Han querido los dioses que este sea mi primer concierto en más de dos años, y en Polonia. La segunda fecha de la sección europea de la gira de despedida The End Of The Road -esta vez si les creo- encuentra a nuestros enmascarados favoritos en una razonable buena forma. Lee y calienta motores para sus próximos conciertos en España en el Rockfest Barcelona y el 3 de julio en el Wizink de Madrid. Paul Stanley canta mejor que la última vez, aunque sigue exponiéndose innecesariamente en momentos populistas. Gene Simmons es la demoníaca ancla de todo esto, y Tommy Thayer y Eric Singer cumplen su rol con eficiencia. Lo mejor del set son las adiciones de los 80’s («War Machine», «Tears Are Falling» «Heaven’s On Fire») e irresistibles inocentes gemas de los 70’ como «Do You Love Me?». Bien se podrían ahorrar cosas como «Psycho Circus» o «Say Yeah», cuando hay todo un baúl de clásicos esperando. Pero las quejas son pocas. Una tormenta de confetti cae en el Grand Finale de «Rock and Roll All Nite», y uno no puede evitar pensar que efectivamente este es el final del camino, y que el testamento vital de Kiss es mucho mayor que sus personalidades. Un grupo así no podría surgir hoy en días de cultura de cancelación y correción política, con sus épicos himnos a la pistola del amor, al sexo oral y llamadas al Doctor Amor. Pocos artistas pueden ser tan balsámicos y terapeuticos como Kiss, durante décadas, capaces de enviar a todo el mundo a casa con una sonrisa en la cara cantando «God Gave Rock and Roll To You». La felicidad es el legado.
Texto: Daniel Renna
Foto: Dena Flows
