Antes que nada y para aquellos menos versados en las distintas escenas escandinavas, aclarar que hay unos Orkan en Noruega, que por lo visto le pegan al black metal a base de bien. No son estos. Hechas pues las aclaraciones, presentemos a los Orkan suecos (“las” Orkan sería más adecuado, pues el quinteto son cuatro mozas y un maromo, relegado a bajista) para quien no los descubriera hace cinco años con su debut. Un disco aquel, que puso sobre aviso a los adictos a los sonidos más retro, y al que ahora dan continuación con este segundo, recién editado.
Sin sorpresas, porque como ellos mismos comentan: “el viaje hacia Livsgaranti comenzó en 2017. Varias de las canciones del álbum se estrenaron en la fiesta de lanzamiento del álbum debut homónimo del mismo año. El proceso de sacar un disco siempre lleva más tiempo de lo que uno se imagina. Para cuando todo está listo, ya has escrito material para otro álbum”. Claro que no siempre hay una pequeña pandemia por medio, así que el álbum tuvo que quedar, como tantos otros, a la espera. Y hoy, que por fin podemos catarlo, resulta agradable constatar que todo sigue ahí, si acaso mejorado: el sonido vintage (en grabación, mezclas y demás tiraron enteramente por lo analógico), las pintas de neo hippies y esa peculiar mezcla entre pop 60’s y prog rock 70’s. A caballo entre ambas décadas, Orkan pasan una y otra vez del guateque al aquelarre sin que apenas te des cuenta. Riffs y pasajes instrumentales de lo más elaborado se dan la mano con melodías de una brillante ligereza, incluyendo saxos juguetones y unas voces que abrazan el folk nórdico sin ponerse, eso sí y demos gracias, excesivamente paganas.
En cuanto a la lírica no podemos explayarnos, pues el sueco uno lo lleva regular. Pero que las lenguas bárbaras no les predispongan a la contra. Aunque no se entienda qué puñetas dicen, la música de Orkan habla por sí sola. Y habla bien.
Eloy Pérez
