Staytons es una de las grandes promesas del panorama musical. Un grupo fresco, directo y pegadizo que a través de canciones muy radiofórmula consiguen acercarse a ritmos ligados al dance, el indie o al disco funk. Sus miembros, que apenas superan los veintiún años, se han abierto camino en festivales como el DCODE, el Mad Cool o el Sonorama Ribera.
Hace apenas unos meses han presentado su nuevo trabajo, Lo Que Siempre Has Querido. Un disco en el que mezclan el inglés y el castellano para mostrarnos una propuesta muy propia. Once canciones llenas de personalidad en las que apenas superan los tres minutos de duración. Rápido y al pie.
Es todo un placer hablar con vosotros. Lo primero de todo, ¿quiénes son Staytons?
Somos cinco amigos asturianos que tienen un grupo que hace rock bailable. Nunca fuimos un conjunto de versiones, nuestro principal objetivo es hacer buenas canciones. Este nuevo disco está compuesto entre los cinco, estamos encantados con la recepción y la presencia que está teniendo entre los oyentes y los medios. Nunca nadie cargó una furgo con una sonrisa tan grande en la cara.
Lo cierto, es que desde muy jóvenes ya empezasteis en proyectos musicales. Es más, algunos de vosotros os conocéis desde el conservatorio.
Tuvimos la suerte de venir de casas muy musicales, nuestros padres nos dieron grandes dosis de cultura. En mi caso, mi madre es estadounidense y desde muy pequeño me metió dentro el veneno de James Brown y Billy Joel. Todo me viene de ahí, de ese sustrato, de todas esas dosis de música americana y negra.
El nombre de vuestro grupo viene de una pequeña ciudad del Estado de Oregón, de donde es parte de tu familia. ¿Por qué este homenaje?
Sí, ahí nació mi abuelo, allí vivió mi madre … Aunque yo nunca he vivido allí, sí que he pasado largas temporadas. Nos encariñamos con el nombre para justificar que nuestras primeras canciones estuvieran en inglés. Además, encontramos un cierto paralelismo entre Stayton y Villaviciosa. Ambas son ciudades pequeñas que tienen mucha música y cultura, ya no hace falta estar en las grandes metrópolis para poder hacer música.
Podríamos decir que la geografía ya no tiene tanto peso a la hora de crecer musicalmente, pero sigue siendo un elemento clave para poder desarrollar un proyecto musical.
El hecho de poder hacer música y tener un proyecto en pequeños núcleos de población es algo increíble, y sobre todo la posibilidad que tenemos ahora de poder consumirla. Hay que potenciar la creación de nuevos grupos, da igual donde estén viviendo. Es necesario que haya lugares para ensayar, bares para tocar … Ese tipo de infraestructuras deben existir y se deben fomentar. Esos sitios donde tocas tus primeros acordes y te reúnes con tus amigos son los lugares que a la larga permiten a los grupos despegar.
Justo de esos primeros acordes salió vuestro primer disco en el 2018, Singularity. Un álbum que os llevó a conquistar numerosos premios y a participar en festivales como el Sonorama o el Mad Cool.
No nos lo podíamos ni imaginar. Nos pasaron cosas muy buenas en muy poco tiempo. Hemos podido tocar en escenarios como el de la Plaza del Trigo, que más que un escenario es un trampolín. Ambos festivales fueron mágicos para nosotros. Una oportunidad increíble.
Tras ese disco, vino vuestro EP Kid Stuff (2019). En este proyecto encontramos vuestra primera canción en castellano. Ahora, en vuestro último trabajo, Lo que siempre has querido (2022), compagináis ambos idiomas. ¿Cómo habéis vivido ese cambio?
Fue un quebradero de cabeza. Se nota mucho la diferencia entre componer en inglés y en español. El castellano tiene unos fonemas distintos y las influencias musicales son diferentes. Creo que en inglés es un poco más fácil …
Encontrar como hacer música bailable, con herencia americana, y que sea legítimamente en español, es decir, que no sea una traducción de una letra, ha sido un proyecto de gran envergadura. Sobre todo, hemos ido a buscar influencias en grupos latinoamericanos que han sabido crear una especie de funk disco en castellano de gran calidad.
El primer single que salió ya anunciaba este cambio de estilo, tanto de influencias como de creación. Además, el disco se grabó en dos sesiones con un año de diferencia entre cada una de ellas. Ha sido un disco muy meditado, pero no por una voluntad propia.
Cuando volvimos retocamos algunas de las grabaciones de la tanda anterior. Es un disco muy masticado, por eso las canciones son tan cortas. Ha quedado exclusivamente lo esencial.
Además, a los mandos de la producción se encuentra Igor Paskual, un referente en nuestro país.
Sí, hemos tenido la suerte de que ha sido nuestro productor desde el primer momento. Gran parte del “éxito” ha sido gracias a su forma de trabajar. Es un camaleón que sabe imprimir su firma en cada uno de los proyectos en los que trabaja, sabe conducirte a la perfección. También ha trabajado con nosotros en este disco Dani Sevillano como ingeniero y mezclador, con un papel más evidente en los instrumentos virtuales. Entre los dos han creado un producto híbrido de lo más interesante.
Algo que me ha sorprendido es que ninguna de las canciones supera los tres minutos de duración, y todas ellas tienen unos estribillos pegadizos y bailables. Un claro ejemplo de cómo la música se está acortando cada vez más en estos momentos.
Excepto la canción «Mientras haya baile», y lo hace por muy poquito. Todas las canciones rondan los dos minutos de duración. Además, hemos planteado el disco como una unión de singles, algo que viene dado por la manera de consumir música hoy en día, algo muy parecido a lo que ocurría a mediados de los sesenta.
Desde luego no es un disco conceptual, ni tampoco un disco que tengas que escuchar entero para poder comprenderlo. La mayoría de la gente escucha canciones sueltas y los artistas respondemos a esa demanda. Canciones cortas que se puedan colar en radios y listas de Spotify. Ya no hay géneros musicales, hay playlists (risas).
Texto: Víctor Terrazas Chamorro
