a meternos de lleno en su burbuja melancólica pero jovial. Bonita contradicción.
El apoyo de El Segell del Primavera supuso para EMAUPM el salto definitivo para asentar su «conquista» hispana, y desde entonces, no dejan de consolidarse, cosa que comprobamos en el Tierno Galván, a tenor de los cientos de fans que cantaban, emocionados, cada una de sus canciones. Ellos, tímidos, no podían evitar venirse arriba, ante una respuesta tan positiva y entusiasta.
Una gran noche en la que dos bandas de mucha calidad nos ofrecieron, una tras otra, una retahíla de canciones bien hechas. Canciones sin techo que demuestran que, más a allá de tendencias y hypes de turno, lo que prevalece es lo que sale de dentro, con pureza y con sentimiento. Y en eso, Cala Vento y EMAUPM son expertos.
Texto: Daniel González
Fotos: Adrián YR Photography