No apuntaba maneras la cosa en cuanto a afluencia de público, principios de verano y con la retahíla de festivales en plena ebullición. Con lo que un concierto en sala parecía que pudiera pinchar, pero al final se registró bastante buena entrada con una sala no a tope pero con una asistencia más que generosa. Y de esta buena guisa y ya con bastante público fluyendo salieron a escena los encargados de inaugurar la velada; Meows’n’Biscuit. Que como su propio nombre indica es la unión de componentes de seminales bandas locales como son Biscuit y The Meows, aunque algún Deadyard se coló en la fiesta. Durante cuarenta minutos mostraron sus tablas y profesionalidad con sus arrebatos garajeros y rockandroleros, la gente les jaleó como veteranos que son y nadie se quejó, buen entrante de músicos con solera y que nos dejan a la espera de si esta fusión puede ir a más.
Poco después tomaron posiciones las estrellas de la velada y se palpaba en el ambiente que había muchas ganas de volver a verles. Empezaron un poco tibios pero pronto se sintieron cómodos y empezaron a desgranar su mezcolanza de rock, blues y soul. Una de las primeras cosas de las que uno se percataba es que nos encontramos a unos BellRays más sobrios, menos furiosos…pero que a la vez han ganado en matices y profundidad, pero por supuesto sin renunciar nunca a su estilo, de hecho Lisa Kekaula no dejó de increpar a algunos de los asistentes un poco parados que esa noche lo que estaban viendo era un concierto de rock. Por supuesto Lisa sigue siendo el eje focal que vertebra los conciertos; cantó como siempre dejándose el alma y por supuesto también se dio algún que otro paseo entre el público para demostrar esa fuerza primaria que siempre le ha caracterizado, y además impecables sus interpretaciones de «I Can’t Hide», «C’Mon» o «Shake Your Shake».
Por otro lado Bob Vennum con su guitarra se mostró también menos acelerado pero trabajando mucho las canciones lo que daba un plus cuando tomaba el centro del escenario. Estupendo inicio para la gira española y también estupendo reencuentro con una banda que tantas veladas enérgicas nos han dado a lo largo de los años. Lo dicho, menos inmediatos pero con más matices e incluso más coloridos. Pero siguen siendo ese remedio óptimo para cualquier noche anodina en la que uno no tiene nada que hacer. Que sigan viniendo, por favor. Nunca serán pasto de la gran masa festivalera pero las salas y el público les seguimos necesitando.
Texto: Xavi Martínez
Fotos: Marina Tomás