Javier H. Ayensa es caótico, eso lo sabe cualquiera que merodee a su alrededor. Y como tal lo es su música, sus enrevesados riffs, y esos solos tan torpes como imaginativos y brillantes. Esto, convertido en álbum, se me antoja irresistible. Olvídense de ejercicios de género, aún y cuando los parámetros en los que se mueve el tipo pueden resultar «clásicos». Lo que aquí encontramos son doce canciones muy especiales cortadas de forma inusual. De entrada, esa voz, canalla, maltrecha y muy centrada en «decir». La obvia referencia sería Dylan, pero no van por ahí los tiros.
Pero lo que más me atrae son los «pasajes inesperados», el factor X que pulula por las composiciones. ¡Un alto en el camino! Pulgares arriba para los colegas de parranda: el excepcional batería británico Jamie Shaw, cuyas lecturas en las canciones alzan la calidad de las mismas. Juancho López, el bajista más currante de toda la península; ya saben, Peralta, Dogo, Kurt Baker, Paul Collins… Y Hendrik Röver, observando desde la pecera de sus Guitar Town Recordings ubicados en Muriedas, Cantabria. Por añadir, Jon Clayton masterizó el álbum en Londres y Galli Martini puso coros y talento para la cubierta. De los textos interiores hablamos otro día, ¡no se entiende nada! Debe ser un idioma desconocido para todos. Bienvenidos al mundo caótico de Ayensa.
De vuelta al álbum, hay muchísimos pasajes alucinantes, tantos que habría que enumerar la mayoría de cortes. «Some Kind Of Grit», la canción de apertura, se presenta con un punteo tan rematadamente infantil que no hace más que sacarte una sonrisa. De ahí a la originalidad y genialidad sólo un segundo. El primer peso pesado llega con «Depression», tan descaradamente cruda que duele. Todo en el tema está perfectamente construido: las estrofas cargadas, unos puentes de enlace sorprendentes y el doblaje del tempo en los supuestos estribillos. Un tema redondo. Después, «Let Me Shout», vacilona y pegadiza, que sirve de lanzadera para otra de las canciones estrella del álbum: «Void», donde aparece el espectro de Hendrix del verano del 70, de cuando el genio estaba con canciones como «Drifting». La urgencia de «After Your Next Move» cierra la primera cara.
En el reverso siguen las buenas noticias. «Don’t Curse Your Luck» es un bonito medio tiempo, también «Unknown Highways». Claro, que definir estas canciones de meros «medios tiempos» sería rascar solo la superficie, pues la forma en que las composiciones cabalgan daría para exprimir un poco más el lápiz. «It’s About Time» es un buen rocker y mi colaboración favorita de cuantas realiza Galli con su voz. Pero la canción que destacaría en esta cara B es «A Goal», bella de estructura, de melodía y de interpretación; o lo que es igual, Ian Hunter yendo a San Francisco en el 67 y «dejándose» llevar.
Han pasado un puñado de años desde la aparición del disco debut de Javier, el también recomendable The Way We Are Wired, editado entonces a nombre de JHA Band. Estamos, pues, de enhorabuena con este regreso. The Dankoes, en honor al añorado Rick Danko, es el principio de otro proyecto, tan ilusionante como aquél, pero mejorado en las formas. Some Kind Of Grit llega en cd y vinilo con carpeta doble. Edita Folc Records. Ya saben todo lo que se debe saber. Van a editarse pocos discos en todo 2022 con esta carga emocional.
Texto: Sergio Martos