Sería injusto pedir a un grupo que no cambie, que permanezca en el círculo de confort que a nosotros nos gusta y, en definitiva, que no persiga su propia evolución. También sería ilógico y hasta aburrido. El quinteto —antes trío— de Portland, Oregón, vuelve a elevarnos de la silla y lo hace a base de procedimientos inesperados. Ya se notaba cierto cambio en sus últimos lanzamientos, pasando del stoner-rock y doom-metal de sus inicios al progresivo y la psicodelia en general, pero el de este nuevo trabajo es un terreno totalmente virgen para la agrupación: guitarras acústicas, flauta, mucha percusión, aunque la misma intención psicodelizadora, la de invitarnos e incluso empujarnos a un trance distinto al que nos tenían acostumbrados. Es un disco de folk psicodélico —puede hacernos pensar en Fairport Convention o en The Incredible String Band— interesante de por sí y con dos momentos expansivos y subrayables, la jipiesca «Rhythm on the Ground 1-4» y la gloria contenida dentro de «Reflection».
JON BILBAO
