Encuentros

Salvaje Lola, exprimiendo el tiempo que nos queda

Salvaje Lola se presentan en sociedad con el enérgico rompecaderas Que no, un cóctel de melodías pop, fuzz y riffs multicolores, contagiosos estribillos y luminoso rock n’ roll en vena. De Tequila a Los Ronaldos, pasando por unos Stones sureños de vuelta de Los Caños de Meca y hasta arriba de vino de Chiclana y camarones.

 

¿Cómo se fragua el proyecto y de dónde venís musicalmente cada uno?

Guille: Empecé a sentir el gusanillo a principios de 2019. Había cerrado mi etapa con la banda con la que saqué mis dos primeros discos como Guillermo Alvah y Los Predicadores, y publiqué un EP de country folk en castellano junto a Mario Cobo en enero de 2019, pero las ganas de tener una formación eléctrica estaban ahí y las canciones se acumulaban. Durante la segunda mitad de ese año y principios de 2020 estuve trabajando en una primera tanda de canciones junto a Álvaro Marabot, que ya no sigue con nosotros, y cuando todos nos íbamos a meter en el local de ensayo llegó la pandemia. La banda la formamos actualmente Fran García Gil al bajo y Adrián Ramírez a la batería, aparte de un servidor, junto a Jaime Hortelano, que viene con nosotros en directo a los teclados. Fran y Adri habían cerrado también su anterior banda, Smokers Die Young, un proyecto de rock alternativo y post grunge con el que habían tocado por media España y que funcionaba muy bien. El cantante se fue y casi a la vez contactamos con ellos, caído del cielo. Cuando acabó el confinamiento empezamos a ensayar y nos activamos formalmente.

¿Cómo definiríais el sonido de Salvaje Lola?

Nosotros siempre decimos que hacemos rock and roll y power pop en castellano, aunque nos ponemos garajeros con mucha facilidad porque nos encanta darle fuerte. La sección rítmica es tremenda y no tenemos miedo al volumen. Hay un puntito glam en coros y armonías en general. Aunque los referentes son relativamente clásicos, no somos estrictamente vintage en cuanto a concepto. Adri por ejemplo es un batería bastante moderno en sonido, pegada y referentes. Queremos que el sonido sea fresco y actual.

¿Qué grupos tenéis como referentes en la banda?

Aunque cada uno venimos de nuestras movidas, como eje central en el local se habla mucho de The Beatles, The Jam, The Clash, The Strokes, Queen, las primeras cosas de Wilco o The Hellacopters. En castellano nos molan mucho Biznaga, Sexy Zebras, Garbayo o Cala Vento. También flipamos con los Sidonie más psicodélicos.

Os estrenáis con Que no, diez pistas incendiarias cargadas de power pop y rock n’ roll desenfadado. ¿Cómo ha sido el proceso de composición de este flamante LP debut?

Las canciones, por lo menos en este disco, las he traído yo todas al local, más o menos desarrolladas, dependiendo del caso. Me considero compositor y autor por encima de otros roles, el trabajo creativo es el que me tomo más en serio y al que dedico más tiempo y amor. Tanto Fran como Adri y Álvaro han ido aportando sus cosas en el proceso, con lo que ganamos en riqueza y perspectiva. La primera tanda la trabajé más con Álvaro y la segunda tanda más con Adri y Fran, y encontramos un bonito equilibrio.

De la “Lola” de los Kinks, a la faraona Lola Flores, empoderamiento femenino por bandera y nombre, ¿no? ¿Cómo nace el nombre de Salvaje Lola?

Pues realmente, la cosa del nombre fue un bonito quebradero de cabeza. La idea inicial era llamarnos Wild Colegas, pero empezamos a no tenerlo claro y dimos rienda suelta a un brainstorming infernal que duró casi todo el verano. Lo de Lola fue cosa mía porque me parecía que fonéticamente era super sencillo, que siempre ayuda, y a la vez es un concepto muy pop, muy flamenco, muy femenino, muy andaluz, con garra. Por supuesto también pensaba en los Kinks (risas).

Un día Adri llegó al local con el nombre completo, votamos y se quedó. Yo siempre digo que Salvaje Lola es esa chica que ves en una sala, en un concierto de rock, se sabe el repertorio, disfruta el show, sabe más de música que tú y bebe más que tú. Así que sí, estabas en lo cierto. Aplauso al entrevistador.

Centrándonos en el disco, abrís disparando a quemarropa con “Esta ciudad”, uno de los cortes más incendiarios del lote. Habladnos de ese amor/odio por Madrid y de cómo se cocina este hit.

 

Durante finales de 2019 y principios de 2020 escuchaba mucho “Mesa para dos” de Lichis y Rubén Pozo, que me parece una obra de arte, y la idea salió un poco de ahí. Luego hay cierto aire a The Jam, a Los Zigarros nos dicen. La letra, la verdad, es que nació un poco de las ganas de volver a tocar en Madrid y respirar un poco la ciudad, que para un músico de provincias siempre tiene su glamour. Destilé un poco de mala baba irónica de manera natural y con cierta socarronería, pero sin acritud ninguna. Los gaditanos tenemos ese punto.

Le siguen dos temas más luminosos: la huida hacia adelante de “Ardiendo”, con cierto regusto al power pop de guitarras crujientes y melodías desenfrenadas de los también gaditanos y míticos Los hermanos Dalton, y esos amores que licuan corazones en “Amor en crudo”, con un pegadizo estribillo marca de la casa y una envolvente atmósfera pop; para pasar en el siguiente parpadeo a rocanrolear, botas de tacón cubano incluidas, con la rompe caderas “Pareja de baile”. Habladnos, please, de estos tres temas y de esa cualidad que parece innata en la banda: la de moveros sin complejos del pop al rock como peces en el agua.

Para empezar te agradezco el cumplido. Depende de como lo mires, pop y rock son, o fueron en los sesenta y setenta, las dos caras de una misma moneda. Los discos que más me gustan tienen esa dicotomía, si piensas en Revolver o Rubber soul, o si piensas en Being there de Wilco, Ziggy Stardust… Puedes rocanrolear, pero también hay espacio para otras historias, otras melodías y otras texturas. A mi me gusta ese viaje, y como compositor me sale natural. Me flipan AC/DC y Motorhead, pero yo no podría hacer lo que hacían ellos. Sobre las canciones que comentas, “Ardiendo” fue nuestro primer single y quizás es la canción que más nos define: tiene pegada, tiene melodía y tiene atmósfera.

“Pareja de baile” es uno de los cortes más estrictos estilísticamente del disco, pero al final te la comes y te ves disfrutando de un rock and roll en 2022 que no tiene nada malo, sino justamente al contrario. “Amor en crudo” por su parte es una de las canciones más delicadas en cuanto a composición y arreglos, y sí, probablemente la más pop, pero me encanta la luz que genera, creo que es una canción muy bonita.

Me encanta también el regusto clásico de “Si no existieras”, ese sabor a hard rock sureño con ecos de los M Clan más Black Crowes…

Gracias, de verdad. Al parecer hay algo de M-Clan por ahí, porque la gente nos lo dice mucho. A mí me encantan, vaya. Es una de las canciones más antiguas del lote y una de las letras más conseguidas. Cuando la escribí escuchaba mucho el Bobby Fuller died for your sins de Chuck Prophet. ¿Qué me dices de ese final psicodélico? ¿te lo esperabas? (risas)

De la canción titular, “Que no”, a las explosivas “Madrugada” y “Ascenderemos”, pasando por el fuego lento de “Queda mucho por bailar” o cazar premoniciones entre chicas vampiras, ataviados con gafas de sol por sí la madrugada se alarga en “Premonición”. Parece que muchas canciones del disco eclosionan de esas ganas de reconquistar el tiempo perdido que se nos debe, ¿no?

El tiempo perdido es una de mis obsesiones favoritas como ser humano, así que sí, estás en lo cierto. Aunque paradójicamente ninguna de esas canciones que comentas está inspirada en la pandemia. “Ascenderemos” es la única que empecé a componer durante el verano de 2020, de hecho creo que es la última en orden cronológico, aunque no la relaciono directamente con los acontecimientos. Por supuesto, puede que haya habido cierto flujo de energía a nivel subconsciente, pero la mayoría de las letras ya estaban cerradas con anterioridad.

Más que sobre el tiempo perdido, tratan sobre aprovechar el tiempo que nos queda; exprimir las ganas de vivir, disfrutar y pasarlo bien. Enamorarte, beber, bailar, follar, reír… Un día te pasa una desgracia y game over hermano.

Por último, para que aumenten las ganas de ver a Salvaje Lola muy pronto en concierto y festivales, ¿cómo os definiríais sobre las tablas?

En directo repartimos bastante leña para una banda de nuestras características. No hay miedo. Salimos con el cuchillo entre los dientes y como dice la canción “nos pondremos guapos y estaremos listos para volver a pulir cera”. Dejad que Salvaje Lola ilumine vuestros corazones y vuestros escenarios.

 

Texto: David Pérez

 

 

 

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