Teníamos muchas ganas de recuperar la fiesta del Surforama en todo su esplendor después de dos años de cancelaciones y una edición forzosamente reducida. Y es que con el cartel de este año el éxito estaba asegurado: la ubicación poligonera de la Sala Repvblica no iba a impedir que nos sintiéramos desubicados. No nos habíamos equivocado de fiesta.
Los valencianos Mamvt y los franceses The Wave Chargers abrieron la jornada del viernes 27 bajo el signo del surf rock, convenientemente animada por el MC de esta edición, Fran Creyente, transformado en el Reverendo, que tanto repartía insignias de Bo Diddley como lingotazos de brebajes varios! La Fundación Francisco Frankenstein invocó al espíritu Ramoniano, combinado con su infalible socarronería, y ya se montó la fiesta. Podríamos calificar de torbellino el paso de The Schizophonics por el escenario: ni un momento de respiro y con un Pat Beers poseído por James Brown. Los de San Diego arrasaron con su garage rock hipervitaminado, dejando paso a uno de los platos fuertes del festival, Los Straitjackets. Poco podemos añadir a estas alturas sobre la banda escondida bajo máscaras de lucha libre mexicana. Eddie Angel y los suyos cumplieron con los entregados fans (algunos practicantes de stage diving) y ofrecieron su habitual mezcla de temas propios y versiones, canción de Titanic incluida. Los alemanes Ray Collins’ Hot Club recogieron el testigo con swing y elegancia. De repente, nos transportaron a los años 40 con una perfección musical asombrosa, algo digno de ver, escuchar… y bailar! Un colofón inmejorable para la primera jornada.
El sábado 28 empezó a mediodía en La Pèrgola, un emplazamiento modernista de la zona de La Marina, ideal para una de las sorpresas del festival: la Societat Musical Poblats Marítims transformada para la ocasión en la Surforama Orchestra. Pérez Prado, Henry Mancini o Dick Dale se fusionaron en un repertorio que contó con la aparición estelar de Eddie Angel y de Andreas Kollenbroich en un par de temas. Fue una oportunidad para disfrutar de estos clásicos con unos arreglos portentosos y unas interpretaciones excelentes. Merecerían una presencia fija en las próximas ediciones. Los bilbaínos Micky & The Buzz, con su tremendo rockabilly y rhythm and blues con actitud, continuaron la fiesta con parte del público bajo un sol de justicia, que buscaba la poca sombra disponible. Tal soleado ambiente no pareció importarle a Hombre Lobo Internacional, una one wolfman band que con su cavernosa voz nos trasladó a una noche de luna llena.
De vuelta a la Sala Repvblicca, nos esperaban los valencianos Chewbacca’s y su implacable surf galáctico, interpretado con total precisión. El Rhythm & blues salvaje de The Rhythm Treasures, desde Barcelona y con la carismática Myriam Swanson al frente, anticipó una noche dominada por frontwomans. La Perra Blanco se metieron al público en el bolsillo gracias al descaro y al talento de Alba Blanco. Este trío de rockabilly de Cádiz se convirtió por méritos propios en una de las sensaciones del festival. No se quedó corto el dúo The Courettes. Flavia y Martin Couri (guitarra y batería), dominaron la escena con su garage rock infeccioso y bien saturado de fuzz. Tuvo que venir Ben Vaughn para calmar el ambiente y recordarnos que en Surforama también hay espacio para leyendas de su calibre. Esta vez, nos volvimos a trasladar en el espacio-tiempo, esta vez a un bar en una carretera perdida. El venerable quinteto nos regaló un concierto muy agradable, con un repertorio bien equilibrado y donde no faltó el recuerdo a Alan Vega. Por último, The Neanderthals y su divertida propuesta garantizaron un final festivo para una edición inolvidable.
Surforama ha vuelto: el mejor curso acelerado de rock and roll en directo. ¡Aleluya!
Texto y fotos: Josep Calle