Tras dos anualidades en barbecho por la palmaria pandemia mundial que algunos zombies zumbados niegan, el bello y envidiable enclave de kobetamendi (monte Kobeta en lingua navarrorum), sito en la capital vizcaína, acogía su décimoquinta edición, contando con ciento quince mil asistentes de diversas nacionalidades planetarias, abandonando definitivamente el rock machote y dando apertura al Urban, los sonidos latinos y el producto avanzado vasco.
Con un calor propio de las Hurdes extremeñas, abrieron las tres fechas festivaleras las GINEBRAS, combo íntegramente femenino que, mixturando el pop yeyé, el garage reposadillo y algo de tontipop, y lanzando grandiosas soflamas queers o escandalizando con morreos a zoquetes y cayetanos reaccionarios, completaron un festivo bolo donde destacaron “Chico PUM”, “Todas mis Ex Tienen Novio” y el rock chuleta de “Con Altura”.
La californiana PHOEBE BRIDGERS era muy esperada por parte del público docto, no defraudando en absoluto, sino todo lo contrario, pues con una banda con vestimentas cadavéricas, navegaron por aquellos lagos ensoñadores donde flotaban los Triffids, los Sundays o Camera Obscura. Lamentablemente, no pudimos degustar el post-folk asturianu de LETICIA BASELGAS y RUBEN BADA (LR), pero si observar en la lejanía a gente bailando música astur con pandereta en todo un BBK Live. Nos sorprendió gratamente el chicano Ed Maverick que, con ecos a Lucio Battisti, Los Chorbos y la canción melódica hispánica, alcanzó cima con “Siempresstoypati”.
El neofolk cristalino de STELLA DONNELY brilló álgido en su versión del manido “Love is in the Air”. La valiente mutación discográfica cursada por ZAHARA con “Puta” y “Reputa”, también es plasmada con un epatante directo provocador, lascivo y pseudo cyber-punk, que carga poderoso contra conferencias episcopales y demás morralla neofalangista actual. Como también lo hace, de otra manera, más lírica, un Nacho Vegas que, bien secundado por las hachas de Joseba Irazoki y Alvaro Segovia y El Coru Antifascista Al Altu la Lleva, repasó su ultimo opus, acabando con sus coreados hits habituales.
PLACEBO otorgaron un set parco y lineal, lastrado por la ausencia de hits pretéritos, que ni el cover del hoy de moda “Running Up That Hill” de Kate Bush pudo salvar.
Murphy, con una pose de veterano central marcador en el ocaso de la tercera regional, dirigió serio y profesional a unos LCD SOUNDSYSTEM que, actualizando los bajos de Joy Division, los ritmos de Human League o Adam & The Ants, la majadería de los Contortions o los tonos repetitivos de un vanguardista John Cale, envolvió a la masa danzante en gran parte del set. Destacando “Dance Yrself Clean”, “No Love Lost” y “All My Friends”. Caribou, al que el líder de los Dictators, Handsome Dick Manitoba, obligó judicialmente a retirar su primerizo alias de Manitoba, y Moderat surcaron su pop electrónico con pericia pero, claro, sus sets devinieron en largos ladrillos para mentes no modernas. Menos mal que, el garage-pop de Mujeres y las estrambóticas versiones de Alizzz de “Un Buen Dia” de Los Planetas y “Antes de Morirme” de C.Tangana & Rosalía, revitalizaron de nuevo el ánimo.
El viernes, en los conciertos gratuitos matinales en la city, acudimos a degustar a LOS NIÑOS JESUS (del periodista Jordi Evole), combo de pub-rock (no en el sentido anglosajón del término) que contó con la colaboración del frontman de Lori Meyers en una canción (lo propio haría el reporter catalán por la tarde en el bolo de estos) y que acabó con un sentido homenaje a Pau Donés. La dilación de una hora en el comienzo de Los Parrots por problemas técnicos nos impidió ver su set.
Luego, ya en la montaña, nos moló el rock independiente noventero del power-trio YAWNERS, con su frontwoman, Elena Nieto, ataviada con la vestimenta típica de colegiala de Angus Young, llegando a la cima con “Island in the Sun” en el precioso escenario “Firestone”. Nos encantó la nueva joya del dream-pop vasco, VERDE PRATO. La ex SERPIENTE con reminiscencias a Extitxu e Itziar, lució embriagadora en el cover del “Pakean Utzi Arte” de los añorados Hertzainak. Su consigliere, Estefania Serrano (Plan B) anuncia inminente EP con versiones de Kortatu, Hertzainak y canticos clásicos vascos.
LORI MEYERS dieron un bolo “físico” y descomunal (guste o no guste su deriva). Los de Graná lucen un directo digno de bandón internacional. Verídico. El tiempo ha marchitado el poderío pretérito de unos SUPERGRASS al que únicamente salvaron las maravillosas “Alright” y “Pumping on your Stereo”. No alcanzamos a ver a Elijah Hewson, el hijo de Bono, de U2, quien lidera Inhaler, aunque varios de los presentes tildaron su bolo de correcto.
Teníamos muchas ganas de bautizarnos en el aquelarre CHILL MAFIA para escapar del aburrido y repetitivo rock actual, y no hubo arrepentimiento alguno en ello: los naburrikos otorgaron una ristra de estilos contemporáneos, una lírica bañada con sabia retranca y una actitud punk 2.0, que haría estar orgulloso a todo un Eskroto. El cover del “Gazte Arruntaren Koplak” del inmortal Xabier Lete, para un servidor, fue el “momento” del BBK 22.
Y, claro, después de esto, los KILLERS de Brandon Flowers parecen una banda de cervatillos indies jugando a las tragaperras en Las Vegas. Los gringos cursaron profesionales, ejecutando un mejor bolo que en su anterior comparecencia. Brillaron en sus hits “Somebody Told Me” y “Human”.
El belga STROMAE deleitó con su amalgama de recursos sonoros en por ejemplo “Santé” o la emotiva y cantada a capella “Mon Amour”. La gran sorpresa del festival.
BOMBA ESTEREO promulgaron el baile con esa mezcolanza de cumbia modernizada, ritmos latinos y electro-rock. Triunfaron, como viene siendo habitual, con “Fuego”. Dorian condujeron profesionales con su pop electrónico, pero su hábitat natural era la carpa y no el escenario Txiki donde les programaron.
El día de cierre, comenzaron CARIÑO, consiguiendo una comunión constante con su parroquia. RIGOBERTA BANDINI, contra pronóstico (al igual que Zahara y Lori Meyers) rayó a la perfección con himnos feministas y rojeras del calibre de “Mama”, “Perra” o el “Así Bailaba”, contando este con la sorpresiva colaboración de la navarrica AMAIA. Paula Ribó y su embarazadísima prima Memé, junto a sus bailarinas, regalaron una disfrutable verbena popular llena de poderío y clase. Asombroso. Sin trucos fáciles para epatar a las masas.
NATHY PELUSO, CAROLINA DURANTE Y BULEGO, nos narraron que nadaron a su altura habitual. Sin duda alguna, los triunfadores de la presente edición del festival bilbotarra fueron, por elegancia, savoir faire y exhibición de enormes concatenados hits, el duo ochentero de dance music, PET SHOP BOYS. Quizá el otro momento cumbre de esta edición fue su interpretación del “West End Girls” y el “Being Boring”.
El colombiano J BALVIN congregó a miles de fans enfervorecidos por las ejecuciones de hits adornadas por percusiones tribales y bajos retumbantes. Destacaron “Con altura” (canción conjunta con Rosalía), “Ritmo (Bad Boys for Life)” (versioneada con éxito porThe Black Eyed Peas) y “La canción”.
Maya Arulpragasam, la británica de origen ceilandés que comanda M.I.A, ayudada por innumerables coristas y bailarinas (dos catalanas y una jienense entre ellas) arrasó el segundo gran escenario con esa mixtura de afrobeat, hip hop y electro, epatando con “Pull Up the People” y “Galang”. Al igual que lo hizo PEACHES en la gigantesca carpa. Gran edición.
Texto: Aitor Bakaikoa
Fotos: Dena Flows
de un directo ateniéndonos a las aptitudes instrumentales o vocales demostradas sobre las tablas. Hay otros factores. Ahí está M.I.A., por ejemplo, que lo petó en el escenario dos sin ni siquiera llevar DJ. Bases sonando «por arte de magia», ocho coristas y varias bailarinas fueron suficiente para que la británica de origen ceilandés mostrara que el «flow» puede ser tan importante como cualquier otro aspecto. ¿Habría sido mejor «Paper Planes» con una orquesta detrás? ¿O qué me decís de «Born Free», que no sería nada sin el sampleado de Suicide…? «Bucky Done Gun», «Pull Up the People», «Galang»…. Maya Arulpragasam no se dejó nada en el tintero, desde luego.
M.I.A.: Pull up the people! // Alba Rupérez
Comentado ya lo que vimos tras cruzar la medianoche (con M.I.A. y J Balvin), turno para Four Tet en el escenario San Miguel o Peaches en el Beefeater, la carpa. Veníamos de perrear, recordad, así que necesitábamos algo con lo que seguir bailando, pero en un registro bien diferente, que las caderas tampoco están para demasiados trotes. El electroclash de la canadiense ganó la partida, sabedores de que sería bastante más macarra. Lo fue. A ratos más electrónica, a ratos más rockera (o metalera), Merrill Beth Nisker, en compañía de batería y guitarrista (en realidad, una de sus cuatro bailarinas) liaron una muy gorda, no apta para horarios infantiles ni publicaciones en Facebook e Instagram. Reivindicando el cuerpo femenino, la vagina y la libertad de hacer con todo ello lo que a una le venga en gana, Peaches también puso de relieve los 20 años pasados desde su fantástico «The Teaches of Peaches» con canciones como «AA XXX» o «Rock Show», sin olvidar «Fuck The Pain Away», recientemente resucitada por Netflix en la serie «Sex Education».
Hubo despelote y coreografías explícitas, crowd surfing, escalada a la estructura del escenario, consignas proabortistas, baile, sudor, diversidad y buen rollo. Fue la versión punk de Rigoberta Bandini.
Tras ella, Romy, la cantante de The xx se puso tras lo platos de la carpa para hacernos bailar con ritmos bastante gruesos y, tras ella, fin de fiesta en Basoa con John Talabot a los mandos del bosque. Se nos hizo de día en un festival para el recuerdo, tras dos años ciertamente aciagos.
Basoa, el bosque animado // Macaminfer
Una 15ª edición sin inconvenientes de calado más allá de los problemas con las pulseras cashless de aquellos que se habían acogido a una promoción especial de 60 euros que, simplemente, no existían una vez en el recinto, con el consiguiente cabreo y pertinente reclamación en la cola de Incidencias. Más allá de eso, un festival bien organizado y bastante cómodo, a pesar del kilómetro de subida desde el parking de autobuses de la antigua Beyena (es lo que toca, ante la falta de espacio arriba) y de algunos colapsos en hora punta (para paliarlos, este año se estrenó un sistema de bus extra, de pago, con reserva horaria por 1,50€).
Eso sí. Las cañas a 5 euros y las aguas a 3€, completamente desorbitadas. Y es que beber (y comer) ha sido especialmente caro este año en el festival. Una pena, porque no podemos poner muchos más peros cuando por ejemplo los baños tienen luz, agua corriente, jabón, papel y limpieza casi constante durante todas las horas de festival (bueno, entramos a los de Basoa de madrugada y casi no lo contamos). ¡Pero es que cualquiera sacaba una ronda de chupitos para la cuadrilla a 5 eurazos el trago…! Joer con la inflación.
Bilbao BBK Live 2023 se celebrará los días 6, 7 y 8 de julio. Más información en www.bilbaobbklive.com.