Da la sensación de que la formación actual de Purple —añadimos aquí a Bob Ezrin, cuarto disco consecutivo que les produce—, se lo ha pasado en grande grabando esta colección de versiones que sorprende por no ser lo esperado: Little Feat, Mitch Ryder, Bob Seger, Lonnie Donegan, Ray Charles… Hay también Cream y Yardbirds, incluso el «7 and 7 Is» de Love, que todo grupo de revival garaje hizo en los ochenta. Esta última es lo más acertado, llevando la canción a un terreno inspirador y visceral que, por momentos, recuerda a la fogosidad de In Rock. Ahora, el disco carece de chispa relevante. Y el motivo responde a la baja intensidad de Ian Gillan en sus interpretaciones. Todo raya en el mismo tono, sin subidas ni bajadas. Es como si el tipo, en lugar de cantar, conversara sobre esas canciones. Es mayor y lleva tiempo acusando afonía. Pero esta es una grabación de estudio, no un concierto. Podía haber imprimido un poco de emoción. Disco anecdótico que recibimos con una sonrisa de complicidad.
SERGIO MARTOS