Explosivo e impactante, Jack White se marcó en el pasado Cruïlla la mejor actuación que un servidor le ha visto en Barcelona. Y van unas cuantas. Salió a matar, iniciando el show con un riff ruidoso y rotundo que puso las cosas en su sitio, y rápidamente puso de manifiesto que iba a conseguir su propósito. Más sonriente que en otras ocasiones, aprovechó la excelente banda que lo acompañaba, con la batería sobrenatural de Daru Jones que no paró quieto en todo el concierto, para no dar pausa a un respetable al que tema tras tema dejaba exhausto. Empezó, como todos sus últimos conciertos con «Taking Me Back» de su último disco, le dio a «Dead Leaves And The Dirty Ground», «Hotel Yorba» (celebradísima) o «Cannon», entre otras, de los White Stripes, y tiró de repertorio en solitario con «Lazaretto», «If I Die Tomorrow o «What’s Done Is Done». Sorprendió al no dejar «Seven Nation Army» para un final apoteósico, porque sabía que tenía ases bajo la manga. Estos eran «Steady As She Goes» de los Raconteurs, y dos más de los Stripes, «Catch Hell Blues» y «Ball And Biscuit». A ratos blues, a ratos psicodélico, a ratos hasta hip hop…Fue una apisonadora que llegó hasta a recordar puntualmente a Led Zeppelin en algunos pasajes ¿No se lo decía yo antes? Que salió a matar, y mató. Putos genios.
Texto: Edu Izquierdo
Foto: Sergi Fornols
